El Regreso De La Villana

...PUNTO DE VISTA DE ANYA...

Aquí... aquí estoy, bajo la pesada lluvia que no tiene intención de cesar.

El cielo gris, el viento frío y las puertas de la Mansión Vertron abiertas. ¿En serio? nunca pensé que fuera posible esta situación.

Pensaba que este día no iba ser igual que el día anterior. No me equivoqué, es más, creo que es peor de lo que imaginé...

—¿Por qué...? ¿Por qué decidiste romper nuestro compromiso?— Dice el joven de ojos azules con una expresión que no creo poder entender.

Sí, el joven Arian está aquí. Pidiéndome explicaciones del por qué rompí el compromiso.

Bueno pues, les cuento como un día que creí que no iba ser perturbado por alguna persona. Se fue directamente al olvido pues apareció el joven Arian, quien pensaba que iba estar festejando en su casa.

...PUNTO DE VISTA DE TERCERA PERSONA...

^^^___Unas Horas Antes___^^^

Había amanecido un nuevo día desde que Anya regresó al Ducado. El clima estaba bastante oscuro por la ruidosa tormenta.

La joven Villana se levantó como de costumbre, no deseando ir a estudiar, pero su familia la motiva a ir. Ella no se despertó por la luz del sol, sino por el sonido de los relámpagos.

—Este día no puede ser peor que esto ¿verdad?— Se preguntó la joven sin apartar la vista de la ventana donde se veía aquellas luces que crecían retorcidas hasta llegar a la tierra.

—Hace frío (Se puso la cobija en sus hombros, cubriéndose),mucho frío.— Murmuró temblando.

Alguien tocó la puerta y Anya le permitió entrar.

Era una sirvienta que entró haciendo reverencia y que en sus manos traía el desayuno.

Anya siempre se preguntaba ¿Cómo es que le hacían las sirvientas para saber que estaba despierta? Aunque siempre se lo preguntaba, nunca encontró respuesta.

Le ayudaron a prepararse para ir al colegio y cuando terminaron, se sentó a comer su apetitoso desayuno.

Anya se veía mucho mejor que antes, su herida parecía mejor. Ya no le dolía como antes, aunque aún le costaba caminar y no era de extrañar su condición, la joven no descansaba como se lo había aconsejado su doctora.

— ¡Señorita Anya!— Escuchó a lo lejos la joven de cabellos plateados. —"¿Es mi imaginación o alguien me esta llamando?"— Se preguntó Anya, pero decidió ignorarlo pues pensó que era puramente su imaginación.

De pronto, su desayuno es interrumpido por un sonido fuerte proveniente de afuera de la Mansión. Eso no era el sonido de un trueno, era de algo más.

Se levantó rápidamente y fue directamente hacia la ventana. Allí vio como las puertas de la Mansión Vertron se movían bruscamente, haciendo un ruido desagradable.

—¿Pero quién es la persona que ha entrado como loco? — Exclamó Anya sorprendida y un poco molesta por el escándalo de esa persona.

Miró por todos los lados para encontrar al posible culpable y allí estaba. Una silueta peculiarmente familiar, pero que no pudo reconocer; caminaba apresuradamente hacia adentro.

—¡Anya!— La persona gritaba como loco el nombre de la joven de cabello plateados. —¡Que horror! Esta gritando mi nombre, pero no recuerdo haber ofendido a alguien estos días.— Dijo nerviosa y pensativa la joven Villana.

—¿Joven Arian?— Se preguntó al reconocer un poco la silueta del joven que yacía bajo la pesada lluvia de afuera. Pero no estaba segura, la lluvia no la dejaba reconocer bien su rostro.

Anya se giró al escuchar el sonido de su puerta y miró quién se atrevió a entrar en su habitación.

—Señorita Anya. Disculpe por entrar sin permiso. Pero es algo urgente.— Informó Beth, la jefa de la servidumbre.

Anya la observó exigiendo respuestas. Quería saber qué estaba sucediendo.

—Señorita, el joven Arian la busca. Le pido que haga el esfuerzo por ir a verle.— Suplicó la sirvienta.

La joven Villana rápidamente entendió su situación, la sirvienta sentía pena por el joven Calixto que le rogó a la segunda persona que podía permitir que ese pobre joven entrara para resguardarse de la intensa lluvia. Sin el permiso del Duque o el de ella, la heredera; los guardias no permitirían que avanzará más aunque este fuera el mismo rey.

Cuando Anya iba a responder. Otra persona entra a su habitación sin su permiso. Haciendo enojar a Anya.

—¡Anya! ¡¿Por qué no te das prisa?! No ves que el joven Calixto quiere verte ¡Apúrate!— Ordenó la Duquesa con expresión de enojo.

La joven Villana se sentó en el asiento al lado de la ventana, tomo aire para apaciguar su enojo y exclamó: —¡¿Es que acaso no pueden tocar?!— Su sonrisa delataba que se estaba aguantando, parecía que iba a explotar en cualquier instante a pesar de su esfuerzo.

—Anya... (aguantando por no darle una cachetada) Lo siento (Se veía su disgusto en su rostro) por no tocar. Pero el joven A...—

—Duquesa, (la interrumpió) gracias por venir hasta aquí a avisarme. (Dijo más calmada) Pero en este momento no iré a verle. Así que Beth, hazme el favor de decirle al joven Arian que lo veré cuando envíe una carta informando de su visita.— Habló la joven de ojos grices molesta.

"Ahora váyanse de mi habitación" parecía que decía con su expresión la joven Villana.

La Duquesa con su ceja un tanto levantada y con una sonrisa fingida en su rostro, se fue de la habitación junto a la sirvienta que la siguió.

Anya observó por la ventana, mientras miraba como la sirvienta había hecho lo que le ordenó; el de informarle al joven lamentable de abajo.

—¿Ah? ¿Decides quedarte? Jaja (se ríe levemente) entonces veremos cuánto puedes aguantar.— Apostó la joven al notar que Arian no tenía intención de irse.

Después de unos mínimos, los ojos azules y los ojos grises se encontraron. Arian levantó su vista para observar a la joven a quien le quería pedir explicaciones, él simplemente no entendía el por qué. Los ojos opacos de la joven, aún en su sorpresa por ver que esos ojos la observaban, no los apartó.

Luego miró a un paraguas color roza acercarse al pobre individuo bajo el agua. Era Alice, sin duda alguna era esa joven que se compadeció de su amado.

Los mechones rubios se movían conforme caminaba. —Deberían estar felices ahora ¿no? Joven Arian, ya deja eso... ¿O es que te lo hice muy fácil?— Se preguntó la joven de cabellos plateados.

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Pasaron como 20 minutos de los cuales Arian se encontraba recibiendo esa fría lluvia. Pero Anya no hacía nada, ni siquiera se apiadó de él.

Arian miraba siempre a esa ventana que estaba en el segundo piso de la Mansión, donde se encontraba su amada Anya con una expresión neutra.

De repente, la silueta de Anya desapareció de su vista. Buscó desesperado el hermoso rostro de su ¿prometida?, pero no lo encontró.

Cuando pensó que Anya no lo iba a ver, una silueta brillante que destacaba a lo lejos; apareció en las puertas de la Mansión.

Una joven de cabello plateado grisáceo caminaba hacia él con una sombrilla en una de sus manos. Se veía tan hermosa.

El joven Arian se alegro de ver a su querida, a su amada, a Anya Vertron. La primera hija del Duque Edgar, de quien se enamoró a primera vista.

Anya se acercó lo suficiente como para que él pudiera escucharla. Cuando él se iba acercar más a ella, ella retrocedió unos pasos dándole a entender que no avanzará.

—¿A qué se debe su visita, joven Calixto?— Interrogó fríamente la joven Villana.

—¿Por qué...? ¿Por qué decidiste romper nuestro compromiso?—