Seducido Por Una Ladrona.

— Mamita, no sabes lo mucho que te necesito. ¿Sabes? Muchas veces me has hablado de que un día llegará el amor de mi vida, lo que no sabes es que tú eres el amor de mi vida. — Lloro mientras beso su mano.

— Chanel, ¿no has salido de aquí?, son las nueve de la noche. — Pregunta Fabricio, quien se había ido en horas de la mañana y que acaba de ingresar a la habitación donde se encuentra mi madre.

— No, quiero estar junto a ella.

— Ve y descansa, te prometo cuidar de ella.

— No puedo volver a casa, no sin ella.

— Debes hacerlo, no sabes cuantos días estará aquí y no es conveniente que te vea en ese estado.

— Ella no quiere pasar sus últimos días fuera de casa.

— Sí la sacas de aquí sin los equipos necesarios, solo se acelerará el proceso.

— ¿Cuánto?

— ¿Cuánto qué?

— ¿Cuánto cuesta conseguir lo necesario para llevarla a casa?

— No sabría decirte exactamente en este momento, pero es mucho, tal vez unos quinientos mil, puede que un poco menos.

— Por favor ¿averiguarías eso por mí?

— Está bien, lo haré.

— Cuida de ella, hay algo que tengo que hacer. Mañana mi madre volverá a su casa. — Sonrío débilmente, por el amor a la mujer que me ha dado la vida soy capaz de hacerlo todo.

— Chanel, ¿Qué piensas hacer?

— Nada que cualquier otra persona por amor no haría.

— Yo puedo conseguirte doscientos mil. — Me acerco a él y deposito un beso en su mejilla.

— Gracias, eres un gran amigo, pero esto es algo que solo me corresponde a mí.

— Sabes que las quiero a las dos y te los ofrezco de corazón.

— Gracias, si no tengo el dinero para mañana, con gusto los aceptaré. — Él solo asiente, doy un beso en la frente de mamá y salgo del hospital.

Tomo un taxi y llamo a mí exjefe, ruego porque conteste mi llamada. No lo hace así que vuelvo a insistir.

...Pov. Richard....

Son, las nueve y veinte de la noche, aun me encuentro en la oficina cuando suena mi celular, lo miro y me doy cuenta de que es Chanel, decido ignorar su llamada, he tomado la decisión de no buscarla más, al conocer a su madre opto por pensar que si en aquella ocasión robo mi celular tal vez fue por necesidad y, ya que no aceptó volver a trabajar para mí, lo mejor será que la deje atrás. Cierro el portátil y me dispongo a salir, ya no queda nadie en el edificio más que el personal de seguridad y yo, mi celular vuelve a sonar un par de veces más y decido contestar.

— Buenas noches, señorita Walker.

— Buenas noches, señor. — Su voz suena triste, al parecer ha llorado.

— ¿Sucede algo?

— ¿Está en su apartamento? Necesito hablar con usted.

— No lo estoy, pero puedo verla allí en veinte minutos.

— Gracias. — Cuelga sin decir nada más. — Una vez en el estacionamiento le digo a mi conductor que me lleve al apartamento y así lo hace, veinticinco minutos después hemos llagado. Miro desde el carro y me encuentro con ella en las afueras de la propiedad, los hombres que custodian el lugar no le han permitido acercarse, la observo abrazarse así misma tratando de brindarse calor, así que desciendo y dejo la puerta abierta.

— Chanel, venga conmigo. — La acompaño a subir a la camioneta y posteriormente llegamos a la entrada principal, descendemos del vehículo e ingresamos juntos al apartamento, de inmediato enciendo la calefacción.

— ¿Está usted bien? ¿Quiere algo de beber?

— Por favor.

— ¿Desea un té? ¿Tal vez café o un chocolate?, puedo prepararlo.

— No, necesito algo más fuerte, lo más que se pueda.

— Entiendo. — Busco una botella de tequila y sirvo dos vasos. Le entrego uno y ambos nos sentamos, esta vez mantengo la distancia, la observo beber todo el contenido de un trago, al parecer no está acostumbrada a algo tan fuerte, pues no puede parar de toser y su rostro está totalmente rojo.

— No debería beber así.

— Quiero más. — Tiende nuevamente el vaso en mi dirección. Levanto la ceja.

— Ya veo, está decidida a embriagarse.

— Por favor. — Insiste, así que le tiendo el vaso que había traído para mí mientras voy por la botella, al beber ya ha terminado con el líquido y nuevamente tiende el vaso en mi dirección.

— No se que le sucede, pero ¿no cree qué es mejor si me explica el motivo qué la ha traído aquí?

— Vine por alcohol, ¿puede darme más? — Suspiro y vuelvo a llenar el vaso, al terminar con el tercero vuelve a hablar. — Creo que ya tengo valor.

— ¿No la entiendo? ¿A qué se refiere?

— ¿Puedo usar su baño?

— Claro. — Le explico donde está ubicado y ella va hasta el mismo. Mientras la espero, me quito el saco, desabrocho un poco mi camisa y subo las mangas hasta la mitad de mis antebrazos, me dejo caer sobre el sofá permitiendo que mi cabeza repose sobre el espaldar, he tenido un día extenuante.

— Richard.

— Dígame. — Contestó con los ojos cerrados.

— Necesito más.

— ¿Más que?

— Tequila.

— Por favor sírvase, es todo suyo.

— La escucho tomar la botella y servir el contenido.

— Después de aproximadamente dos minutos y cuando siento que el sueño empieza a hacer presencia, vuelvo a escuchar su voz.

— Podría mirarme, esto de estar desnuda frente a alguien que te ignora es un tanto incómodo.

— Seguro que sí. — Respondo en medio del sueño. — No me imagino en una posición tan incómoda... — Mi mente tarda en procesar la información, cuando lo hace reacciono, un poco tardío, pero lo hago. — ¡¿Ha dicho desnuda?! — Me siento repentinamente encontrándome, con la imagen de un ángel caído, ese que me ha atormentado durante tantas noches en mis sueños, hoy está aquí, con tan solo el pequeño triángulo de sus bragas cubriendo aquella zona que solo he podido tener en sueños, el rojo de su cabello cae sobre su pecho blanco y desnudo, sus delicadas y marcadas curvas logran que en cuestión de segundos mi anatomía reaccione, me levanto y me acerco rápidamente a ella acortando la distancia que nos separa. Acaricio lo rosado de sus mejillas que decoran sus pecas, me pierdo en el azul de sus ojos. — ¿Qué haces pequeña ladrona?

— ¿Ladrona?

Quisiera poder ver si te desnudas... Y así poder perder todas mis dudas, de si mi alma en tu piel está encerrada... De si yo la perdí con tu mirada.

Porque tal vez no es fácil, poderme resistir a tus encantos... Y me hace falta el aire, que tú no respiras a mi lado... Y aunque a ti te da igual...

(Ladrona, Morat)

...Nota autora ...

¿Qué dicen? ¿Nos leemos mañana? Comenten. 🤗