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Un Asunto De Estado Y Estilo

Un Asunto De Estado Y Estilo

Status: En proceso
Genre:Romance / Comedia / Amor prohibido / Cambio de Imagen / Polos opuestos enfrentados
Popularitas:15.7k
Nilai: 5
nombre de autor: @ngel@zul

Alejandro es un político cuya carrera va en ascenso, candidato a gobernador. Guapo, sexi, y también bastante recto y malhumorado.
Charlotte, la joven asistente de un afamado estilista, es auténtica, hermosa y sin pelos en la lengua.
Sus caminos se cruzaran por casualidad, y a partir de ese momento nada volverá a ser igual en sus vidas.

NovelToon tiene autorización de @ngel@zul para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Sensaciones incómodas

Capítulo 15: Sensaciones incómodas

​El autobús de la campaña estaba listo para partir hacia la segunda ciudad de la gira. El sol aún no asomaba, y la segunda mañana se sentía más pesada que la primera. Alejandro Montalbán, con su traje de corte impecable –de un sobrio azul marino–, revisaba su agenda y los documentos con los itinerarios con la misma seriedad que el día anterior, aunque un ligero cansancio se adivinaba en sus gestos. El equipo se movía entre el equipaje, con el bullicio contenido del que ya sabe lo que le espera en carretera.

​Charlie, con una coleta alta que desafiaba la formalidad del entorno, revisaba su cuaderno de notas. Su energía, sin embargo, parecía inagotable. Estaba planeando cómo explotar mejor los ángulos de cámara y la iluminación en el próximo evento.

​—Charlie —la llamó Marco, entregándole un termo de café que parecía recién hecho—. Segundo día de gira. Necesitas combustible.

​—¡Marco, eres mi salvador! —exclamó ella, aceptando el termo con ambas manos—.Gracias. Esto vale su peso en oro.

​Alejandro la observaba desde la puerta del autobús, la expresión medidamente seria. Charlotte, al notar su presencia, no pudo evitar un comentario ligero, dirigido más a sí misma que a él:

​—Y pensar que hoy logramos convencerlo de dejar el saco gris. Mañana, tal vez, una corbata que no evoque la hora del té…

​—Señorita Rossi —intervino Alejandro sin alzar la voz, con su habitual tono mesurado, pero con un atisbo de algo parecido a una sonrisa fugaz—. Me parece que sus comentarios matinales están afectando la concentración del equipo.

​—Sí, señor Montalbán, pero la concentración es más fácil de recuperar que la credibilidad si usted insiste en parecer el cobrador de impuestos. —contestó ella con rapidez, divertida por la tensión que sus palabras creaban.

​El equipo ya estaba acomodándose. Charlotte se sentó en un asiento doble junto al pasillo, sacando su tablet y revisando fotografías del día anterior, buscando puntos de mejora en el lenguaje corporal de Alejandro. Estaba totalmente enfocada.

​Marco, sin dudarlo, se sentó en el asiento contiguo.

​—Oye, Charlie. Ayer me contaste que te gusta pintar… ¿Qué tipo de cosas pintas? ¿Abstracto, realista?

​Charlotte levantó la vista, sorprendida por la pregunta que no tenía nada que ver con el itinerario ni con la opinión pública.

​—¡Vaya! Me gusta que te acuerdes. Pues verás, principalmente pinto escenas urbanas, gente en movimiento. Me encanta la idea de capturar la vida real, no los posados. Un poco como lo que hacemos aquí, pero sin tanta formalidad. ¿Y tú, Marco? ¿Qué haces cuando no estás en medio de candidaturas y actos políticos?

​—Yo… toco la guitarra. Soy fanático del jazz. —respondió él, distendido—. Es mi manera de relajarme del constante sonido de los teléfonos.

​—Me parece un plan increíblemente civilizado —dijo Charlie, asintiendo—. Necesitamos más jazz en esta campaña, y menos informes de prensa.

​La complicidad entre ellos era evidente. Alejandro la observaba desde el otro extremo del autobús, mientras fingía revisar unos documentos. La veía reír abiertamente, relajada, inclinándose hacia Marco para escucharle, sus gestos eran más amplios y libres. Sus ojos seguían cada uno de sus movimientos, analizando la química entre ellos con una intensidad que no le era habitual.

​Antes de bajarse en la segunda parada, Charlotte escuchó un murmullo entre Giulia y Paola. Sus voces eran bajas, pero lo suficiente para que el tono de desdén flotara en el aire:

​—Demasiado… cercana para un equipo profesional —susurró Giulia, con los labios apretados—. Se comporta como si estuviera de vacaciones, no de gira electoral.

​—Sí —añadió Paola, lanzando una mirada a Marco y Charlotte—. Con esa risa constante y esa familiaridad con los asistentes… Podría distraer al resto. Es una bomba de tiempo.

​Charlotte no escuchó las palabras exactas, pero Alejandro sí las captó de reojo. Su ceño se frunció, no por lo que decían de Charlotte, sino por la mezquindad del juicio. Quería ver cómo Charlotte se desenvolvía, sabiendo que su profesionalismo era intachable a pesar de su actitud relajada.

​La segunda parada de la gira era un mercado de agricultores, un lugar vibrante y concurrido. Alejandro bajó del autobús con el nuevo blazer de algodón que Charlotte había insistido en incorporar a su vestuario. Saludaba a los comerciantes con un tono más accesible, mientras ella lo seguía de cerca, observando el entorno.

​—Señor Montalbán —dijo en voz baja, ajustando con una mano la solapa de su chaqueta y con la otra señalando a un puesto de fruta—. Necesita interactuar con la gente. No un apretón de manos protocolario. Si puede tomar algo o preguntar por el precio, mejor. Muestre que le interesa lo que venden, no solo su voto.

​—Señorita Rossi —respondió él, arqueando una ceja—. ¿Debo convertirme ahora en un experto en calabacines?

​—Tiene que parecer uno —replicó ella con naturalidad y un punto de audacia—. La autoridad no tiene por qué ser aburrida. Si quiere conectar con la gente, un poco de teatro de la cercanía ayuda más que cualquier gesto calculado.

​Alejandro la miró con esa mezcla de exasperación y admiración profesional. Accedió a sus indicaciones. El resultado fue un pequeño éxito: cuando interactuó con los comerciantes, su apariencia más relajada, sumada a la cercanía que Charlotte le había forzado a adoptar, transmitía confianza y autenticidad.

​Charlotte no pudo evitar pensar en voz alta mientras le ajustaba el micrófono de solapa en medio del bullicio:

​—Por fin alguien que se da cuenta de que la gente de verdad necesita ver a una persona, no a un robot de discurso.

​Los comerciantes rieron, los medios tomaron fotos más espontáneas y Alejandro, aunque incómodo con la ligereza de la situación, se adaptó a la fluidez, siguiendo las indicaciones de Charlotte para usar gestos más abiertos.

​Durante el recorrido, Marco aprovechó un momento para invitar a Charlotte a un café.

​—Necesito cinco minutos lejos de todos estos números —dijo Marco, señalando su agenda—. ¿Vamos a tomar un café? Tienen un puesto artesanal increíble.

​Ella aceptó con entusiasmo.

—¡Me parece perfecto! Te cuento mis teorías conspirativas sobre la falta de informalidad en el guardarropa del candidato.

​Mientras tanto, Giulia y Paola la observaban desde un puesto de verduras, murmurando con indisimulado desagrado:

​—No sé cómo alguien puede mantener la compostura con esa… imprudencia. Parece que está coqueteando con todo el equipo.

​—Y aun así Alejandro no la despide. De hecho… parece que la tolera de una forma extraña —comentó Paola.

​Alejandro escuchó la conversación mientras probaba una muestra de queso artesanal. No hizo comentario alguno. Su atención estaba dividida entre el protocolo del evento y la forma en que Charlotte gestionaba todo con naturalidad, asegurándose de que él siempre estuviera bajo la mejor luz y en la mejor posición para las fotos.

​Al regresar al autobús, Charlie bromeó con Marco mientras recogían sus pertenencias:

​—Marco, si algún día quieres ser un experto en campañas, solo necesitas tres cosas: cafeína, paciencia infinita y una compañera que te cuente chistes malos. Es mi manera de mantenerte cuerdo.

​—Tomaré nota —respondió él, riendo—. Pero creo que ya estoy acostumbrado a tus comentarios... explosivos.

​Charlotte rió y sacudió la cabeza:

​—No te preocupes. Es un talento natural, como el del jefe para llevar corbatas grises. Pero, como ves, hasta él puede cambiar.

​El resto del equipo comenzó a subir al autobús. Alejandro la siguió con la mirada una vez más. Había algo en la forma en que Charlotte se movía, directa y segura, que lo hacía reconsiderar los límites de su propia conducta: la espontaneidad de sus comentarios, la manera en que lograba que todos los presentes se sintieran más cómodos sin perder el enfoque.

​Durante el viaje hacia la siguiente ciudad, Charlie aprovechó para interactuar con Marco. Sacó una pequeña libreta y le enseñó un boceto rápido de una escena urbana que había capturado la tarde anterior.

​—Mira, esto lo pinté ayer —le dijo en voz baja—. Es una anciana en el parque, alimentando a las palomas. Mucho más interesante que revisar discursos.

​Marco se inclinó para ver el dibujo, olvidando por completo el entorno.

—Wow, Charlie, es realmente bueno. Capturas la vida de una forma muy real.

​—Gracias, Marco. A veces necesito recordar que hay cosas más importantes que la luz y el ángulo correcto —dijo ella, cerrando la libreta con un gesto de liberación.

​En un momento, mientras organizaba la documentación en su regazo, Giulia murmuró a Paola:

​—No sé cuánto tiempo más podremos soportar esta falta de seriedad en el equipo. Parecen dos estudiantes en el recreo.

​—Sí —respondió Paola, inclinándose—. Pero él la tolera. Eso es lo que me desconcierta.

​Alejandro escuchó nuevamente. Observó a Charlotte un instante, la libreta sobre su regazo. Su rostro, sin la máscara profesional, era notablemente más juvenil y vivo.

​Ese día terminó con Charlotte revisando la agenda de la gira, haciendo notas para la siguiente parada y sintiéndose genuinamente contenta de haber tenido un momento de distensión con Marco. Mientras se acomodaba en su asiento, murmuró para sí:

​—Necesito que la próxima parada tenga una buena cafetería y un puesto de cuadros.

​Alejandro, sentado frente a ella, no hizo comentario alguno. Solo la observó un instante más antes de volver a revisar los documentos del viaje. Para él, aquella muchacha estaba demostrando que podía sobrevivir en un entorno lleno de egos, reglas y expectativas sin perder su carácter. Y, aunque no lo admitiría, verla tan cómoda y real con Marco le generaba una sensación… interesante y vagamente incómoda.

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Melisuga
Alejandro debería decirle sobre esas clausulas ya firmadas a Charlie. Ella no puede enterarse cuando lo vea abrazado a la hija de la familia que financió su campaña. Sería demasiado doloroso. Definitivamente, no auguro que ellos terminen juntos, a corto ni a largo plazo.
Suleima Dominguez Guzman
gracias Angeluz por este súper capítulo
Mine Romero
Muchas gracias por actualizar, espero pronto nos puedas regalar más capítulos, muchas gracias 👏👏👏😊😊
viviana sosa
Me parece creible y mejor escrito que muchos de ya leídos
@ngel @zul: Muchas gracias por leer y calificar.
total 1 replies
Belkis Yepez
no entiendo por qué tanto drama que el candidato tenga pareja? es casado ? por qué tienen terror que los descubran ?
@ngel @zul: Solo espera un par de capítulos más y sabrás el motivo.
total 1 replies
Melisuga
Y su mayor enemiga es, precisamente, la jefa de campaña de Alejandro.
Marshaan Sanchez
esto es lo que no me gusta mate el tigre y no sabe que hacer con el cuero 😈así quien no tira la toalla 💋😈
Suleima Dominguez Guzman: gracias Angeluz por este capítulo excelente novela
total 1 replies
Marshaan Sanchez
Dios mío que manera de describir cada momento de cada persona que en el capítulo intervienen sus gestos sus hasta sus pequeños tiz de nerviosos es admirable como nos conectan con la imaginación magnífico eres genial y excelente mis más sinceros agradecimiento por tan maravilloso novela
Mine Romero
Excelente novela gracias por actualizar 😊👏👏
Marshaan Sanchez
no cada capítulo te luces con tu talento y como haces que yo viva cada encuentro de ellos que son clandestino que a un no pueden gritar ese sentimiento pero yo amo como describes ,ese sentimiento que es amor
Mine Romero
Muchas gracias por actualizar, excelente novela 👏👏👏
Sorany Quintero Bernal
que novelas pegajosas no puedo dejar leer
Melisuga
Al final, el mayor enemigo de Alejandro está justo a su lado: la envidiosa de Giulia.
Marshaan Sanchez
excelente capítulo pero quedamos como En el debate te zas imaginando que sucederá con esa 🐍venenosa ,envidiosa ,y enten lleno de mal 😈
Mine Romero
Está súper interesante, muchas gracias por actualizar 😊 👏👏
Marshaan Sanchez
en que angustia nos a dejado mi querida escritora esperar que 🐍vierta veneno y lo ame nace para que la deje por la campaña y la gobernación sin duda el próximo capítulo estará de muerte lenta hay veremos de que tamaño es su amor por ella o el me quedo con muchas ansias 😘
Mine Romero
Muchas gracias por actualizar, me encanta la novela, eres excelente escritora 👏👏👏
Marshaan Sanchez
está 🐍me tiene con los cabellos de punta metida y pasada está como un gas inoportuna 😈
Marshaan Sanchez
😘 sencilla mente aposiona te tiene en una magia que hace que tu imaginación viva ese amor clandestino ojo siendo libres para amarse con libertad 💋
JOGXANDY BELLO
No entiendo a Guila, estara celosa ?? del resto que le interesa cin quuen anda alejandro.!!
Marshaan Sanchez: de acuerdo desde cuándo una colaborado se vuelve una chaperona hasta tal punto de cuidarle la anaconda al candidato esa será la típica tóxica que pereza
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