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El Rezo Del Cuervo

El Rezo Del Cuervo

Status: En proceso
Genre:Traiciones y engaños / Síndrome de Estocolmo / Amor-odio / Atracción entre enemigos / Pareja destinada / Familias enemistadas
Popularitas:5.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Laara

La cárcel más peligrosa no se mide en rejas ni barrotes, sino en sombras que susurran secretos. En un mundo donde nada es lo que parece, Bella Jackson está atrapada en una telaraña tejida por un hombre que todos conocen solo como “El Cuervo”.

Una figura oscura, implacable y marcada por un tormento que ni ella imagina.

Entre la verdad y la mentira, la sumisión y la venganza. Bella tendrá que caminar junto a su verdugo, desentrañando un misterio tan profundo como las alas negras que lo persiguen.

NovelToon tiene autorización de Laara para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

XV. Luz.

Bella se cambió, poniéndose una ropa cómoda y bajó las escaleras siguiendo a Arianna, que ya la esperaba para hacerle un recorrido.

Entraron en un vestíbulo colosal, con techos tan altos que parecían perderse en el cielo. El suelo era un mosaico brillante de mármol blanco con vetas doradas, que reflejaba la luz natural que entraba por los ventanales gigantescos que rodeaban el espacio. En el centro, una monumental escalera de mármol con barandillas de hierro forjado y detalles dorados ascendía en doble vuelta hacia las plantas superiores, invitando a perderse en su grandiosidad.

Cada paso resonaba en aquel espacio descomunal, donde el eco parecía susurrar historias de poder y lujo. A ambos lados, enormes jarrones de porcelana repletos de orquídeas blancas y hojas de plata decoraban el amplio vestíbulo, mientras lámparas de cristal colgaban como cascadas de luz.

Arianna comenzó a guiarla hacia las diferentes plantas. La mansión se organizaba con una precisión absoluta.

La planta baja estaba dedicada a las áreas comunes y de recepción, con salones descomunales de reuniones y una biblioteca privada con estanterías de madera oscura que alcanzaban el techo.

La primera planta era la zona social por excelencia; un comedor con una mesa de caoba para veinte personas, una cocina industrial con los mejores electrodomésticos, la cual reconoció porque estuvo aquel día, y una sala de estar con ventanales panorámicos que ofrecían vistas imponentes al jardín y la piscina infinita.

La segunda planta se reservaba para las habitaciones principales, cada una más espaciosa que la anterior, con baños en suite equipados con jacuzzis, duchas de vapor y materiales de mármol negro y oro. No entró en todas, pero se las imaginó al pensar en su dormitorio. No obstante, Arianna le dijo que su habitación era de invitados, no una de las principales.

La última planta era un santuario privado: gimnasio, sala de cine con butacas de cuero, estudio de música insonorizado y una terraza enorme con jacuzzis y vistas al horizonte. En el recorrido en el auto yendo a la boutique pudo confirmar que estaban alejados de la ciudad, y ahora en la terraza se le formó un desagradable nudo en el estómago al ver nada más que naturaleza, solo predominaban árboles, y más árboles a la lejanía.

Cuando terminaron el tour, la llevó a una de las habitaciones, y Bella no pudo evitar admitirlo.

—He visto partes de la mansión antes, pero no deja de sorprenderme lo inmensa que es. No sé si la compraron o la construyeron. Pero es impresionante.

—No es de extrañar —respondió Arianna, con una sonrisa—. Fue William y James, mi marido, quienes la diseñaron y mandaron a construir desde cero. Antes vivían en otra mansión, la casa de su tío.

Bella, intrigada, preguntó:

—¿Su tío? ¿El padre de...?

Arianna bajó la voz, seria.

—Sí, de Ryan. Pero no te preocupes, después de lo que pasó, no van a dejar que ponga un pie aquí.

Bella tragó saliva y asintió con suavidad. Hubo un silencio breve, como si el aire mismo respetara el momento, y al fin, no pudo evitar preguntar.

—¿Y… de quién es la habitación que tenemos justo enfrente?

Arianna sonrió, y su rostro entero pareció encenderse de alegría.

—Desde que te conocí he querido hacer algo —dijo con emoción contenida—. Y ahora por fin puedo. Quiero presentarte a mi hijo pequeño… Jack. Tiene solo un añito.

Bella arqueó las cejas con sorpresa, y casi sin tiempo a reaccionar, Arianna abrió la puerta con suavidad. Al instante, una calidez inesperada la envolvió.

La habitación era luminosa y acogedora, decorada en tonos suaves de beige y celeste, con una gran alfombra mullida en el centro. Sobre ella, rodeado de peluches y bloques de madera, estaba un pequeño niño de rizos y mejillas sonrosadas, jugando con total concentración. Al sentir la presencia de Bella, levantó la vista… y le sonrió.

Fue una sonrisa amplia, sincera, de esas que nacen del alma. Bella se quedó inmóvil un segundo, como si algo dentro de ella se hubiera roto suavemente para dejar entrar una luz que no esperaba.

—Mira a este pillín —rio Arianna desde la puerta—. Nunca le sonríe a nadie, solo a su papá. A mí me toca sacarle las sonrisas a cosquillas… y a ti te las regala. Me voy a poner celosa.

Bella no pudo evitarlo. Sus labios se curvaron por primera vez en mucho tiempo sin esfuerzo. Se acercó con ternura, se arrodilló frente a él, y el niño, sin temor alguno, gateó hasta ella con una risita suave, apoyando sus manitas en su regazo.

Con sus pequeños deditos, empezó a jugar acariciando sus vaqueros, como si fuera el juguete más fascinante del mundo. Luego palmeó con emoción, emitiendo grititos felices, como si la conociera desde siempre.

—Hola, pequeñín… —susurró Bella, acariciando sus rizos—. ¿Eres tú el dueño de esta habitación tan bonita?

El niño respondió con una carcajada pura, infantil, que pareció arrancarle el aire del pecho. Bella lo levantó con cuidado y lo abrazó contra su pecho. El calor de ese cuerpecito, la inocencia que irradiaba, le removió algo profundo. Algo dormido. Algo que no sabía si podía permitirse.

Jack escondió su carita en el cuello de Bella, jugando a esconderse. Bella soltó una risa bajita, casi con sorpresa, como si recordara cómo se sentía estar viva.

—Te ha adoptado —murmuró Arianna, divertida pero enternecida—. Eres su nueva debilidad. Ten cuidado, es un seductor en miniatura.

Bella no respondió. No podía. Tenía los ojos brillantes, y aunque ninguna lágrima cayó, se sintió a salvo, por un momento. Como si en ese niño hubiera algo más que inocencia: un recordatorio de que el mundo no era solo dolor, encierro o miedo… también podía ser esto. Tierno. Cálido. Verdadero.

Seguía con él en la alfombra, y sin darse cuenta, el mundo fuera de esa habitación se volvió lejano, irrelevante. Jack resbalándose para volver a la alfombra, con su cuerpecito regordete y ese andar tambaleante de bebé que apenas dominaba, se acercó a ella de nuevo con curiosidad pura. Tenía la carita redonda, los ojos grandes y chispeantes, y unos pequeños rizos que le caían sobre la frente. Cuando se reía, parecía que todo a su alrededor cobraba vida.

—¡Ba! —balbuceó al verla de cerca, con una sonrisa abierta y sincera.

Bella le devolvió la sonrisa, sin poder evitarlo. Jack le ofreció un cubo de colores como si fuera el tesoro más valioso del mundo. Ella lo tomó con exagerada reverencia.

—¿Para mí? Qué afortunada soy —le dijo, y el pequeño soltó una carcajada sonora.

Entonces comenzó un juego de torres de cubos que él derribaba una y otra vez, aplaudiendo cada vez que todo se caía como si fuera el mejor espectáculo. Bella no podía dejar de reír con él, contagiada por su alegría pura, sin reservas. Jack se tiraba de espaldas en la alfombra, pataleaba, luego se levantaba de rodillas para lanzarle un peluche, que le pegaba en el hombro y la hacía fingir una caída dramática.

—¡Oh, me has vencido, valiente caballero! —decía ella entre risas, mientras él aplaudía con sus manitas torpes y lanzaba otro juguete.

Arianna los observaba desde el umbral, apoyada en el marco de la puerta con una expresión serena, casi maternal. Luego entró y se sentó en uno de los cojines cerca de ellos.

—Nunca lo había visto tan feliz con alguien que no sea su padre —dijo con suavidad, como si no quisiera romper la burbuja del momento—. Y créeme, a mí me tiene que ver hacer malabares para que me regale una risa.

—Es un sol —respondió Bella, jugando a esconderle la carita con una mantita y volver a descubrirlo—. ¡¿Dónde está Jack?! ¡Ahí está! —Y el bebé soltaba una risita aguda cada vez.

—Cuando lo tuve, pensé que nunca podría criar a un niño en un lugar como este… —siguió Arianna, mientras Jack se le acercaba para sentarse en su regazo—. Pero luego él llegó con esa luz que arrasa con todo lo oscuro.

Bella lo miró con ternura mientras Jack intentaba encajar dos bloques imposibles de unir, frustrándose un poco pero sin rendirse.

—No sé cómo explicarlo —dijo Bella, en voz baja—. Pero me hace sentir… distinta. Como si por un momento pudiera olvidar todo.

—Es lo que tienen los niños —respondió Arianna, acariciando los rizos del pequeño—. Te miran como si fueras suficiente. Como si no necesitaras arreglarte por dentro para ser digna de su cariño.

Jack gateó hasta Bella y le ofreció un babero arrugado con un gesto solemne. Ella lo aceptó y se lo puso al cuello como si fuera un collar de diamantes.

—Gracias, caballero —dijo, haciendo una reverencia exagerada.

Jack aplaudió feliz y luego se lanzó a sus brazos con una risita encantadora. Bella lo abrazó con fuerza, como si ese pequeño cuerpo tuviera la capacidad de sostenerla a ella.

—Tienes un niño hermoso, Arianna —susurró, mirándolo—. No sé cómo lo hiciste, pero es luz.

Arianna sonrió con cierta nostalgia.

—No lo hice yo, Bella. Él vino así. Y ahora… parece que vino también para ti.

Jack alzó los brazos hacia Bella, queriendo que lo levantara. Ella lo hizo, y él le tocó la mejilla con sus deditos pequeños, balbuceando sonidos sin sentido, que para ella, por un instante, lo significaban todo.

Tocaron suavemente la puerta, y las dos voltearon al mismo tiempo. James apareció en el umbral, tan imponente como Bella lo recordaba de aquel infortunio desayuno, con su postura rígida, el rostro imperturbable y esos ojos que parecían observarlo todo sin emitir juicio alguno.

Pero al verla allí, sentada en la alfombra, con el pequeño Jack entre los brazos, hubo una ligera vacilación en su mirada. Una sorpresa fugaz que no alcanzó a reflejarse en su expresión, pero que Bella detectó en el leve parpadeo de sus ojos.

Jack, en cambio, lo notó de inmediato.

—¡Pa! —exclamó con una sonrisa luminosa, alzando los brazos hacia su padre como si todo lo demás en la habitación se hubiese desvanecido.

James dio un par de pasos y lo tomó sin dudar, con ese cuidado firme de quien está acostumbrado a sostener algo frágil y valioso al mismo tiempo. El niño se acomodó en su brazo con total confianza, jugando con el cuello de su camisa.

Arianna se levantó, con una sonrisa cálida.

—Bella, no te había presentado aún a mi marido —dijo con naturalidad, como si no hubiese notado la tensión sutil que flotaba en el aire—. Él es James. James, ella es Bella.

James la miró, sin alterar su expresión. Asintió con la cabeza con una leve inclinación, cortésmente.

—Bella —saludó.

—James —respondió ella, devolviendo el saludo con una mezcla de resignación y tristeza en los ojos, bajando la vista después.

Sabía que él debía haber oído lo ocurrido.

Arianna, intentando suavizar el momento, comentó divertida.

—¿Sabes qué? Nuestro pequeño Jack le sonríe a Bella como si la conociera de toda la vida. A mí me cuesta sacarle una risa, y con ella no para.

James bajó la mirada a su hijo, que en ese momento intentaba quitarle la pluma del bolsillo con insistencia. Una pequeña sonrisa se escapó, fugaz, apenas un gesto. Pero suficiente para revelar algo más humano detrás de esa fachada de seriedad.

—Eso no es común —admitió en voz baja, como hablando consigo mismo.

Entonces se giró hacia su esposa, sin rodeos.

—Necesito hablar contigo un momento, Arianna.

Ella lo miró con cierta sorpresa. Conocía demasiado bien a su marido como para no notar que algo lo inquietaba. Frunció ligeramente el ceño, pero no preguntó en voz alta.

—Claro —dijo con suavidad, y luego miró a Bella con dulzura—. ¿Te quedarías con Jack solo un momento? Le encantas, dudo que quiera separarse de ti ahora.

—Por supuesto —respondió Bella.

James le entregó el pequeño sin decir nada más, y cuando el bebé volvió a sus brazos, le sonrió con tanto entusiasmo que Bella sintió cómo se le encogía el pecho.

Arianna y James salieron de la habitación. La puerta se cerró con un leve clic.

Jack le apoyó la cabeza en el pecho y empezó a juguetear con los mechones de su cabello. Bella le sonrió, más suave que nunca.

—Eres tan pequeño… y tan adorable —susurró.

El bebé, como si entendiera, soltó una risita y le ofreció uno de sus peluches con solemnidad. Bella lo aceptó con teatralidad y volvió al juego, mientras el mundo quedaba fuera, por un instante más.

1
Cristina Rodriguez
Interesante novela.... pero no Sta completa
Paz Bach
Así me gusta Bella!!!! Dale no te quedes atrás jajaja
Paz Bach
Si cuervo y llegará el día que esa mujer te ponga una correa... 😌
Paz Bach
🤣🤣🤣😂 no puedo de verdad estoy como loca me enfado luego me rio
Paz Bach
Já! ahora resulta, disque su mujer, veremos a ver si consigues que sea tu mujer 😉😏
Paz Bach
no ya... mataste a tu padre muchacha con eso
Paz Bach
😭😭😭😭
Paz Bach
William tendrás que besar el piso por donde camina bella porque lo que estás haciendo es de ser un desgraciado!!!!!
Paz Bach
entiendo que está haciendo todo esto para salvar a su padre... pero aún así Bella... agh! ya no sé estoy que me como las uñas 😭
Paz Bach
esooo no se deje comisario será muy Cuervo y toda la cosa pero el amor de padre puede con todo!!!
Paz Bach
ay no pues la ironía personificada... 🤣
Cristina Rodriguez
excelente novela.. gracias escritora por compartir su historia... es mi tema de lectura mafia
Lina Montoya Blanquicett
pégale duro Chama !!ahora es cuando comienza la guerra de poderes!! dale dónde le duele más al hombre en su eterno orgullo
Lina Montoya Blanquicett
yo creo que es más para el!! idiota yo veré cuando esté llorado pidiendo cacaoo !! miserable
Lina Montoya Blanquicett
yo creo que más para el...idiota te vas tragar tus palabras yo veré cuando estés llorando pidiendo cacaoo!!! miserable
Lina Montoya Blanquicett
que dolor como padre saber que tú conoces a tu hija cuando miente y que te lo sostenga en la cara eso hace doler el alma inmensamente 😭
Lina Montoya Blanquicett
este hombre es un depravado!!! depravado ..que dolor
Lina Montoya Blanquicett
hay bendito!!
Lina Montoya Blanquicett
mato al papá !! con esa palabras
Lina Montoya Blanquicett
desgraciado!!! en verdad y lo más triste que así hay gente
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