Para escapar de las abrumadoras responsabilidades heredadas de su difunto hermano, Bitte, de 19 años, viaja a un remoto pueblo de Tailandia. Allí conoce a Estoico, un chico de 13 años abandonado por sus padres, quienes lo utilizaron para pagar una deuda de juego. Conmovida, Bitte decide adoptarlo a pesar de la mínima diferencia de edad, cargando así con una nueva responsabilidad. Sin embargo, lo que comenzó como un acto tierno y loable, pronto comenzó a oscurecerse.
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Capitulo 1: Recuerdos
Narrador: Estoico
Sus zapatos resuenan por los suelos de la casa, su vestimenta acorde al día pues está libre de trabajo, ella siempre despierta antes que todos y se muestra después que los demás están deambulando alrededor del hogar... Como es de costumbre los cinco la esperamos para desayunar, ponernos al día y planear una salida.
Aún recuerdo vivamente aquel día hace ya unos años; yo tenía 14 años y vivía en un pueblo pequeño en el cual mis padres de sangre me dejaron como pago del alquiler qué debían al hostalero quien ya era un señor mayor de unos 59 años, en los tres meses que estuve allí fui la multitarea cargaba agua, limpie el recinto, cocí las ropas... etcétera.
Luego de esos meses un día 26 de septiembre apareció ella a sus 19 años recién cumplidos; en aspecto era la persona más limpia que había conocido hasta ahora en ese pueblo aparte de los de la tienda de las calles siguientes, su ropa toda negra, su piel un tanto bronceada y su cabello aunque atado a una coleta le llegaba asta las rodillas negro como el azabache. Al llegar pidió una habitación con baño incluido, ya que no todas disponían de uno... su estancia en el hostal fue un total de 32 días en los cuales conversamos mucho y así un día hablando con el señor seit dueño del lugar Bitte decide adoptarme dado que prácticamente no tenía padres.
Lo primero que me dijo al terminar los trámites de adopción luego de unas semanas fue ‐tenemos que arreglar ese cabello ‐mostrando determinación, No era que lo tuviera feo ni maltratado era solo que... digamos algunos no deseados lo habitaban en esos momentos. Solo asentí a su palabra muy poco hablaba aveces solo me dedicaba a observarla.
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Ya pasadas unas horas de aquel largo tratamiento para alejar a los individuos que alojaron en mis cabellos anteriormente, Bitte yacía sentada en una silla situada frente al espejo más cercano allí con tijeras en las manos mismas tijeras qué se utilizaron en mis cabellos antes... pero que ahora estaban por ser utilizadas para cortar el de ella dado que por la cercanía al momento de eliminar, extraer y demás situaciones que tuvo que hacer para poder realizar la labor de exterminar esas alimañas llamadas piojos algunos de estos habían decidido viajar a esa melena tan abundante y larga que posee.
‐No sientas que es tú culpa después volverá a crecer ‐me dijo con tanta seriedad... ¿Creo?, vi como media el largo y calculaba el ángulo en el que sostenía las tijeras de un momento a otro y en poco cortes la anterior melena fue reducida a la altura por encima de sus hombros *Y no sé si fue idea o certeza cuando pude ver que aun así lograba lucir mejor, más joven.
‐Se le ve muy bien el nuevo corte de pelo señorita Bitte ‐dije con un deje de vergüenza aun sin poder acostumbrarme a la cercanía con alguien más aparte del anterior jefe del pequeño hotel.
Ella volteó asia mi y con sonrisa leve sin mostrar dientes dijo ‐Gracias, Estoico.
