¿Que sucede cuando quieres algo con todas tus fuerzas? ¿Lo tomas por las buenas o por las malas? Mi vecina me vuelve loco y haré lo que sea con tal de tenerla, aunque ahora solo puedo conformarme con espiarla algún día será mía. Eso es un hecho.
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CAPÍTULO XV
En el hospital me suturaron la mano, no digo que sentí dolor porque mi mente estaba lo suficientemente alterada y obnubilada como para prestar atención a eso. Me vendaron, me dieron algunas recomendaciones para curar la herida y el tiempo estimado en el que tardaría en sanar y cicatrizar, el hilo que usaron es de esos que se absorbe en la piel por lo que no requiero volver a menos que note infección. Agradecí amablemente y decidí volver caminando a mi casa, son casi dos kilómetros a pie, pero necesito pensar y despejar mi cabeza. Toda esta situación me tiene al límite de mis nervios.
Casi amanece cuando entro a mi edificio, me siento agotado, ahora comienzo a sentir el dolor en mi mano y lo único que quiero es dormir todo el día.
Las puertas del ascensor se abren en mi piso, bajo de este escribiendo como puedo un mensaje para que Fernando esté tranquilo de que ya estoy en casa. Freno en seco al ver a Amanda sentada en mi puerta, recostada sobre la madera con los ojos cerrados. ¡¿Dios, por qué es tan bella y tentadora?! Si seguimos así no voy a poder cumplir con mi deseo de olvidarla.
Me agacho con cuidado a su lado y suavemente toco su hombro, ella da un brinco en su lugar y abre los ojos, asustada.
— Lo siento... Yo... — intenta hablar mientras trata de ponerse en pie.
— ¿Qué haces aquí, Amanda? — mi voz sale cansada y hasta un poco triste porque realmente no sé qué quiere de mí.
— Chris, vine a disculparme — habla sin levantar la mirada, como una niña a la que han regañado y la obligan a disculparse.
— De acuerdo, puedes irte, estás perdonada. — frente a mis palabras me mira desconcertada abriendo grandes sus ojos. Intento pasar para colocar la llave en la cerradura y es entonces que advierte mi mano vendada y la toma entre las suyas, ese simple contacto hace que cierre mis ojos por el placer que siento de que me toque.
— ¿Qué te pasó? ¿Te lastimaste al golpearlo? — me mira preocupada y mentiría si digo que no me derrite como un helado en pleno verano.
— Estoy bien, me corté con un vaso en el club antes de golpear a tu amiguito. — explico mientras, muy a mi pesar, retiro la mano. Abro la puerta de casa y entro, por un momento pienso en cerrarla en su cara, sin embargo, no soy tan despreciable y la dejo abierta.
— ¿Puedo pasar? — pregunta aún desde la puerta. Suelto un suspiro y me giro para mirarla desde la sala.
— Vete a casa Amanda, ya acepté tus disculpas y si esperas que yo lo haga por golpear a ese imbécil pierdes el tiempo. Jamás voy a consentir que un hombre quiera golpear a una mujer. Lo que hice anoche por ti lo hubiese hecho por cualquier persona.
— Lo sé, lo siento, la que actuó mal fui yo. — avanza al interior cerrando la puerta tras de sí.
— Ya no importa. Dejemos todo como está, tú en tu lugar y yo en el mío. Es lo mejor.
— ¿Eso quieres?
— Aquí no importa lo que yo quiera o no.
— Claro que importa, a mí me importa.
— ¿Ah sí? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que aparezca tu ex o cualquier otro? Dime, Amanda. — comienzo a perder la paciencia, puedo ser torpe para hablar, pero no soy estúpido y no voy a dejarla jugar conmigo.
— ¿Qué dices? Eso no es verdad. Tú me importas, eres mi amigo.
— Ahora soy tu amigo, no sabía que funcionaba así la amistad.
— Entiendo que estés molesto, Chris, pero no tienes que ser cruel.
— ¿Cruel? ¿Quieres que hablemos de ser cruel? — ni yo mismo reconozco el rencor en mi voz, mi ceño se frunce y me acerco lentamente a ella. — ¿A caso humillarme dos veces por querer defenderte no fue cruel?
— ¡YA ME DISCULPÉ CONTIGO! ¿QUÉ MÁS QUIERES? — grita alterada y agitada sin moverse de su lugar.
— Y yo acepté tus disculpas — mi tono es suave, pero no deja estar cargado de rencor — ¿Qué más quieres tú?
Nos quedamos callados midiéndonos con la mirada, la respiración acelerada y fuego en nuestros ojos. Muero por besarla y que mire fijamente mis labios no ayuda en nada a contener el deseo. Avanzo un paso hacia ella, pero retrocede rompiendo la idea que se había formado en mi cabeza de que también lo quiere. Mis brazos caen a los lados de mi cuerpo y agacho la cabeza, derrotado, algo dentro mío comienza a romperse.
— ¿Qué quieres realmente, Amanda?
— Yo... Quiero... Quiero... Que me perdones — balbucea.
— Ya te dije que estás perdonada. — camino hacia la puerta, coloco mi mano sana en el picaporte. —Necesito descansar, por favor vete.
Suspira y recoge las cosas que dejó caer a su lado camina hacia mí, pero antes de salir me mira fijamente.
— ¿Escuchaste el mensaje que te envié?
— No, lo siento, lo borré por equivocación sin oírlo. — y es la verdad, mientras estaba en el hospital lleno de furia lo borré sin escucharlo.
Amanda asiente y sin decir más sale de mi departamento. Cierro la puerta apoyándome en ella, aprieto fuertemente mis ojos, me vuelve loco, no sé cómo actuar con ella. Un momento me quiere y al siguiente me aleja, no entiendo nada más.
Con todo ese lío en mi mente comienzo a preparar algo de café, necesito algo más fuerte, pero son las seis de la mañana, me sirvo una taza grande del líquido oscuro y me recuesto en el sillón frente a la ventana, el mismo que, tiempo atrás, me cobijaba mientras miraba a mi ardiente vecina. Y vuelve a pasar, la veo en su departamento y no soy capaz de apartar la vista, sigo sus movimientos, la quiero, la deseo, me vuelve loco.
Lo que sucede a continuación no sé si es inconscientemente o a propósito, pero veo como comienza a desvestirse en su sala, levanta su blusa sacándola por la cabeza, la prenda hace que su cabello caiga en cascada sobre su espalda, baja el cierre lateral de su falda y al agacharse para bajarla me regala la mejor vista que he tenido en años. Tal como en el club, con movimientos suaves, seductores, solo que esta vez acaba desnuda, cubierta solo por una pequeña braga, frente a mi ventana, así camina hasta su cocina y de vuelta a la sala hasta que se pierde en el pasillo y la pierdo de vista.
Ahora necesito una ducha helada para bajar esta calentura que ha provocado, necesito vaciar mi sistema pero mi mano hábil está dañada así es que lo mejor es el agua fría.