SUEÑOS ROTOS

Ya terminaron las clases de idiomas Celeste salía junto a sus compañeras, pero buscaba con la mirada, él había prometido venir a recogerla y ella estaba ansiosa por él.

'¿a quien buscas?' le pregunto una de sus compañeras.

Celeste: "Es que alguien me prometió venir por mí, pero no lo veo".

En eso estaciona su auto frente a ellas Francisco Javier y sale a abrirle la puerta, lo que deja sin palabras a todas sus compañeras, que eran chicas sencillas nada vanidosas y nunca vieron un auto tan lujoso, Celeste se despide de ellas y sube cerrando la puerta del auto Francisco Javier y sentándose en el lado del piloto, la ayudo a cerrarse el cinturón de seguridad y puso en marcha el auto.

Celeste: "Quiero ir a un lugar tranquilo, donde pueda conversar contigo".

F Javier: "¿estas enojada?".

Celeste: "No, solo que hoy pase por mucho y quiero hablar contigo pero tranquila".

Él la llevo a una plaza hermosa con poca gente y portales que contaban historia, ella lo sintió como un lugar mágico, se quedaron en el auto, soltaron los cinturones de seguridad de ambos y se miraron a los ojos.

Celeste: "Gracias por todo lo que hiciste por mi hoy, no tenías obligación alguna, cualquiera solo me hubiera entregado a mi amiga para que ella me calmara, pero no quisiste que nadie me viera destruida y me protegiste, cuando yo nunca fui del todo buena siempre puse esa barrera de protección contigo, y te trate con altanería muchas veces, quiero pedirte disculpas por juzgarte mal, hoy me demostraste que eres una gran persona y que tienes un lindo corazón".

Francisco Javier solo la abrazaba de la cintura y le dijo.

F Javier: "Quisiera poder ser el hombre bueno que tú te mereces y poderte tener a mi lado siempre, pero la vida a veces nos juega malas pasadas".

Celeste no entendía por qué le decía esto, él prosiguió hablando.

F Javier: "Estoy enamorado de ti desde ese día en que me presente en tu salón dando los pases para la fiesta de bienvenida y tú te paraste sin casi verme, esa frialdad tuya mezclada con esa sonrisa coqueta natural que tienes me envolvió y por más que quise acercarme a ti no podía, ese día que te vi durmiendo con Geral en el pasto morí de rabia, pero me di cuenta de que él solo quiere protegerte y cuidarte, Celeste quiero que me veas a los ojos y me entiendas qué me e enamorado de ti, de esa sonrisa coqueta, esos ojitos que solo reflejan dolor en tu alma, y esa alegría espontánea que se sobrepone a todos tus problemas, ¡déjame curar tus heridas!".

Y sin más se acercó a ella poniendo su frente en la suya, sintiendo su respiración agitada, le pregunto.

F Javier: "¿te molesta tenerme cerca?".

Ella Solo movió la cabeza en señal negativa.

F Javier: "¿puedo seguir?".

Ella afirmó con la cabeza pues se encontraba tan metida en la mirada de él y se sentía tan protegida entre sus brazos que las palabras no podían salir de sus labios, el rozo su nariz con la de ella y paso su mejilla rosando la de ella en una caricia tan suave, pero que a ambos les hacían sentir cosas que al menos ella jamás sintió, esas caricias piel a piel sin que él la tocara hicieron que ella lo tomara a el de las mejillas y le diera un beso siendo esto una señal de aceptación, por lo que el siguió con un dulce beso y lo intensificó dando lugar a un beso apasionado, se separaron por falta de aire de Celeste y el sonrió.

F Javier: "¿te gusto pequeña?".

Ella solo se puso roja y se abrazó de su pecho, tratando que el mundo se detenga y quedarse así protegida eternamente.

Los besos se hicieron más, fueron de ser piquitos a besos incontrolables, pero él jamás la toco solo la tomaba entre sus brazos queriendo protegerla.

Comenzó a caer la noche y ella le pidió que la acercara a tomar el metro, por más que él le pidió llevarla, solo obtuvo un no por respuesta, así que la llevo lo más cerca posible, ella tomó un taxi y se fue contenta después de un día de terror había encontrado el amor y aunque no lo dijo, dio su primer beso, que ella pensó sería un roce de labios y termino haciéndole sentir sensaciones que ella nunca sintió.