El Mafioso Enamorado

Valentina tenía ya una semana sin saber de Michael, este a duras penas llegaba, y si no llegaba borracho o al menos eso veía Valentina. trato de hablar con él, pero el solo la corría del despacho o le decía que otro día, Valentina se cansó y sin importarle nada, esa noche lo esperaría por qué hablaria con él, ya que por las mañanas se iba muy temprano y no dormía en la habitación, pero ella se llevó una sorpresa, Michael llego nuevamente borracho, pero no iba solo, una pelirroja, de curvas de infarto, venía colgada de su brazo, Valentina los miró y Michael al verla soltó a la mujer, está lo vio mal.

—Que significa esto —le pregunto Valentina y Michael medio sonrió.

—Lo que te imaginas —respondio arrastrando la palabras.

—Hablas enserio Michael —este asentía y tomaba de la cintura a la pelirroja para acercarla a el y besarla apasionadamente, Valentina sentía como su corazón dolía, se rompía, un dolor en su pecho se instalaba sin aviso y sus lágrimas amanezaba con salir.

—Vete a la mierda Mich —le gritaba mientras subía a su habitación y empezaba a sacar su ropa para echarla a una maleta, tomo su celular y llamo a Adriana

«Llamada»

-¿Si?

-Amiga no molesto

-No, que pasa

-Podran venir por mi.

-Si, pero que te pasa, te oyes mal.

-Por favor saquenme de aquí, después te cuento.

-Ok, vamos para allá

»Fin llamada»

Al colgar siguió empacando, mientras Michael miro a la mujer y le dijo que se fuera, ordeno a sus hombres a que la llevará a su casa, el se encerró en su despacho sintiendose un idiota por lo que acaba de hacer, quería correr con Valentía y decirle que no era verdad lo que vio, que no quería dañarla, pero sabía que aunque en ese momento intentará explicarle la verdad, ella no lo iba a oir, solo deseaba sentirla, sentir su cuerpo, sus besos, sus gemidos provocados solo por el, su calor, su amor, todo ella, pero ese no era el mejor momento, siguio bebiendo, hasta quedarse dormido de tan borracho que estaba.

Sebastián llegó y miro a Valentina con los ojos rojos y cristalinos.

—Que te hizo —le decía en tono preocupado

—Saquenme primero de aquí —Adriana la tomaba de la mano y se la llevaba, mientas Sebastián miro al despacho y tomaba las maletas, Valentía se iba con ellos a su casa, y les explicaba lo que había pasado entre Michael y la mujer, y lo que ella vio

—Se lo advertí, le dije que no permitiría que te lastimara, eso no, que mierda le pasa a Michael —espetaba molesto Sebastián, en eso Valentina se doblo por un fuerte dolor en su vientre, Sebastián la alcanzo a sostener antes de que cayera al suelo.

—Que pasa Vale —decia preocupada Adriana

—No se, duele mucho ¡Aahh! —grito Valentina y Sebastián la tomo en brazos.

—Vamos amor, llevemosla al hospital —le decía Sebastián a Adriana, está tomaba su bolsa y salían, Sebastián coloco a Valentina en el asiento se atrás, y Adriana se subió enfrente, Sebastián aceleró hasta el hospital mas cercano, al ingresar con Valentina en brazos, ella empezaba a gritar de dolor, la metieron a una habitación y ahí pasaron dos horas, hasta que salió un doctor.

—¿Cómo está? —decia Adriana, Sebastián se ponía a su lado.

—Esta estable, debe descansar, tener reposo unos dias, por su estado —explicaba el doctor

—¿Estado? —preguntaba Sebastián

—A si es, la señorita Suárez tiene 15 días de gestación, y el dolor fue un aviso de @borto —ambos se miraba y asentian

—podemoa verla.

—Si, en una hora podrán llevársela —entraban y veían a Valentina llorar, mientras miraba a un punto invisible, perdida en sus pensamientos.

—Sabes que estaremos aquí para ti Vale —le decía Sebastián.

—A si es amiga, siempre juntas sin importar nada, ni nadie —le recordaba Adriana a su amiga.

—Lo se, y se los agradezco, pero no quiero verlo, no quiero hablar con él, no quiero que se entere —decia con su voz apagada, ella estaba dolida, estaba enojada y sentía como su corazón dolía cada que el nombre de Michael pasaba por su cabeza, sus promesas de protegerla siempre.

—Puedes quedarte en casa —le decía Sebastián.

—No, sabemos que iría ahí, y no quiero verlo, me iré a casa de mis padres unos días en lo que veo que hago.

—Sabes que se sabe la dirección Vale.

—La casa de aquí no, la de dónde viví de niña, está sola, y se que no habrá problema en que me vaya ahí —explicaba ella —otra cosas, Adriana a partir de hoy llámame como me decías de niña —agregaba.

—La pequeña Tina vuelve —decia Adriana, ellas de niñas solían llamarse por las letras de sus últimos nombres, Valentina era Tina y Adriana era Ana, y habían prometido llamarse a si cuando no quisieran que nadie supiera que eran ellas.

—Okey me explican —decia Sebastián y Valentina lo miraba.

—Ea algo que tenemos desde siempre, ella me llamaba Tina y yo a ella Ana cuando nos escondíamos de alguien o no queríamos que supieran que éramos nosotras.

—Entonces eres Tina —le decía Sebastián, después del hospital iban por las maletas de Valentina para llevarla al aeropuerto y Sebastián le dió una identificación falsa para el aeropuerto sin que Michael llegara a saber dónde estaba, solo ellos dos lo sabrían.

—Amiga ya sabes descansa y llamas cualquier cosa —decia Adriana

—Si, ya guardaron mi nuevo número —les decía y ambos asentian

—Si, con el nombre de Tina —le recordaba Sebastián, se despidió y subió al avión que la llevaría a Venecia, Italia, un vuelo de dos horas aproximadamente.

Miró por la ventanilla y sus lágrimas caían por su rostro, coloco su mano en su vientre y sonrió

«Estaremos bien solos mi amor»