A Marian se le fue arrebatado todo lo que tenía, incluso su libertad. Fue encerrada y maltratada durante un año en el que no pudo ver la luz del sol, su padre le ofrece un trato para salvarla del infierno en el que está, casarse con el duque Lion a cambio de sacarla de aquel maldito lugar, ella acepta sin dudar.
Cuando piensa que por fin podrá ser feliz, se entera que sobre su matrimonio hay una maldición, ella morirá al cabo de un año. Ella decide que un año en libertad era mejor que muchos presa en una pequeña habitación y decide disfrutar su tiempo junto a su dulce y tierno esposo, quien termina enamorándose locamente de ella.
Una maldición que amenaza un apasionante amor y la bendición de un hada que quizás sea lo que los libere, pero siempre con un precio alto por pagar.
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Capítulo 11. Hadas
Luis al ver a Marian perdida en sus pensamientos mientras observaba el cielo le preguntó.
__ ¿En qué piensas tanto?
__ En qué la libertad es sin duda el bien más preciado que puede tener una persona, ¿No te parece?
__ Si, sin duda alguna lo es.
__ ¡Oye!, tu eres un mago, ¿Por qué no haces algo de magia para mí?, muéstrame algo hermoso.
A Luis no le gustaba hacer magia en frente de otros ya que en su mayoría solían asustarse al ver algo que no entendían, sin embargo no pudo negarse a la petición de Marian y le dijo.
__ ¿Esta bien?
Luis se levantó de su silla y comenzó a hablar en un idioma diferente llamado a los espíritus de la naturaleza, a medida que él hablaba el lugar se fue llenando de pequeñas luces que iluminaron toda la terraza, Marian se fijó bien en la luz y se dio cuenta que aquellas pequeñas luces eran en realidad hadas.
Eran pequeñas y hermosas, ellas se arremolinaron a su alrededor y tocaron su cabello con curiosidad, observandola y tocandola como si ella fuera una criatura extraña,
Marian estaba maravillada con eso, ella jamás se imaginó que las hadas existieran y mucho menos que fueran tan hermosas.
Luis le dijo.
__ Parece que les agradas.
__ ¿Tu crees?
__ Claro que si, a ellas no suelen gustarle los humanos por eso siempre se mantienen ocultas y nunca se acercan a ellos, sin embargo ellas se acercan tanto a ti que incluso se atreven a tocarte.
__ Muchas gracias por mostrarmelas, son realmente hermosas.
__ En realidad el llamarlas no es tan difícil, no necesitas tener magia para poder llamarlas, tu aura es muy hermosa quizá sea por eso que les agradas, si quieres puedo enseñarte a llamarlas, así cuando te sientas sola ellas pueden hacerte compañía.
Los ojos de Marian se iluminaron como estrellas y le dijo.
__¿Enserio, me enseñarias?
__ Si.
Cuando se escucharon los pasos de alguien acercándose las hadas desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, cuando el mayordomo llegó a donde se encontraban ellos ya no había ninguna hada, él se acercó y dijo.
__ Joven señora debería entrar, las noches son muy frescas y se podría enfermar, el duque me pidió que no la dejara que se quedara tanto tiempo fuera durante la noche.
Marian lamento que el mayordomo fuera a buscarla ya que por su culpa se habían ido todas las hadas, Luis al verla tan decepcionada le dijo.
__ Ellas no se han ido, simplemente están ocultas de nuestros ojos.
Marian al escuchar eso pareció conformarse y entró a la casa, a pesar de que el interior de la casa era hermoso a ella no le gustaba estar dentro, sin embargo no podía estar fuera todo el rato, al entrar se sentó un sofá en la entrada y le dijo a Luis quien venía detrás de ella.
__ ¿Cuando me enseñaras a poder llamarlas?
Mañana cuando estemos solos, es mejor llamarlas cuando estemos fuera en la naturaleza, aunque son un poco caprichosas a veces no acceden a tu llamado, pero si les ofreces dulces seguro que vendrán, son muy golosas.
__ ¿Enserio?
__ Sí, por eso han aparecido en la terraza el olor a dulce les encanta.
Marian pensó en pedirle al chef que le preparará dulces para compartirlo con las hadas. __ ¿Que tengo que hacer además de darles dulces para que aparezcan?
__ Mañana te mostraré como puedes llamarlas, no se te será difícil ya que ellas ya te han conocido y les caes bien.
Mientras ellos hablaban el duque llegó y les preguntó.
__ ¿De qué hablan?
__ De nada importante.
El duque se sentó a la par de Marian y le preguntó.
__ ¿Cómo te encuentras?
__ Estoy bien hoy hemos recorrido los jardines son muy hermosos.
__ Me alegro de que te gusten.
__ Mañana queremos dar un paseo por el estanque ¿Te gustaría unirte?
__ Mañana tengo cosas que hacer así que no podré.
__ Es una lástima.
__ Prometo que te acompañaré a la próxima.
__ Si.
__ ¿Ya han cenado?
__ No, te estabamos esperando.
__ Entonces será mejor que vayamos antes de que se enfríe la comida.
Ellos se fueron al comedor, les sirvieron la cena y Marian le contó al duque todo lo que habían hecho durante el día, después de cenar el mago se fue a su habitación y el duque acompañó a Marian a la suya, al fijarse en el colgante que llevaba Marian en el cuello le dijo.
__ ¿Qué es eso?
Marian tocó su collar y le dijo.
__ ¿Esto me lo ha regalado Luis esta mañana después de que te fueras?
Al Duque el colgante le había parecido feo y tosco pero ella parecía muy feliz con su regalo y él le preguntó.
__ ¿Te gustan las joyas?
__ Supongo que si, son lindas.
Dos sirvientas estaban esperando a Marian en la habitación para ayudarla a cambiarse, a Marian eso le parecía una tontería sin embargo habían vestidos con los cuales necesitaba ayuda para ponerlos y quitarlos, ellas le pusieron un camisón suave de color rosa pálido, el duque aún le esperaba sentado en el sofá y cuando las sirvientas terminaron de vestirla ellas salieron casi corriendo para dejarles solos.
Marian se acercó a él y le dijo.
__ ¿Te quieres quedar a dormir conmigo?
__ ¿Puedo?
__ Si, la cama es muy grande.
__ Eso me gustaría.
El duque se quitó la chaqueta desabrocho unos cuantos botones de su camisa y se metió a la cama junto a Marian, ella se acostó de lado y observaba al duque y le dijo.
__ Eres realmente muy hermoso de seguro las mujeres han de hacer cola para estar a tu lado.
__ Claro que no todas temen por la maldición, ya que no es ningún secreto que este maldito.
__ Supongo que después de que muera todas te caerán como buitres.
__ No hablemos de eso.
El duque acarició su rostro y le dijo.
__ Hablemos de cosas más alegres. con uno de sus dedos le rozó sus suaves labios y le dijo.
__ A dónde te gustaría ir primero, después de que te recuperes completamente.
__ Nunca había pensado a donde me gustaría ir primero, supongo que a algún lugar cercano para empezar estaría bien.
__ Entonces te llevaré al valle que queda cerca de la ciudad está sólo a un día de viaje, ahí hay una pequeña cabaña donde podremos quedarnos unos días, estoy seguro de que ese lugar te encantará.
__ Esperare ansiosa por que llegue ese día.