Dicen que la historia la escriben los vencedores.
Que los héroes son solo villanos que supieron contar mejor su versión.
Yo no crecí con cuentos de hadas.
Crecí con sus sombras.
Mi nombre es Hope Michelson.
Soy la hija de una loba alfa y del híbrido más temido del mundo.
Llevo en la sangre la magia de los brujos, la furia de los licántropos y la sed eterna de los vampiros.
Mi linaje está marcado por la tragedia, la traición… y el poder.
Durante siglos, mi familia fue temida por todos.
Hasta que fueron malditos, encerrados en un sueño del que solo yo puedo liberarlos.
Pero para hacerlo, debo encontrar al Doppelgänger.
Y tomar su sangre.
Esta es mi historia.
La historia de una heredera sin reino,
de una hija sin padre,
de una bestia con corazón humano.
Mi historia… y la de un linaje maldito.
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capítulo 11
—Claro, entiendo que quieras hacerlo. —respondí, asintiendo con la cabeza, tratando de transmitirle confianza.
Stefan se puso de pie y me miró con una mezcla de determinación y nerviosismo. Podía ver en sus ojos la lucha interna, esa mezcla de miedo y valentía que solo quienes llevan una gran responsabilidad conocen bien.
—No te preocupes, solo será un momento. —dijo, tratando de calmarse y a la vez tranquilizarme a mí.
Mientras él se alejaba, me quedé en silencio, con la mirada perdida en el horizonte. Todo lo que había compartido con él pesaba en mi pecho como una losa, pero también era un alivio poder dejar salir esa verdad tan pesada que había guardado durante años. La historia de mi familia, la maldición ancestral que nos perseguía, la amenaza constante de las brujas que nos querían aniquilar… era demasiado para una sola persona.
Pero no podía rendirme ahora. Tenía que ser fuerte, por mí, por mi familia, por el futuro que aún podía cambiar.
***
Narrador omnisciente
Cuando Stefan se alejó, se aseguró de que yo no lo siguiera. Con un movimiento rápido de sus manos y unas palabras susurradas en un idioma arcano, conjuró un hechizo de confusión que desorientaría a cualquiera que intentara seguirlo. Sabía que debía actuar con cautela.
Se dirigió entonces hacia la guarida secreta de los últimos viajeros que aún quedaban en esa zona, un grupo de brujos muy poderosos y ancestrales, distintos a los hechiceros comunes de la comunidad sobrenatural. Estos practicaban magia ancestral, una sabiduría que se remontaba a tiempos inmemoriales.
Desde que supieron que el próximo Doppelgänger nacería en su comunidad, habían preparado a Stefan desde niño para una única misión: erradicar a los seguidores de los vampiros originales y acabar con el mal que la bruja Agnes había creado siglos atrás.
Al llegar a la guarida, pidió hablar con el líder del clan. Marcus, un hombre de mirada fría y voz autoritaria, lo recibió con una sonrisa apenas perceptible y, luego de escuchar su relato, lo felicitó con voz grave:
—Bien hecho, muchacho. Por siglos, los miembros de nuestra comunidad han intentado acercarse a la hija del híbrido, pero me sorprende lo que has logrado en una sola noche.
Stefan bajó la mirada, consciente de la gravedad de su misión.
—La chica está desesperada. Haría cualquier cosa para recuperar a su familia —continuó Marcus—. Pero no bajes la guardia. Ve con ella, no te hará daño. Hasta que llegue el momento, estarás seguro a su lado.
—Ya me di cuenta —respondió Stefan, con voz firme.
—Bien —dijo Marcus—. No pierdas más tiempo. Manténme informado de todo lo que consideres importante. Esta vez no podemos fallarle a Esther. Debemos acabar con esa raza de depredadores. Tú mismo viste que son un error de la naturaleza, no deben existir.
Stefan asintió en silencio, sin agregar nada más, y se marchó del lugar.
Marcus, aunque satisfecho por lo que el joven había logrado, no confiaba plenamente en su inexperiencia. Chasqueó los dedos y, sin mediar palabra, envió a su mejor soldado para que los siguiera y asegurara que todo saliera según el plan.
—Asegúrate de que todo salga como está planeado —ordenó Marcus con voz firme.
—Sí, señor —respondió el soldado con respeto.
***
POV Hope
Poco después, Stefan regresó. Su expresión era seria, pero determinada. Vi en él la mezcla de miedo y esperanza que yo también sentía.
—Mis padres están preocupados, pero entienden que tengo que irme. Me apoyan en esto —dijo, esbozando una leve sonrisa, como si eso le diera fuerza para continuar.
—Eso es bueno —respondí, sintiéndome un poco más aliviada—. Tener su apoyo será fundamental en el camino que tenemos por delante.
—Entonces, ¿estás lista para ir a Roma? —preguntó, con los ojos brillantes y llenos de ilusión.
Sentí que un pequeño fuego se encendía dentro de mí. Roma representaba no solo un destino geográfico, sino la esperanza misma de liberar a mi familia y romper la maldición que nos consumía.
—Sí, estoy lista. Pero debemos ser cautelosos —advertí, poniendo atención a cada palabra—. Las brujas no se detendrán ante nada para encontrarme, y no podemos permitir que nos atrapen. Son peligrosas y despiadadas.
—Lo sé —respondió él con firmeza—. Seremos cuidadosos. No dejaremos que nos alcancen.
Juntos comenzamos a caminar hacia la salida del pueblo, el viento frío de la mañana nos golpeaba la piel, pero no importaba. Cada paso que daba junto a Stefan me hacía sentir más fuerte, más capaz de enfrentar lo que viniera.
El viaje a Roma sería solo el comienzo de una lucha que apenas comenzaba. Pero con él a mi lado, sentía que finalmente tenía una oportunidad real para cambiar el destino de mi familia. Que por fin, la esperanza no era solo un sueño lejano, sino una realidad posible.