Ana Maria. Es una mujer, dedicada al hogar, a los hijos y a su negocio. Nunca se imaginó que su vida cambiaría al descubrir la infidelidad por parte de su esposo. Una noche de copas termina en la cama con un desconocido. Ahora más que nunca está decidida a divorciarse. Pero nunca se imaginó que a su regreso de su viaje se encontraría con la peor escena que sus ojos podrían ver. Y que de ahí comenzaría la peor pesadilla, que podría vivir. Perder a sus hijos.
Acompañame esté nueva obra. Ana Maria logrará rescatar a sus hijos de mano de su ex esposo. Y ella el desconocido se volverán a encontrar.
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Silvia le llama Alfredo
Silvia le dice a su amiga. -- No sé por qué presiento que ese abogado no, nos va a ayudar en nada. --
Silvia se queda en silencio y después le responde a su amiga.
-- Te acuerdas de los chicos que conocimos esa noche en la disco, y el que yo estaba platicando, me comentó que era abogado, por aquí debo de tener su tarjeta guardada. --
Sílvia me toma su bolso buscando entre sus cosas la tarjeta que Alfredo le había dado esa noche en la discoteca, después de vaciar todas sus pertenencias sobre la mesa por fin encuentra la tarjeta.
-- Aquí está. Le voy a llamar. --
Pero Ana María le responde.
-- No es necesario, amiga con este abogado hemos contratado es más que suficiente, para que molestar a ese hombre. --
Silvia al ver el nerviosismo de su amiga la interroga.
-- ¿Qué pasa amiga? Tienes miedo de volver a ese hombre. --
-- No es eso. Solo que después de lo que pasó entre nosotros, no me gustaría volverme a encontrar con él y mucho menos en estos momentos en los que estoy metida en tantos líos. Lo quiero centrarme en recuperar a mis hijos. --
-- Dime amiga acaso no tienes curiosidad de volverlo a verlo. --
-- Silvia no puedo pensar ahora en nada más, que no sean mis hijos y lo de esa noche. Solo fue una noche de copas, que. Nunca debió pasar. --
-- Ay amiga pues tú dirás lo que quieras, no me vas a negar que ese hombre estaba, guapo. A comparación el amigo, claro. este tenía lo suyo, pero pues no resultó ser lo que yo esperaba. --
Ana María se queda viendo a su amiga ante las palabras dicha por esta. -- ¡A qué te refieres con eso! --
Silvia. Hace algunos gestos mientras le comenta a su amiga.
-- Pues. Ay amiga. A eso, yo esperaba mucho más de él, pues a eso tú me entiendes. --
Ana María abre los ojos de par en par entiendo lo que es su amiga le acaba de decir.
-- Silvia por qué tienes que ser tan explícita con las cosas. --
-- Es la verdad, no lo viste como coqueteaba con las chicas, cómo un lobo hambriento. Pero al final del cuento resultó que no llega ni al lobo el pobre. Y tú cuéntame qué tal. --
-- Sabes que no me gusta hablar de esas cosas. --
-- Pero somos amigas, yo no voy a ir por ahí contando lo que tu me cuentes. --
Ana María guarda silencio durante algunos segundos dudando que le cuenta a su amiga.
-- Amiga eres curiosa. Pero solo te voy a decir que fue maravilloso. --
-- Uy amiga, primera salida y te encuentras con un verdadero lobo. --
A Ana María no le queda más que comenzar a reírse por el comentario de su amiga. Después Silvia sirve dos copas de vino pasándole una a su amiga mientras platican. Y en casa de Diana la madre de Ana María, su padre no puede creer los Martín le acaba de contar, como es posible que su hija se haya ido con otro hombre nada más así.
-- Cómo pudo ser capaz de abandonar a sus hijos. --
-- No, no lo puedo creer.Me niego a qué mi hija haya hecho algo así, si ella adora a sus hijos. Algo debió de ver pasado para que ella tomará esa decisión. --
Martín, solo observa a su suegro, pues al ver que este no le cree le dice a su suegra que le diga lo que Ana María le dijo el día, que los visito. Así que Diana le confirma a su esposo
-- Si es cierto, ella misma me lo dijo, cuando tú te fuiste, con los niños a la feria. --
Se hace, un silencio en la sala, ninguno de los presentes es capas de pronunciar ni una sola palabra. Los minutos pasan hasta que el padre de Ana Maria dice.
-- Esto es asunto tuyo, Martín toma la decisión que tengas que tomar, a mí no me involucres en sus cosas. --
Ente lo dicho el padre de Ana María se gira dándose la vuelta para irse a su habitación. Martín voltea a ver a Diana, dudando le dice.
-- Suegra usted, estaría dispuesta a ayudarme, para quedarme con la custodia de los niños. Usted sabe que no pueden andar por ahí con una madre dándole malos ejemplos. Ella está con ese hombre quien sabe que malas mañas a de tener ese hombre. O peor aún puede ser un delincuente, un asesino. --
Diana se se queda solo viendo a Martín, y piensa en lo que le acaba de decir. Después se levanta de donde está sentada camina varios pasos hacia la mesa donde hay unos vasos toma uno y se sirve un poco de agua. Da varios sorbos, y después coloca el vaso nuevamente en la mesa.
-- Está bien, te ayudaré a qué te quedes con la custodia de los niños no quiero que mis nietos anden por ahí dando lástima. Y todo por la culpa de Ana María. --
En sus pensamientos Martín sonríe satisfactoriamente, pues sabe que tiene de su lado a su suegra, pues ha sido muy astuto y sabido ganarsela desde que se casó con Ana María.
Al día siguiente por la mañana la primera levantarse y Silvia, de inmediato toma la tarjeta que Alfredo me dio la noche que estuvieron en la discoteca, no piensan durante algunos segundos y después se decide a llamarle. Espera durante algunos segundos para que su llamada sea respondida, pero no hay respuesta. Así que vuelve a intentarlo un par de veces más.
Hasta que su llamada es respondida al otro lado de la bocina. -- sí diga que se le ofrece para llamar tan temprano. --
Las palabras cortantes de Alfredo hacen que Silvia dure por algunos segundos e silencio, pero después ella le responde. -- soy Silvia no sé si te acuerdes de mí, pero necesito de su ayuda. --
-- Conozco tantas Silvia. Cómo podría acordarme de usted. --
Silvia no le queda más que hacer una mueca de sagrado al escuchar las palabras cortantes de Alfredo. Que solo se dice para sí misma. -- Estúpido. --
Después de varios segundos de silencio Silvia, le responde. -- mire necesito que me ayude con el asunto de una amiga, ella necesita de un abogado, pero que esté calificado para defenderla, y poder ganar la tutela de sus hijos. --
-- Mire ahora no estoy disponible, tengo muchos casos. Así que no podré atender su petición. --
Y está encontra de ella , la misma calaña que Martín..