Los Secretos De Alan

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5 años preso.

Perdió a su hijo.

Se volvió loco.

2 años en un manicomio.

Fue abusado muchas veces por el dueño hasta dejarlo en estado.

¿Cómo logró escapar?, conoció a K, hija de los del clan W, para ese entonces no lo sabía, y conoció a su pareja allí, por ayudarlos a escapar de ese manicomio, ellos mataron a dueño y le dieron una nueva identidad.

Ahora era hijo de los Kim, pero solo de nombre, no se pasa todo el tiempo con ellos, ni con su dinero, en este momento trabaja como cajero de un mercado en el país donde está, Italia, solo trabaja porque necesita algo en que ocupar su mente ya que se está volviendo loco, y lo que menos quiere es volver a un manicomio de nuevo.

Ya lo aceptó, su hijo mayor no volvería, solo le quedaba quien ahora estaba en su vientre, un pequeño frijolito y su hijo adoptivo, Marcus, junto a su verdadera abuela, Martha, quienes fueron un gran apoyo desde que salió de ese lugar al igual que los Kim.

Su hijo mayor cumplía diez años hoy, debía ir al hospital, tomaría anti depresivos sino supiera que le afectan a su pequeño cachorro de tres meses de gestación.

Era la hora del almuerzo y fué a comer en el almacén del mercado junto a otros tres más, los demás seguían trabajando ya que ya habían comido.

Mientras comía llamó a lo que puede denominar casa, y su pequeño respondió a la llamada —¿Cómo te fue en clase, mi hermoso Marcus?

—//¡Genial!, ¡pasé con 10 ciencias papá!, la abuela dijo que haría una tarta para celebrar, gracias por ayudarme a estudiar papá//— dijo el pequeño muy entusiasmado por el celular.

— Lo hago con amor, cariño, haré lo que esté en mis manos siempre para ayudarte, serás el mejor siempre para mí — dijo con cariño sintiendo mucha melancolía.

Ambos tienen la misma edad, su pequeña familia es quiénes lo mantienen cuerdo para no caer en la locura.

—//¿Te sientes bien, mi niño?,¿No te ha molestado mucho el mini Alan?//— pregunta la abuela quién había tomado el teléfono —//dejaste a nuestro pequeño sonrojado, está muy feliz.//

— Hasta yo estoy feliz por él, no ha molestado mucho, pero debido a mi felicidad ya a empezado patalear mucho ahorita — dice Alan con una media sonrisa terminando de comer.

Su sonrisa no se ha ido, y la mantendrá allí porque odia que sientan lástima por él, y también porque no quiere que le pregunten porqué ya llegado hasta este punto, solo lo sabe Martha a la perfección y solo le ha dado su apoyo, su pequeño, sabe a medias, es un niño, tanto tiempo hablando con su pequeño cuando estaba en prisión, le hizo entender que los pequeños no tienen porqué saberlo todo ni entenderlo, solo son niños, no podía apagar su inocencia.

Tan solo quería encontrar a quien le hizo eso a su bebé.

No tenía dinero para contactar a un detective, pero tampoco quería molestar a K, ya lo había ayudado mucho, es preferible que siga ayudando a otros que lo necesitan más, su pequeño ya estaba descansando en paz, era lo único bueno de todo.

Bueno, eso es lo que cree, tanto tiempo encerrado en ese manicomio le hizo pensar así, porque si decía lo contrario, tal vez los que estaban a su alrededor lo harían volver a ese lugar solo porque no asimila que su hijo le haya sido arrebatado.

Pero en su corazón se niega a creerlo, porque no hay un cuerpo que visitar en un cementerio, no hay rastros, pero en su corazón late una esperanza de vida.

Tiene un mes planteándose la misma idea, llamar a K.

"Si deseas llamarme para cualquier cosa,hasta la más insignificante, te ayudaré, sabes que lo haré, solo pídelo, llámame a mí o a papá, el también te ayudará, mi familia te quiere como parte de ella también, lo sabes" le dijo antes de que se fuera en el avión, su novia también le había dicho lo mismo pero como en realidad K lo estaba pensando: " Si alguien te hace daño, dinos y le haremos una visita especial como al bastardo de Wild" quien era el dueño del manicomio.

Ambas le dieron una muerte demasiado brutal, demasiado para su mente, dejó de pensar en ellos, pero si no hubiera sido por ese par de locas, hubiese muerto en ese manicomio con su cachorro, porque eso era lo que planeaba ese imbécil.

Suspiró, no estaba tan su vida ahora.

La última vez que vió a los esposos Hunter después de tanta ayuda fué cuando ellos le dieron la noticia de que la casa hogar del estado donde su hijo estaba, fue intervenida por unos hombres armados y se llevaron a su pequeño.

Dicen que debe estar muerto, su caso fué cerrado, porque no tenía quien lo ayudara, le pidió a los Hunter no ayudar, ya habían hecho demasiado y la policía tampoco haría nada, nunca lo hacen.

El tenía mucho enemigos, así que pensó que sería un secuestro para que les diera dinero, porque era muy hábil consiguiendo dinero, pero esa llamada nunca llegó y su pequeño tampoco.

lo que ocasionó que tuviera alucinaciones viendo a su pequeño en cualquier lugar y luego desaparecía frente a sus ojos y los demonios en su cabeza le echaban la culpa de su desapareción.

No sabía quién podría ser, tenía entendido que su ex jefe junto a su hermano estaban muertos, debido a la bomba implantada donde se encontraban cuando iban a ser capturados, sus otros enemigos no serían tan idiotas buscarían dinero de otra fuente que no tuviera que ver con él, ya que serían atrapados muy rápidamente si mantenían contacto con él.

Volvió a trabajar y cuando salió de su larga jornada, obtuvo su sueldo que cobraba semanal y llegó a su casa, bueno, era alquilada, y en realidad un apartamento de soltero demasiado pequeño, era del piso díez, no había nada de lujos, ni siquiera estaba pintado, su pintura era desgastada de años, dormía en un colchón que estaba en el piso, su ropa y cosas personales estaban en un armario muy pequeño, no tenía espejo, tampoco lo necesitaba, ya no se maquillaba,la mayoría decía que se veía deplorable, que debería hacerse un cambio de aspecto, le haría bien, en realidad no quería y talvez nunca lo haga de nuevo, no se siente bien para hacer ese tipo de cosas.

Su psiquiatra decía que era parte de su depresión lo que hacía que dejara de arreglar su aspecto, y tenía razón, no tenía ganas de nada más que estar con su familia pero completa, cosa que no era posible.

Más lágrimas salieron de su rostro una vez estuvo dentro de la casa y se abrazó al gran gato negro de ojos verdes que ronroneaba mientras pasaba por sus pies, su doctor se lo había dado como animal de apoyo, pero ahora se había convertido en su diario.

— Esperanza, ¿Sabes?, no lo soporto, ¿Que debería hacer?, ¿Que más tengo que soportar?, de todos los castigos de mis errores, el peor fue este, un padre que tiene donde ver a su hijo después de morir, tiene más consuelo que yo, ¿No sé le puso otorgar por lo menos una tumba?, ¿Un último abrazo?, ¿Un último te amo?, ¿Un último beso?, ¡No lo hubo!, ¡Solo diez veces en toda mi vida pude ver a mi pequeño después de que cumplió un año y fue llevado al orfanato!,¡Lo sé!, ¡Sé que es mi culpa!... Si tan solo... Pudiera verlo de nuevo...

Su mirada se quedó plasmada en el balcón de su diminuto apartamento, cerró los ojos con fuerza y se abrazó al gato que empezó a maullar apegándose más a su amo por el aura que desprendía.

"Nadie va a extrañarte"

"¡No!, ¡Nuestros cachorros!, ¡La abuela Martha!, ¡La familia W!, ¡Todos se preocupan por nosotros!"

"¿De verdad le importamos o solo nos quieren en su vida porque les ayudamos en algo alguna vez en la vida y no quieren tener ninguna deuda con nosotros?"

"¡Son especulaciones falsas, ellos nos aprecian!"

"Si nos aprecian sabran que es lo mejor que nos pudo pasar" — dijo una de sus voces y le hizo caso.

Caminó hasta el balcón pero algo más lo detuvo.

"Me prometiste que no harías cosas malas, papá" otra vez esa voz, volteó y su pequeño estaba allí, como la última vez que lo vio, era muy pequeño.

— No hice nada malo, cariño, yo solo...

"Si lo hiciste, pero esto es peor, ¿Vas a dejar a Marcus solo?, la abuela Martha pronto va a morir y tú vas a dejar a mi hermano solo" dice la voz "además, no me vas encontrado, ¿Vas a dejarme solo en este mundo donde solo te tengo a tí?".

Abrazó más a esperanza viendo a su pequeño desaparecer ante sus ojos sintiendo las lágrimas derramarse por sus mejillas sin parar.

Limpió sus lágrimas y fué a lavar su cara en el pequeño baño del apartamento, una vez lo hace, seca sus manos y hace una llamada al número que se ha sentado a pensar muchas veces en llamar.

— K, ¿Eres tú?

—//¿Que sucede, cielo?, no te escucho bien, ¿Cómo te sientes?,¿Pasa algo con mis sobrinos?//

— Quiero que me ayudes a encontrar a Adrián.

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