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Redención Nuestra

Redención Nuestra

Status: En proceso
Genre:Romance / Posesivo / Oficina / Malentendidos / Romance de oficina / Mujer despreciada
Popularitas:327
Nilai: 5
nombre de autor: Koh

Rose estaba decepcionada del sentimiento llamado amor y por mucho tiempo no creyó en el ni lo buscó hasta que se involucró con él.

Silvain James es un hombre de una familia rica y poderosa pero que tenía más suciedad que el desagüe de la ciudad. Tampoco creía en el amor hasta que se involucró con ella.

Ambos terminaron casándose bajo las condiciones y amenazas del abuelo de Silvain. Juntos tienen que lidiar con la familia James y sus intrigas por la herencia de la compañía y riqueza que dejaba en vida el patriarca de la familia.

Entre sus días de casados y evitando los esquemas de esas personas, surge un secreto que podría causar grandes controversias y el fin del amor entre Rose y Silvain.

NovelToon tiene autorización de Koh para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 15

Kate regresó de su trabajo un poco agotada, pero bastante satisfecha de haber cumplido su misión. De pronto recordó esa vez que logró infiltrase en la oficina de esa empresa. Aun no podía creer que había podido pasar como una trabajadora y nadie la vio de manera sospechosa. Incluso se preguntó si todos habían sido comprados por el cliente con anterioridad. De todas maneras entregó los artículos en persona a ese hombre llamado Mario.

El hombre era alto, con un cuerpo grande y musculoso, aunque, el traje lo ocultaba bien; ojos claros, el rostro con líneas angulares dándole un aspecto duro y serio, con unos labios sensuales y carnosos…

Kate se despabiló. Sí, el hombre era guapo y muy varonil, pero solo era un cliente que había pagado muy bien y desgraciadamente no podrían volverse a ver. Solo podía suspirar de tan grato y efímero encuentro.

Se sentó detrás de su escritorio, viendo las fotos de los infieles que acababa de recopilar para un cliente importante, cuando recibió una llamada en su teléfono celular. El número era desconocido y estaba segura que todos los clientes importantes estaban registrados, de todas formas contestó.

El hombre del otro lado sonaba un poco nervioso pero solicitó sus servicios únicamente porque había sido altamente recomendada. Kate se sentía halagada, y ciertamente hacía un excelente trabajo aunque no había podido evitar golpes y amenazas de muerte. Aun así, hacía su trabajo minucioso para poder pagar la estancia del hospital de su madre, quien estaba en coma desde hacía cinco años, luego de un accidente planeado.

Cuando su madre sufrió ese accidente, casi dejó su trabajo, porque fue a causa de su carrera que su madre se vio envuelta en este desafortunado accidente. Sin embargo, su jefe la instó a reflexionar y tomar cartas en el asunto, investigar y llevar ante la justicia al perpetrador de todo esto. Pero continuaba sin pistas, lo que la tenía frustrada.

Entonces escuchó del otro lado de la línea la petición del cliente que la dejó sorprendida, pero no se negó en reunirse con su empleador, en absoluta discreción. Y decidió en una habitación de hotel, donde tenía un conocido y que le facilitaría la entrada y salida. El hombre del otro lado parecía dudoso, pero Kate no iba a forzar a nadie, era él quien quería que investigara acerca de la familia James-Kahlo. Al final, el hombre aceptó a regañadientes y se verían al día siguiente.

Cuando Kate colgó el teléfono, se desparramó en su silla y suspiró entre angustiada y ansiosa. Siempre había sabido que esa familia era muy prestigiosa, y bien conocida con el escándalo de la muerte del hermano del actual patriarca de la casa y su rápida boda con la viuda de su hermano. Todos sospechaban que él había matado a su hermano, pero para desgracia de todos, nunca hubo pruebas suficientes o motivos, si alguna vez hubo indicios, estos desaparecieron rápidamente, dejando a la policía atada de manos.

Y ahora, tenía qué averiguar el paradero de varias personas, relacionadas a esa familia. Kate no pudo evitar emocionarse y a la vez estar en guardia. Con esa familia era difícil meterse, por lo que tendría que ser muy precavida.

***

Rose recibió visita de Dalia luego de haber sido autorizada por el ansioso Silvain. Su amiga la vio con ojos preocupados y le dio un abrazo.

-Cuando supe la noticia quise venir, pero Kei no me dejó, diciendo que por el momento sería una carga.

-No lo eres – respondió Rose – Solo que el evento no fue un accidente común y es mejor que menos personas se involucren.

-Sí, sí. Lo sé, pero me sorprendió mucho que Silvain esté tan desconfiado, mostrando su extrema preocupación por ti – miró a su amiga – Veo que te quiere.

Rose solo sonrió pero no contestó. Realmente que Silvain la quiera no estaba segura, aunque se había mostrado tan atento con ella que quería creer que él se estaba enamorando, así como ella sentía crecer esa emoción por él. Aunque, no podía evitar sentir cierto recelo. No quería enredarse emocionalmente para luego recibir el golpe de la traición, pues incluso su matrimonio solo duraría hasta un año. Cuando llegase ese momento, ¿podría simplemente divorciarse y marcharse sin mirar atrás? Antes hubiera contestado segura que sí, pero ahora comenzaba a dudar.

-Tal vez – respondió al fin Rose.

-No es un tal vez – Dalia se sentó en la silla al lado de la camilla – Entre la vida y la muerte, no se puede fingir preocupación.

Rose asintió. Quería creer, y aunque lo quería negar en su interior, realmente la actuación de Silvain la había conmovido. La cuestión era si esto continuaría luego de haberse recuperado por completo.

-No me has dicho cómo te ha ido.

-Ah, bueno – Dalia se sonrojó – Estoy embarazada.

-¿Qué?

Rose estaba muy sorprendida.

-No hace mucho que te casaste.

-Ya lo sé – Dalia tenía las mejillas sonrojadas, pero se veía muy feliz – Pero creo ha llegado en buen momento. Kei está muy emocionado.

-Entonces, ¿Cómo te dejó venir?

-Él está afuera.

Rose soltó una carcajada.

-Sí, me lo imaginé. Felicidades amiga.

-Gracias.

Rose abrazó a Dalia y ella lo recibió contenta. La misma Rose no se imaginaba ser madre y nunca lo había anhelado, pero no podía dejar de felicitar a su amiga, ya que ella era feliz con ello, también estaba feliz por ella.

Hablaron un poco más, pero Rose insistió en que regresara a casa porque la vio un poco pálida y no quería a un hombre histérico en su habitación. Dalia asintió en acuerdo y se despidió, esperando que pudiera volver a visitarla.

-Amiga, tu condición también es de cuidado. No creo que esté muy tranquilo Kei si estás saliendo a cada rato.

-No estoy enferma y aunque solo me siento un poco cansada, no he renunciado a mi trabajo.

Rose sonrió. Estaba segura que Kei estaba sufriendo por las decisiones de Dalia, pero nada podía hacer ese hombre. Se despidieron, y cuando se disponía a cerrar los ojos, escuchó la puerta cerrarse. Al abrir los ojos se encontró con Silvain.

-Hola – le sonrió – ¿Hace rato que llegaste?

Él se acercó para darle un beso en la frente, haciendo que su pecho se sintiera cálido.

-Sí, he querido entrar pero sé que estabas con Dalia, no quería interrumpir. ¿Cómo te sientes?

-Muy bien, pero por el momento cansada.

Silvain asintió y no pudo resistir en besar sus labios que ya no estaban tan pálidos, y el color rosa había regresado. Sintió que ella no se resistía en absoluto la exploración de su boca. No podía mentirse que cada día anhelaba más de ella, como una droga, era incapaz de pasar un solo día sin verla, de sentirla. Demonios, creyó que el amor era solo para estúpidos, pero ahora era el más grande estúpido por haber caído tan duro.

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