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Hasta Que Nuestras Vidas Se Apaguen

Hasta Que Nuestras Vidas Se Apaguen

Status: En proceso
Genre:Amor a primera vista / Dominación / Malentendidos / Diferencia de edad / Pareja destinada / Casada con el millonario
Popularitas:11.8k
Nilai: 5
nombre de autor: Marîana Ibañéz

Alejandra quien a sus 5 años fue alejada de su padre por el echo de ser la hija de una empleada y nacida fuera del matrimonio. La quiso proteger de la humillación y del maltrato, la llevó a vivir a Colombia con su familia materna. La cuido y velo por ella desde la distancia sabiendo que era la hija de su gran amor. Después de 20 años creció como una hermosa mujer, educada y valiente. Una hermosa joya... quien será la presa de un delicioso hombre que la absorberá y amará hasta que sus vidas se apaguen.

NovelToon tiene autorización de Marîana Ibañéz para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Un charla.

Las miradas no terminaron en ese primer cruce. Era como si cada cierto tiempo, por instinto o curiosidad, Alejandra volviera a buscarlo con los ojos. Y ahí seguía él. Sereno, inmóvil, como si no tuviera prisa. Como si estuviera exactamente donde quería estar.

Camila lo notó, por supuesto.

— ¿Viste? Te está mirando. No uno de esos “mirones” babosos. Este es distinto. Hay algo... — Hizo un gesto con la mano como si tratara de atrapar el concepto en el aire. — serio en él. Elegante. ¿Lo conoces?

— No — Respondió Alejandra, sin mucha emoción en la voz. Pero su rostro ya comenzaba a traicionarla. Un leve rubor se le subió a las mejillas, y sus dedos jugaron nerviosamente con la servilleta.

Graham seguía observándola con calma. Hasta que, sin ningún apuro, se quitó las gafas de sol.

Camila se quedó muda por un segundo.

— Santo cielo. Ok, ese hombre tiene cara de problema... o de solución. No sé. Pero esa mirada no es normal. Está como... analizándote. — Alejandra lo sabía. Sus ojos, ahora libres de aquel escudo oscuro, eran claros, profundos, calculadores. Y, por primera vez, sintió que no era ella la que observaba: era ella la que estaba siendo observada.

Graham se inclinó un poco hacia Miles, quien ya esperaba instrucciones. Bastó un leve gesto.

Pocos minutos después, el mesero se acercó a la mesa de las chicas.

— Disculpen. — Dijo con una sonrisa educada. — El caballero de la esquina ha cubierto la cuenta. Que tengan un excelente día. — Alejandra levantó los ojos, sorprendida.

Graham no sonrió. No al menos de forma evidente. Solo inclinó ligeramente la cabeza en señal de despedida, como si hubiera cerrado un trato silencioso con ella. Luego, se levantó con calma, ajustándose las mangas de su camisa, y salió del restaurante sin mirar atrás.

Camila estaba extasiada.

— Dios mío, ¿qué fue eso? — Murmuró, apoyándose sobre la mesa. — ¿Quién es ese hombre? — Alejandra no respondió. Seguía mirando hacia la puerta por la que él acababa de salir. Su corazón latía con más fuerza de lo habitual. Y por primera vez en mucho tiempo, sintió que algo fuera de su control estaba empezando a girar... justo frente a sus ojos.

Al salir del restaurante, Alejandra caminaba al lado de Camila con calma, hablando de cosas sin importancia. Rieron por alguna anécdota, hasta que Camila, de pronto, se detuvo.

— ¡Mira quién está ahí! — Susurró entre dientes, señalando con la mirada.

Alejandra levantó los ojos y lo vio. Parado al otro lado de la calle, con las manos en los bolsillos y los lentes de sol de nuevo puestos, Graham Callahan esperaba tranquilo a que el semáforo cambiara. Era imposible no notarlo. Su presencia imponía incluso en algo tan cotidiano como esperar para cruzar.

— Es él — Añadió Camila, con una sonrisa traviesa. — ¡Vamos, di algo! Al menos agradécele. Nos pagó la cuenta, ¿o no?

— Camila, no... — Susurró Alejandra, pero su amiga ya la empujaba con suavidad hacia adelante.

Él las notó de inmediato. Bajó los lentes, dejando que sus ojos se encontraran con los de Alejandra. Esta vez, ella no desvió la mirada. El semáforo seguía en rojo.

— Señor... — Empezó ella, con un hilo de voz. — Gracias por el gesto de hace un rato. No era necesario, pero... fue muy amable. — Graham esbozó una sonrisa suave.

— Cuando algo vale la pena, uno se da cuenta de inmediato. — Camila sonrió como si hubiese ganado una apuesta invisible y se apartó discretamente, dándoles espacio. — ¿Puedo invitarte a cenar esta noche? — Preguntó él, directo, sin rodeos. — Algo sencillo. Una charla sin pretensiones. — Alejandra parpadeó, sorprendida por la propuesta tan inesperada… pero algo en su interior, quizás la mirada de él, o la firmeza de su tono, le hizo asentir.

— Está bien. Una charla.

— Perfecto. — Respondió él, sacando su celular. — ¿Te parece si paso por ti a las ocho?

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Cuando él se marchó, dejando tras de sí ese aroma a madera costosa y misterio, Alejandra se quedó en silencio unos segundos, como si aún procesara lo que acababa de pasar. Camila, por supuesto, no iba a dejarlo pasar tan fácil.

— ¡¿Cenaste con esos ojos?! — Exclamó, agarrándola del brazo. — ¡Dios mío, Ale, eso fue una escena de película! Literal.

— Camila, basta... — Dijo Alejandra, aunque no pudo evitar sonreír mientras cruzaban la calle. — No sé ni por qué dije que sí.

— ¿En serio no sabes? — Arqueó una ceja. — Alejandra, el hombre está bueno como para tatuarlo en una copa de vino. Y se ve que no es cualquier tipo. ¿Te viste esos zapatos? ¿El reloj? Ese no es un "gringo de paso", ese tipo es un tiburón vestido de turista. — Alejandra soltó una risita, intentando no dejarse arrastrar por la emoción. Pero algo en el pecho le vibraba. Era una mezcla entre intriga y algo más… algo que no podía nombrar.

— Igual no sé si sea buena idea. — Dijo, ya más seria. — No lo conozco. Y estas cosas pueden ser…

— ¿Peligrosas? — Camila completó la frase con un tono burlón. — Sí, claro, como si te invitaran a cenar todos los días hombres peligrosamente atractivos, educados y con acento. Por favor, dale chance. Te lo mereces, Ale. Solo cena. No es una boda. — Alejandra respiró hondo.

— Una cena.

— ¡Una cena! — Celebró Camila. — Vas a necesitar un vestido.

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Más tarde esa tarde... en casa de Alejandra

— ¿Y cómo fue que lo conociste? — Preguntó Martha, la otra amiga del grupo, sentada sobre la cama de Alejandra mientras esta sacaba opciones de su clóset.

— Ni siquiera sé cómo llamarlo “conocer” — Respondió Alejandra. — Estaba en el restaurante, nos miramos. Después pagó la cuenta. Y luego me lo encontré en la calle y me invitó a cenar.

— ¡Suena como destino! — Dijo Martha con una sonrisa amplia.

— ¿Destino con mandíbula cuadrada y traje hecho a medida? — Ironizó Camila. — Sí, total. Yo ya les dije que esto huele a novela. — Alejandra negó con la cabeza, divertida pero nerviosa.

— Ustedes están muy emocionadas, pero yo... no sé, chicas. Hay algo raro en él. Es muy... seguro. Como si supiera más de lo que deja ver.

— Y eso te gusta. — Dijo Camila, guiñando un ojo. — Alejandra no respondió, pero en el fondo, sí… le gustaba.

Mientras Camila hablaba emocionada sobre el vestido ideal para una cita "con un magnate disfrazado de turista", y Martha se empeñaba en que Alejandra usara tacones —aunque fuese solo para subir al carro—, el teléfono de Alejandra vibró dos veces seguidas sobre la cama.

Ella lo tomó sin pensarlo demasiado, curiosa pero tranquila. La pantalla mostraba un número desconocido. Deslizó el dedo para abrir el mensaje.

Desconocido: Sé que aún no me he ganado el derecho, pero confío en que no me harás quedar como un tonto esta noche.

Desconocido: Te estaré esperando. Mismo lugar. Misma esquina.

Alejandra leyó el mensaje con calma. En lugar de sorpresa o duda, una leve sonrisa se asomó en sus labios. Lo dejó ahí, un detalle más en esta noche que parecía ir de lo inesperado a lo intrigante. No iba a dejarse impresionar. Ya lo había decidido.

Desconocido: Por cierto, puedes llamarme Noah.

Alejandra no hizo nada por ocultar la ligera sonrisa que se le formó en el rostro. No era la primera vez que alguien la invitaba de forma tan misteriosa, pero había algo en la forma de escribir de él, tan segura y directa, que le despertaba la curiosidad.

Camila, al ver la sonrisa, no tardó en preguntar.

— ¿Es él? ¿Te escribió? — Alejandra simplemente asintió, guardando el teléfono en su bolso.

— Sí. Me espera esta noche en la misma esquina.

— ¿Y vas a ir? — Preguntó Martha, claramente intrigada. Alejandra se levantó, lista para empezar a vestirse.

— Claro. No hay razón para no hacerlo. — Respondió sin dudar. Camila la miró con una sonrisa traviesa.

— Así que, ¿Es un misterio, eh? Ya me imagino la noche que nos espera. — Alejandra no dijo nada más, solo se dirigió al armario. No había dudas en su mente, ni nada que la hiciera titubear. Esa noche sería interesante, y estaba dispuesta a disfrutarla.

1
Mary Ney
Escritora si puedes por favor más capítulos /Smile/
Mary Ney
Que bueno que Alejandra no se calla nada/Smile/
Mary Ney
Que votos tan hermoso de ambos salidos desde corazón /Smile/
meidi aguiar
Elvira las pagarás con creces
Alicia Balseca Triana
muy bueno
mariela
Elvira Monteverde firmaste tu sentencia de muerte porque Graham no te perdonará lo que hiciste mandar a secuestrar y drogar a Alejandra es haber desatado al demonio mismo.
Y ella pensó que sería fácil desaparecer a Alejandra y Graham no la iba a encontrar y lo hizo habrá boda con todo lo que pasó porque así lo decidió él.
Yadira Martínez Pérez: Y ella cree que el no sabrá la verdad
total 1 replies
mariela
Lo que hace el despecho y la envidia Elvira secuestro a Alejandra y no se imagina el infierno que desató y lo peor es que cree que no la descubrirá pero siempre hay alguien que se le sale algo y fue el nombre y Alejandra lo oyó y recordará.
Mary Ney
Que le digan que fue Elvira ese nombre tiene que salir escritora demasiado bueno capitulo queremos más /Smile/
Mary Ney
Gracias escritora por el capitulo esta bueno si un tiburón no la encuentra es un pecesito
Zenia Carolina Coffi Mata
por favor un maratón, está muy lenta y cuando más emocionante está la novela🙏
E.G 💞
Dioooos escritora necesitamos mataron /Pray/
Mary Ney
Calladita se llevó! Alejandra eso te enseñará que no hay enemigo pequeño tiburo nunca se dejan cabo suelto, más capítulos por favor /Smile/
Yulianni Casanova
me encanta tu novela por fa más capítulos
mariela
Alejandra estás con la emoción a flor de piel con esas mariposas revoloteando y ahora con ese regalo para tu luna de miel eso será apotiosico te casas enamorada de un Graham que pone todo a tus pies.
Hay Camila pareces una mona guindando en el palo de Bruno jajaja.
Mary Ney
Escritora que exquisito es ese hombre me mata por favor otro capítulo /Smile/
mariela
Elvira Monteverde la resentida que se siente desplazada y despreciada por Graham y como toda despechada a quien va a atacar no será a su amor frustrado sino a Alejandra el problema será que se lo echará de enemigo y eso será una guerra
mariela
Me encanta que sean pareja Graham está poniendo a sus pies todo lo que posee porque adora a Alejandra es su complemento, su paz, su tranquilidad y su alma gemela se la llevo a su casa para dormir y sentirla a su lado me encantó este capítulo.
mariela
Que posesivo y egoísta es Graham quiere ser el universo y que Alejandra gire alrededor de él nada más está enamorado hasta los huesos porque el reclamo vino con nalgadas de castigo que a ella le pareció placenteras que tal.
Claro que queremos saber cómo le hicieron ese chupetón a Camila avisa si ya está en el grupo.
Mary Ney
Hay callahan te juntas te con psicópata lo Alejandra será el blanco más capítulos /Smile/
Yadira Martínez Pérez
La muerte es lo que va a encontrar
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