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LAS DOS CARAS DE LA MONEDA.

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA.

Status: Terminada
Genre:Venganza de la Esposa / Reencarnación(época moderna) / Completas
Popularitas:54.8k
Nilai: 4.8
nombre de autor: CINTHIA VANESSA BARROS

Antonella Bernal creyó en las fábulas románticas cuando contrajo matrimonio con Dreiner Ballesteros, su pareja de la universidad. Provenía de una familia humilde de clase media, mientras que él, aunque de antecedentes similares, tenía un ansia desmedida por el éxito. Esta ansia lo impulsó a trabajar sin cesar, lo que permitió que su pequeño negocio floreciera hasta transformarse en una empresa de renombre.

Todo empeoró el día que Paloma Valencia llegó a sus vidas. Heredera de un consorcio hotelero, Paloma era joven, hermosa y llena de confianza. Durante una reunión para firmar un contrato millonario, Dreiner dedicó la velada a elogiarla, dejando a Antonella en un plano secundario. La humillación la atravesó como un cuchillo.

NovelToon tiene autorización de CINTHIA VANESSA BARROS para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

CAPITULO 13

CAPITULO 13.

A la mañana siguiente de la partida de Antonella, Dreiner llegó a la mansión con el entrecejo fruncido, ojeras visibles y en un estado de gran mal humor. Había pasado la noche en vela, atendiendo llamadas de periodistas, socios enfadados y de Paloma, quien lloraba y amenazaba con tomar medidas drásticas si él no la apoyaba abiertamente. Sin embargo, no se sentía en condiciones de enfrentar nada de eso. Su mundo ideal se estaba desmoronando.

Abrió la puerta principal y gritó:

—¡Antonella! ¡Necesitamos hablar!

Su voz resonó en la mansión desierta. Había una fría indiferencia en el ambiente, como si la mansión le diera la espalda. Subió las escaleras rápidamente, con el corazón acelerado, y empujó la puerta del dormitorio principal. . . Lo que descubrió le dio un escalofrío: el vestidor estaba desierto. Los cajones que antes contenían perfumes, joyas y ropa ordenada estaban abiertos. En la cama, como un guiño cruel a su situación, había un solo objeto: su anillo de boda.

Dreiner lo tomó con manos temblorosas. Era cierto. Antonella se había ido. Un grito de frustración salió de su garganta y lanzó el anillo contra la pared. Rebotó y rodó por el suelo como si se burlara de su dolor.

—¡Maldita sea! —gritó, golpeando la pared con el puño.

Desesperado, sacó su teléfono y trató de llamarla una, dos, tres veces. La operadora siempre respondía con la misma frase: “El número que usted marcó no está disponible”.

La angustia subió por su garganta como una serpiente venenosa. Corrió a revisar las grabaciones de seguridad de la mansión, preguntó a los empleados, pero nadie tenía información, nadie había visto nada. Ella había desaparecido de su vida como un fantasma. Sin estar satisfecho, tomó las llaves de su coche y condujo a toda velocidad hacia la empresa.

Entró como un torbellino, ignorando las miradas curiosas y los murmullos a su alrededor. Golpeó la puerta de la oficina de Antonella. . . solo para encontrarla desierta.

Sobre el escritorio, dejó otra nota, escrita con su característica letra:

“Dreiner, nuestra relación ha llegado a su fin. No busques culpables en otros. Lo perdiste todo debido a tus propias elecciones. Buena suerte. . . la necesitarás.”

Dreiner apretó el papel con fuerza hasta arrugarlo. Un sudor frío le recorría la espalda. La humillación ardía en su pecho como un hierro candente. No solo había perdido a su esposa: había perdido el respeto de toda la ciudad. Su ideal mundo de negocios y su imagen como esposo exitoso se habían hecho añicos. Sintió que las paredes se cerraban a su alrededor.

Por primera vez en su vida, Dreiner Ballesteros vio algo aterrador:

Había perdido lo único que realmente importaba. Y esta vez, no había forma de recuperarlo.

Regresó a su oficina con una furia imparable. Su cara mostraba rigidez y preocupación, mostrando a un hombre que estaba a punto de estallar. A su paso, los empleados bajaban la mirada, murmurando y ocultándose detrás de sus mesas. Nadie quería estar en su camino. El monstruo había despertado.

Con un golpe, pateó la puerta de su oficina y, de manera brusca, hizo caer todo de su escritorio: papeles, marcos de fotos, la computadora. . . todo voló y se rompió contra el suelo, haciendo un gran ruido que resonó en las paredes.

—¡Luis! —vociferó con ira, su voz retumbando por los pasillos.

El asistente entró rápidamente, con un rostro pálido y el corazón casi fuera del pecho.

Mientras servía una bebida con manos temblorosas, Dreiner no le dejó hablar:

—¡Trae a la asistente de mi esposa. . . rápido!

Luis asintió, preocupado de que una mala palabra pudiera ser su final. Corrió por el pasillo y, unos minutos después, volvió con Ana María, la fiel asistente de Antonella.

Ella entró en la oficina, erguida pero inquieta, mirando de reojo el desastre en el suelo.

—¿Sabes dónde está mi esposa? —gruñó Dreiner, con un tono amenazante.

—N-no, señor. . . Ella empacó sus cosas y me dijo que ya no era la jefa de ventas. . . que tenía que esperar instrucciones del nuevo jefe —respondió Ana María, tartamudeando y sin saber a dónde desviar la mirada.

El vaso salió disparado y se rompió al chocar contra la pared. Ana María se echó hacia atrás, aterrorizada. Nunca antes había visto a su jefe en un estado así, como un animal herido.

—¡Puedes irte! —vociferó Dreiner, mientras se pasaba las manos por el cabello.

Cuando la puerta se cerró tras Ana María, Dreiner soltó un grito lleno de rabia hacia el techo:

—¡Todos son unos tontos! ¡Maldita seas, Antonella! ¡Te encontraré, aunque tenga que buscarte en cada rincón de esta ciudad!

En la constructora, el rumor se extendió rápidamente: "El jefe se ha vuelto loco. . . mejor no se acerquen. "

Las quejas de clientes insatisfechos y socios preocupados no paraban, pero Dreiner las ignoraba. Necesitaba enfocarse, planear, recuperar el control. Si no lo hacía, lo perdería todo. Envió a alguien a limpiar el desastre y se encerró en el baño. Se lavó la cara con agua fría y se cambió de ropa, dejando atrás el sudor y la ira con un nuevo traje limpio.

Al terminar, se miró en el espejo y, por un instante, no se reconoció: era una figura elegante. . . pero sin vida.

—Tranquilo. . . tranquilo. . . —se repetía—. La encontraré. Ella no puede vivir sin mí. Solo está montando un espectáculo para atraer mi atención.

Cogió su teléfono. Estaba a punto de llamar a un investigador privado cuando un golpe en la puerta lo interrumpió.

—¡Adelante! —rugió.

Entró su asistente, temblando.

—S-señor. . . lamento interrumpir. . . pero el abogado de su esposa ha llegado. Dice que no se irá sin hablar con usted.

Dreiner se sintió inmóvil, como si lo hubieran dado un puñetazo en la cara.

—¿El abogado de mi esposa? —reiteró, asombrado—. ¿Desde cuándo tiene uno?

El asistente bajó la vista.

Dreiner cerró los ojos por un momento, esforzándose por mantener la calma.

¿Acaso Antonella había preparado todo con antelación? ¿Desde hace cuánto tiempo? ¿Qué más le había ocultado?

—Déjalo pasar —comandó con voz tensa.

Camilo Cienfuegos entró, vestido con elegancia y sin mostrar ninguna emoción. Llevaba una carpeta bajo el brazo.

—Buenos días. Mi nombre es Camilo Cienfuegos, abogado de Antonella Bernal. Estoy aquí para notificarle formalmente sobre la solicitud de divorcio y presentarle una propuesta de acuerdo.

Dreiner, sintiéndose degradado en su propio lugar de trabajo, tomó los papeles de manera brusca.

Empezó a leerlos.

El acuerdo era sencillo: una compensación equivalente al valor de las acciones de Antonella, las cuales ella prefería no retener; una casa en la playa que compraron hace años y un terreno que Antonella había comprado con la intención de levantar un orfanato —proyecto en el que él se negó a participar—. No había nada más.

“Podría haber sido peor”, pensó Dreiner, sintiéndose aliviado por un breve momento.

Sin embargo, al mirar la demanda de divorcio… su rostro cambió.

Antonella pedía el 50% de todos los bienes adquiridos durante su matrimonio y el 75% de las acciones, argumentando que él había sido infiel. Esto en caso que se negara al acuerdo inicial.

Eso casi lo dejaría sin nada. Un golpe duro, justo donde más le afectaba.

—¿Ella está segura de este arreglo? —preguntó Dreiner, aferrándose a su última esperanza.

—Por completo. Mi cliente desea concluir este asunto sin conflictos, si usted coopera —respondió Camilo, con una sonrisa amable, aunque firme.

Dreiner apretó los dientes. La ira burbujeaba en su interior.

—No lo firmaré. . . ¡a menos que tenga una charla con ella! ¡Quiero verla! ¡Deseo que me lo explique cara a cara!

El abogado negó lentamente.

—Lo siento, señor Ballesteros. La señora Bernal no desea verlo nunca más. Y debo informarle que, si se niega a firmar. . . nos veremos en juicio.

Dreiner lanzó los papeles sobre el escritorio como si le quemaran las manos.

—¡Haz lo que quieras! ¡Pero dile a Antonella que esto no ha terminado!

Camilo se inclinó ligeramente, sin inmutarse ante la amenaza.

—Ella ha cerrado este capítulo, señor. Solo usted no lo ha entendido aún. Pero yo me aseguraré de que lo haga.

Y con eso, abandonó la oficina, dejando un denso silencio detrás de él.

Por primera vez, Dreiner sintió el agudo dolor de la derrota.

Y era insoportable.

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Martha Ordoñez
gracias escritora por tan bonita novela bendiciones sabiduría para que sigas inspiradote más
Yuly Ponce
Muy hermosa historia felicidades ❤️
Mariale
buenísima
Luz Cuadrado
Linda historia. Felicitaciones 👏
Rosa Amalia Lopez
La mamá de la niña.....
Monica Lopez Cortes 🇻🇪🇦🇷
excelente,, felicidades autora 💝🤗🎁 súper recomendada historia ,,,más apoyo y likes para esta obra
la Bambin Ecuador
felicitaciones a la escritora !! excelente redacción y historia
JORISBEL FLORES BRITO
Muy buena felicidades 👏👏👏❤️👏👏
Liddel Calzada
bella y diferente está novela me encantó todos tuvieron lo que se merecían súper infinitas bendiciones para la autora ❤️❤️
Liliana Guzman Bonilla
creo que se salto un o más capitulos, por qué no entendí
Tatiana Aricapa
mediato mucho tu novela hubieron muchas emociones juntas me encanto el final
Yulianni Casanova
una novela muy buena éxitos
Luna_Jago
💕💖
Luna_Jago
💖💕
Luz Nelly Gonzalez Rambay
muy buena muchas gracias
Ethel Gomez
Muy buena trama, me gustó la historia felicidades autora.
Norma Angelica Trujillo Green
es la niñera, ella dijo que se vengaria de Antonela y camilo
Chiqui Velardez
está buenísima la novela y la unión que consiguieron después de haber sufrido tanto es maravillosa
Luna_Jago
💜💜
Vane Medina
preciosa historia
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