NovelToon NovelToon
Bajo El Mismo Veredicto

Bajo El Mismo Veredicto

Status: Terminada
Genre:Romance / CEO / Arrogante / Ligador / Completas
Popularitas:8.3k
Nilai: 5
nombre de autor: Deiver Gutierrez

Aurora West ha dedicado su vida a construir un futuro brillante en el mundo del derecho. Cuando consigue una codiciada oportunidad de prácticas en el bufete más prestigioso de la ciudad, cree que está un paso más cerca de alcanzar sus sueños. Sin embargo, lo que no esperaba era que su jefe, Rafael Novoa, fuera un hombre tan implacable como fascinante.

Frío, reservado y con una reputación impecable, Novoa es un abogado brillante, pero detrás de su carácter severo esconde un conflicto interno que no está dispuesto a admitir: una atracción innegable hacia Aurora. Aunque intenta resistirse, su presencia desafía cada una de sus reglas, cada uno de sus principios.

Entre juicios, miradas furtivas y una tensión imposible de ignorar, Aurora deberá descubrir si es capaz de derribar las barreras de Rafael y demostrarle que algunas batallas no se ganan con argumentos, sino con el corazón.

¿Podrá él aceptar lo que siente o dictará su propio veredicto antes de permitirse amar?

NovelToon tiene autorización de Deiver Gutierrez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 14

POV Aurora

El autobús no demoró mucho en llegar a Portland, me sentía tan tonta por dejar que el sentimiento me ganara y llorar en silencio durante casi todo el camino, pero no podía evitarlo, me había enamorado de Rafael y saber que él tenía esa percepción tan horrible de mí me dolía, y mucho... No lo culparé por no sentir lo mismo que yo siento, porque al final del día no podía obligar a alguien a sentir cosas que no siente, pero lo que sí me dolía y molestaba profundamente es que se atreviera a jugar conmigo y con lo que siento si al final del día pensaba todas esas cosas de mí

Al llegar a mi ciudad de origen me sentí inmediatamente como en casa, había extrañado tanto estar aquí. No les dije a mis padres que vendría ya que les quería dar la sorpresa, tendría que ver el lado bueno de la situación, a pesar de que me dolía profundamente el corazón, me alegraba poder estar aquí de nuevo y ver a mi familia. Ya era de noche cuando llegué, así que decidí tomar un taxi para llegar a casa de mis papás.

Unos 30 minutos más tarde, me encontraba frente al hogar que me vio crecer, amaba este lugar. Sabía que había crecido en una situación muy privilegiada, pero siempre he intentado hacer las cosas por mis propios méritos y no tomando ventaja por mi nivel económico o por la sombra de mis padres, quería ganarme mi lugar a costa de mi trabajo, es algo que había intentado hacer desde que tuve conciencia de la vida.

La puerta se abrió dejando ver a mi madre, que abrió sus ojos con incredulidad y plasmó en su rostro una enorme sonrisa al verme, gritó con emoción y corrió a darme un gran abrazo. Solté mis cosas y le devolví el abrazo con mucho amor y cariño, la extrañaba tanto, me ha hecho demasiada falta.

-¡Mi niña!, ¿Pero qué haces aquí mi amor? ¿Por qué no nos dijiste que vendrías?- Preguntó ella con mucha emoción tomando mi rostro entre sus manos, yo me sentía demasiado sentimental y vulnerable, mis ojos se cristalizaron al ver la sonrisa cálida de mi madre.

-Mamá, te extrañé demasiado- Dije con la voz entre cortada, un par de lágrimas salieron de mis ojos, mi madre se sorprendió un poco ya que no era una persona que llorara con facilidad, me abrazó de nuevo con angustia.

-Aurora, ¿Qué sucede mi amor? ¿Qué pasa?- Preguntaba acariciando mi espalda.

-Nada mami, es solo que, te extrañaba a ti y a papá, quería darles la sorpresa al venir para acá- Por una parte, le decía la verdad, ellos me habían hecho mucha falta, pero por otro lado, aun me sentía destrozada por todo lo que había pasado este día.

Intenté controlarme, no creo que se dé cuenta de que realmente hay algo más detrás del par de lágrimas que derramé, o al menos eso espero.

-Sé que ha sido difícil, pero aquí estoy contigo- Susurró mientras continuaba acariciando mi cabello, yo suspiré y le sonreí sintiéndome más aliviada de estar con ella finalmente.

Tomé mis cosas de nuevo y a lado de mi madre entré al que había sido mi hogar durante casi toda mi vida, dejé mi pequeña mochila en la sala y fui a buscar a mi padre al patio, salí y lo vi trabajando en un auto clásico que estaba restaurando, era algo así como su pasatiempo, de ahí mi gusto por los autos, aunque a diferencia de él que amaba lo clásico, yo tenía una debilidad por los autos deportivos que subían hasta muy altas velocidades.

-¿Necesitas ayuda?- Le pregunté con una sonrisa detrás de él, volteó al instante con su rostro lleno de sorpresa.

-¡Aurora! Hija, ¿Cuándo fue que llegaste?- Preguntó muy emocionado abrazándome fuertemente.

-Acabo de llegar, quería sorprenderlos, pedí permiso en el trabajo para venir un par de días con ustedes- Le dije separándome para verlo a los ojos, estaba feliz de estar con ellos.

Después de conversar unos minutos, ambos entramos a la casa de nuevo y estuvimos compartiendo en familia como solíamos hacer cada día antes de que me mudara a Boston. Mi madre encargó mi comida favorita para cenar, me llenó el corazón de alegría de nuevo, tanto que me pude distraer lo suficiente para olvidar unos instantes a cierto castaño de ojos bonitos que estaba causándome un gran conflicto emocional.

Pasé una noche increíble recuperando el tiempo con mi familia, todo había sido tal como antes, no había concientizado cuanto los extrañaba y cuanto extrañaba su compañía. Ya muy tarde por la noche decidimos que era hora de ir a dormir, me quedé en mi antigua habitación, me encantaba estar aquí de nuevo, mi lugar seguro.

Estaba en mi cama acomodando las colchas para irme a dormir cuando escuché que unos suaves golpes sonaron en mi puerta, di el paso y mi madre entró con una linda sonrisa, se acercó hasta donde estaba sentándose en la orilla de mi cama.

-Todo está tal cual lo dejaste cielo, aun no nos acostumbramos del todo a no tenerte aquí cada día- Dijo con nostalgia mirándome fijamente, me senté a su lado y devolví la sonrisa.

-Yo tampoco me he acostumbrado del todo, me cuesta trabajo llegar a mi departamento a un lugar vacío, muchas veces me suelo quedar en la oficina hasta tarde solo para no estar sola- Admití mirando mis manos.

-Entiendo, ha sido difícil para los tres considerando el ritmo de vida tan unido que hemos llevado... Pero cuéntame hija, ¿Qué ha pasado con el chico misterioso de tu trabajo que mencionaste?- Preguntaba con emoción.

Carajo...

Mi madre sabía que había alguien en la empresa que me traía idiotizada, aun no le había dicho nada de él, ella aun no sabía que era mi odioso y exigente jefe, no sabía que teníamos una diferencia de edad de más de diez años y obviamente no sabía ni iba a saber que me acababa de romper el corazón hace un par de horas.

-Bueno, es... complicado, todo va normal, supongo...- Mentí sin querer decirle lo que realmente sucedía.

-Todo saldrá bien, eres la mujer más bonita, inteligente y noble del mundo, cualquier hombre daría lo que fuera por estar con alguien como tú- Dijo con una gran sonrisa acariciando mi mejilla.

Yo sonreí levemente bajando la mirada, después de lo de hoy creo que podría decir que no todos...

-Gracias mamá- Respondí simplemente, ella me vio fijamente un par de segundos, obviamente al ver mi rostro se daría cuenta de que algo no iba bien.

-¿Pasa algo, mi niña? Te noto bastante... afligida- Preguntó con preocupación.

Dudé un par de segundos si decirle lo que realmente pasaba o solo mentir de nuevo, no quería preocuparla, así que opté por solo omitir un poco la pregunta.

-Estoy bien, enserio, es solo que han sido muchos cambios, adaptarse, y ese tipo de cosas, extrañaba esta sensación de paz y calidez, sentirme protegida de nuevo...- Dije tratando de no mentir del todo, ella me vio con una mirada comprensiva y me abrazó.

La nostalgia y el sentimiento se hicieron presentes de nuevo, sabía que solo necesitaba un abrazo de mi madre para sentir que todo estaría bien, las lágrimas salieron de mis ojos sin poder evitarlo, no quería alarmar a mamá, pero ella se dio cuenta de inmediato de que estaba llorando.

-Ya mi pequeña, todo está bien, mamá está aquí, y siempre va a estar aquí- Susurró consolándome, yo sonreí sintiéndome reconfortada y me mantuve a su lado hasta que me sentí mejor.

Estuvimos hablando un par de minutos más hasta que se fue a su habitación para poder ir a dormir. Yo no tenía más fuerza en mi cuerpo, no me fue difícil conciliar el sueño, aunque mentiría si dijera que no pensé en Rafael antes de ir a dormir, esto estaba siendo más difícil de lo que creí, no sé qué haría cuando regresara a la empresa.

Al día siguiente me desperté después de las 11 de la mañana, no había dormido tanto en mucho tiempo, tomé unos minutos para despabilarme, me di una rápida ducha y me cambié con un short deportivo y una blusa de tirantes cómoda. Bajé al primer piso donde estaban mis padres, los saludé y nos pusimos a desayunar.

-¿Irás a trabajar hoy, papá?- Pregunté con curiosidad bebiendo de mi taza de café.

-No mi amor, hasta mañana, si quieres puedes acompañarme, a tu tío Jack le dará mucho gusto verte- Informó alegre.

Extrañaba mucho al tío Jack, él era el mejor amigo de mi padre, le decía "tío" de cariño, ya que básicamente me vio crecer y pasé muchos de mis días con él, era parte fundamental de mi vida y mi infancia, él se encargaba de asignar los autos destinados a cada carrera, fue él quien me enseñó a correr los autos de carreras, en uno de mis cumpleaños me regaló junto a mi padre uno de los autos que ya no usaban, lo restauraron y me lo dieron como obsequio, estaba guardado en el garaje de las pistas.

-Me encantaría ir contigo, ahí estaré- Afirmé con una sonrisa sincera.

Terminamos el desayuno entre charlas amenas y risas, después de eso me fui al estudio a buscar un libro para distraerme, estuve ahí algunas horas hasta que me vi interrumpida por la mano de mamá en mi hombro haciendo que me sobresaltase.

-¿Pasa algo?- Pregunté con intriga.

-Hija, alguien te busca en la entrada- Me dijo con una sonrisa algo sugerente, no entendía el motivo de su actitud.

-¿A mí?- Volví a preguntar con incredulidad, ¿Quién me iba a buscar en Portland?, Nadie sabe que estoy aquí.

-Sí, ve...- Pidió para después irse.

Yo estando más confundida que nunca, me levanté del sillón y caminé hasta la puerta de entrada, la abrí y lo que vi detrás de esta me dejó sin aliento...

MIERDA... No, no, no... ¡¿QUÉ CARAJOS HACE ÉL AQUÍ?! ¡¿Vino hasta aquí solo para despedirme por faltar un jodido día?!

¡¿Cómo mierda me encontró?!

Nos miramos un par de segundos sin decir una sola palabra, a pesar de que quería golpearlo en este momento por ser tan idiota, no pude evitar sentir algo al verlo, se veía tan guapo como siempre, vestía un pantalón de vestir gris oscuro y una camisa blanca con las mangas remangadas hasta los codos y los primeros botones desabrochados, se miraba muy sexy.

Bien Aurora, ¡Enfócate!

-Rafael... ¿Qué estás haciendo aquí?- Pregunté con mi rostro muy serio, él tenía el rostro algo afligido, su mirada era suave y se veía algo, ¿Triste? ¿Qué estaba pasando?

-Yo... Te estaba buscando- Respondió con nerviosismo.

-¿Por qué? ¿Qué quieres?- Volví a preguntar con severidad.

-Quiero hablar contigo- Soltó después de unos segundos mirándome con suplica.

-Yo no quiero hablar contigo Rafael, quiero que te vayas de mi casa- Dije con mi voz entrecortada, aunque quisiese sonar dura, no podía, no con él.

Se acercó unos cuantos pasos a mí hasta que tomó mi mano.

- Aurora por favor\, te lo ruego\, déjame hablar contigo\, solo unos minutos\, ¿Puedes?- Pedía con una mirada que reflejaba solo angustia.

Lo miré unos cuantos segundos, no me iba a afectar más de lo que ya lo había hecho si lo escuchaba unos minutos, no podía destrozarme más de lo que ya estaba.

-Bien, espera aquí un momento- Añadí suavizando mi tono de voz, aunque aun siendo seria, él asintió y yo entré a mi hogar a ponerme un par de tenis y una sudadera, le dije a mi madre que saldría un momento y volví con Rafael afuera.

No sabía cómo sentirme al respecto, estaba tan afectada, sentía mucho enojo por permitir que Rafael jugara conmigo de la forma en que lo hizo, pero también estaba muy triste, ya que muy idiotamente me enamoré de él y por supuesto que me dolían sus acciones, pero en fin, no me portaría como una niña inmadura, dejaría que me dijera lo que quería decirme, no tenía idea de lo que era ni a que vino, pero ya me enteraría en algunos minutos.

Veamos que es lo que sucede...

POV Rafael

Finalmente la encontré, me sentí tan aliviado de verla de nuevo, aunque ese alivio que sentí fue reemplazado casi al instante al ver sus ojos llenos de coraje, tristeza y decepción cuando me vieron. Me sentí destrozado, esos ojos que me miraban con alegría y un brillo que no cambiaba por nada, ahora me miraban con una tristeza que yo mismo provoqué, no me alcanzarían las palabras para pedirle perdón a mi pequeña...

Salió de la casa un par de minutos después con una sudadera y con sus tenis puestos, yo estaba atento a cada movimiento que hacía.

-No quiero que hablemos aquí, ¿Podemos ir a otro lugar?- Preguntó en voz baja mirándome a los ojos.

-Lo que tú quieras cielo, toma...- Respondí extendiéndole las llaves de mi auto, sabía que adoraba conducirlo, solo quería que se sintiera cómoda, que hiciese lo que ella deseara.

Ella me vio unos segundos hasta que tomó las llaves, caminamos hasta el auto y emprendimos camino, no sabía a donde íbamos pero me daba enteramente igual si estaba con ella. Nadie dijo una sola palabra en el camino, la observaba descaradamente, su rostro estaba serio, muy serio, y sus ojos estaban cristalizados, desearía saber qué es lo que estaba pasando por su mente.

En un momento vi que una lágrima resbalaba por su mejilla la cual ella retiró inmediatamente queriendo disimular, pero yo ya lo había visto, saber que la había lastimado de esa forma me hacía sentir la persona más despreciable del jodido mundo, saber que una sola de sus lágrimas fue derramada por mi culpa no tenía perdón alguno.

-Aurora...- La llamé queriendo decir algo pero levantó su mano sin mirarme indicándome que me callara frenando por completo mis palabras, hice lo que pidió, no dije nada más.

Continuó conduciendo durante varios minutos, el auto estaba inundado en un silencio sepulcral, si ella deseaba que no dijera una sola palabra hasta que llegásemos al lugar que ella quería, eso haría, estaba dispuesto a hacer lo que ella me pidiera solo para conseguir que me perdonara, aunque honestamente, no lo merezco.

Finalmente llegamos a lo que parecía ser un parque, era un lugar muy bonito, no había ni una sola persona ahí, Aurora detuvo el auto y ambos bajamos de él, yo iba siguiendo sus pasos, ella se sentó sobre una mesa de madera que estaba en el parque y me miró fijamente, yo me mantuve de pie observándola, mi rostro reflejaba solo angustia y miedo y el de ella indiferencia...

-Bien, habla...- Rompió el silencio cruzando sus brazos y mirándome con atención.

Había tantas cosas que decir, pero, ¿Por dónde empiezo?

-Yo... No sé bien por dónde empezar...- Dije con nerviosismo mirando el suelo y soltando un suspiro.

Voltee a ver de nuevo a Aurora que me miraba con una ceja enarcada.

-Bueno, creo que me gustaría empezar pidiéndote una disculpa Aurora. Sé que escuchaste mi conversación con Sebastian y sé que dije las cosas más estúpidas que he dicho en toda mi vida, te pido una disculpa desde lo más profundo de mi corazón...- Admití con pesar viendo cada detalle de su rostro, la conocía muy bien, sabía que cuando su mentón temblaba y su nariz se ponía roja era porque quería llorar.

No llores cariño, no lo voy a soportar... Bajó su mirada a sus manos antes de volver a hablar.

-¿Por qué lo hiciste Rafael? ¿Por qué jugaste conmigo de esa forma? Sé que me advertiste que no debía engancharme contigo porque no estabas dispuesto a tener nada con nadie, pero pudiste evitar darme alas y no dejar que avanzáramos hasta donde lo hicimos, ¿Por qué jugabas conmigo si solo pensabas que era una "adolescente inmadura"?- Preguntaba muy resentida con sus bonitos ojos cristalizados, yo me acerqué un par de pasos a ella.

-Sé lo que dije linda, y no sabes cuánto me arrepiento de ello, no me alcanzarían las palabras para pedirte disculpas por las estupideces que dije, solo quiero que sepas que no pienso ninguna de esas cosas de ti, tú eres la mujer más sorprendente y perfecta que he conocido en mi vida, eres la mujer más hermosa, inteligente, respetuosa, sexy, amable y valiente del mundo, y me arrepiento tanto de lo que hice... Jamás jugaría contigo cariño, tú no eres un juego para mí, cada beso que te he dado lo he hecho con el corazón, cada caricia y cada momento contigo, han sido los momentos más felices de mi vida...- Admitía viéndola con intensidad, deseaba hacerle saber todo lo que ella me hacía sentir.

-Entonces, ¿Por qué le dijiste eso a Sebastian?- Preguntó en un tono más suave soltando una lagrima que limpió rápidamente con el dorso de su mano, me acerqué hasta donde estaba ella, me puse entre sus piernas, puse una mano en su muslo y con la otra levanté su mentón obligándola a mirarme, limpié cada una de sus lágrimas y me atreví a confesarle lo que siento.

-Lo dije porque tenía miedo, tenía tanto miedo de aceptar lo que estaba sintiendo por ti, tenía miedo de aceptar que aunque me obligué a alejarte de mí y me obligué a pensar que solo me interesaba por tu físico, no podía estar más en lo incorrecto... Tenía miedo porque no quería aceptar que me enamoré de ti Aurora, de todo lo que tú eres, de tu hermosa personalidad y de tu inteligencia, de tu manera tan adorable y atrevida de ser, tuve tanto miedo de admitirlo porque me aterraba entregarle mi corazón a alguien y que jugaran con él como lo hicieron antes, pero ya no más, no me asusta arriesgarme si es a ti a quien le entrego mi corazón...- Admití sin titubeos ni vaciles viendo directamente sus ojos, necesitaba que supiera cuanto la quiero y cuan enamorado estoy de ella.

Ella parecía incrédula ante lo que le decía, sus lágrimas aun resbalaban por sus mejillas, yo las limpiaba con mis pulgares quedando cada vez más cerca de ella.

-No sigas con esto Rafael, no juegues conmigo, por favor no...- Pedía en un hilo de voz bajando su mirada.

-No cielo, no lo hago, lo prometo. Te juro desde lo más profundo de mi corazón que no miento, siento mucho lo que dije, solo te pido que me perdones, por favor... Quiero que sepas que te quiero demasiado Aurora, estoy enamorado de ti como nunca lo he estado de nadie más, y aunque no te merezco y no soy bueno para ti, te quiero a mi lado...- Susurraba con mi frente unida a la suya.

Por primera vez sentí que su tensión se iba disipando, sus manos viajaron hasta la parte trasera de mi cuello creando un abrazo.

-Rafael... También tengo miedo, tengo miedo de que yo solo sea un juego para ti, que realmente me veas como alguien insuficiente, o que esto que sientes sea algo solo pasajero, me aterra pensar que harías eso conmigo, porque también me enamoré de ti...- Susurró mirándome a los ojos.

¡¿Que ella qué?!

-¿Qué dijiste, cariño?- Pregunté con una sonrisa en mi rostro.

-Que me enamoré de ti...- Repitió en un hilo de voz.

Yo no pude sentirme más feliz en ese momento, nuestros sentimientos eran recíprocos, aún faltaban muchas cosas por decir pero en este momento no podía pensar en nada más que en probar sus labios. Me acerqué lentamente a ella, esperaba por algún movimiento que rechazase lo que estaba haciendo, pero al ver que lo aceptaba solo continué acercándome hasta besar sus deliciosos labios una vez más. Aurora lo correspondió al instante, fue un beso suave lleno de sentimientos, intentaba transmitirle y hacerle ver todo lo que sentía en mi interior.

Me separé de ella un par de segundos después, ella me veía de nuevo con esos ojos brillantes que me encantaban, acariciaba mi rostro con ternura, yo solo suspiré al sentir su contacto.

-Rafael, prométeme que esto no es una broma, prométemelo por favor...- Suplicaba con sus ojos llenos de angustia.

-Lo prometo cielo, jamás jugaría contigo ni con esto que siento por ti, te quiero y quiero estar contigo- Dije con sinceridad abrazándola por la cintura –Y, sé que no lo merezco en lo más mínimo, pero, ¿Podrías perdonarme?...- Pregunté con mi corazón en la mano esperando que pudiese perdonar mis estúpidas acciones.

-También te quiero Rafael, mucho, y sí, sí te perdono- Respondió ella con una pequeña sonrisa.

-Muchas gracias Aurora- Susurré sintiendo mi cuerpo descansar.

Yo le devolví el gesto y la abracé, me aferré a ella con fuerza solo sintiendo su cuerpo contra el mío, aspiraba su delicioso aroma, amaba tenerla así conmigo, tenerla junto a mí y solo disfrutar de ella. Permanecimos así un par de minutos, claro que mi deseo más grande era poder tener una relación formal con Aurora, pero antes de que algo pasara, tenía que hacerle saber todo de mí, tenía que dejarle ver el monstruo que yo era, no la merecía en absoluto, pero estaba dispuesto a mejorar por ella. Y si aun sabiendo todo lo que yo era, Aurora aun me aceptaba, dedicaría mi vida a hacerla la mujer más feliz del mundo...

-En este momento realmente podría pedirte que seas mi novia, no estoy seguro de cómo se hacen esas cosas, pero sé que mereces más que esto, así que lo dejaremos para otro momento- Le dije con una sonrisa acariciando su rostro, ella me sonrió y dejó un corto beso en mis labios.

-Nada me podría hacer más feliz que eso Rafael, esperaré hasta que te sientas listo...- Respondió comprensiva con voz suave.

-Aurora... cariño, necesito decirte algo más...- Comencé a decir con nerviosismo –Aunque lo que más desee es estar a tu lado, tengo que advertirte primero de algo...- Soltaba de forma lenta y precavida, ella me vio con confusión.

-¿Sobre qué?- Preguntó de igual forma.

-Es solo que... no soy la persona que crees, no soy una buena persona Aurora, he hecho cosas malas en el pasado, muy cuestionables, y me asusta pensar que te alejes de mí cuando lo sepas, por eso quiero decírtelo desde ahora- Admitía con algo de miedo observando su reacción.

Ella pareció meditar y analizar cada una de mis palabras, sonrió de lado un microsegundo y negó con la cabeza.

-Rafael... Sé lo que eres, y sé lo que has intentado ocultar- Me dijo en voz baja.

¿Cómo que lo sabe? No, debe estar confundida.

-No princesa, no conoces realmente lo que...- Intentaba explicar hasta que me interrumpió.

-Rafael, escúchame- Dijo tomando mis mejillas ya que estaba comenzando a balbucear –Sé lo que haces, lo que eres, tu manera de ser y los secretos que has intentado ocultar...- Me respondió cautelosa.

-¿Qué es lo que sabes exactamente?- Pregunté con miedo.

-Sé que eres un hombre poderoso, muy poderoso. Sé que eres temido por aquellas personas que hacen cosas malas, ya que llegas a cobrar justicia por tus propias manos, no directamente, pero lo haces... Sé que fue lo que pasó con Richards y como "misteriosamente" fue asesinado por un reo de la celda en la que estaba, conozco todo Rafael...- Soltó dejándome sin palabras, me separé unos pasos de ella viéndola con mis ojos y boca abierta por la sorpresa.

-¡Dios! No es posible, no... ¿Cómo es que sabes eso? ¡No! ¡Mierda, no!- Decía desesperado tomando mi cabeza entre mis manos caminando de un lado a otro.

-Rafael espera, tranquilo, está bien...- Soltó abrazándome por la espalda tratando de tranquilizarme, yo me voltee para poder verla a la cara.

-¿Cómo es que sabes todo eso? ¿Y por qué no estas huyendo de mí?- Pregunté aun con mi rostro afligido con el miedo de que ella se alejase para siempre al saber la clase de monstruo que era.

-Hace tiempo encontré unos expedientes extraños mientras estudiaba, le pregunté a Sebastian algunas cosas, otras solo las deduje por mí misma, y lo de Richards lo investigué por mi cuenta, sé lo que has hecho, pero no me importa, tal vez estoy loca por pensar de esa forma, pero puedo llegar a ver lo que realmente eres, esa persona increíble que me encanta, ese ser humano increíble que cuida de los suyos y que me conquistó sin siquiera quererlo...- Susurró contra mis labios dejando cortos besos en ellos, yo sonreí levemente y la abracé apretándola contra mi cuerpo.

-De verdad que no puedo creer lo que escucho, me siento tan feliz de escucharte decir eso, me alegra saber que me aceptas y que no tendré que ocultar nada contigo...-

-No lo hagas, confía en mí, por favor... Y no te molestes con Sebastian, yo insistí en que me contara algunas cosas, tuve que rogar un poco pero lo logré - Pidió rozando su nariz con la mía.

-Es que eres irresistible, amor...- Dije para finalmente devorar sus labios con intensidad, presioné su cuerpo contra el mío solo queriendo sentir cada parte de ella, anhelaba esto, la necesitaba conmigo, Aurora se estaba convirtiendo en mi razón de existir y cada beso, caricia o toque de ella se sentía como estar en el jodido cielo.

Nos separamos después de varios segundos con la respiración agitada, me alegraba que no hubiese nadie en el lugar ya que sería muy vergonzoso que me vieran con una enorme erección en pleno día.

-Aurora, te juro que dedicaré cada día de mi vida a hacerte feliz, no te merezco, soy un loco celoso y posesivo, pero prometo que intentaré dar lo mejor de mí y convertirme en el hombre que mereces- Prometí viéndola a los ojos.

Hablaba completamente enserio, ella estaba hecha para mí, y ahora que había encontrado el amor, no estaba dispuesto a dejarlo ir, mi preciosa Aurora, algo me dice que el futuro nos tiene destinado algo muy bueno juntos, estoy listo para descubrir lo que tenga que descubrir a su lado.

-Te quiero Rafael...- Susurró con una gran sonrisa.

-Y yo a ti cariño- La besé de nuevo, continuamos así un par de minutos, después de eso conversamos sobre otras cosas, me preguntó cómo fue que la había encontrado, yo con mucha pena le admití todo lo que tuve que hacer, ella solo se rió de ello y seguimos como si nada, solo un día había pasado sin ella y sentí que había sido una jodida eternidad, la había extrañado demasiado...

Finalmente me ofreció ir de vuelta a casa de sus padres, me preguntó si quería quedarme a cenar, de inmediato le dije que sí ya que me interesaba hacer las cosas bien con ella, debía conocer a sus padres y que me dieran su aprobación para la futura relación que quería tener con Aurora, ¡Dios! Realmente no podía estar más feliz...

Así que así se siente la felicidad, esto es el amor...

1
Yuly Ponce
Hermosa historia felicidades ❤️
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
la recomiendo
Deiver: gracias por leer
total 1 replies
America Lopez
hermosa historia
Tanny Farfan: Felicitaciones escritora, me gustó mucho esta historia, muy linda, bien cuidada, excelente ortografía,
total 1 replies
America Lopez
cobarde...
America Lopez
me gusta la fuerza de voluntad de Rafael
America Lopez
exquisita escritura, me fascina la interpretación de los personajes, felicito a la escritora. Sigamos con la lectura
Deiver: gracias que bueno que te guste la historia
total 1 replies
Rosa Rodelo
Foto, de los protagonistas
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play