Una imagen, miles de recuerdos

Fue un día perfecto, dejé a Aurora en casa y la miré nuevamente sonreír como la primera vez, mi cuerpo temblaba un poco y le dije que era por el frío de la noche, aunque realmente no dormí mucho anoche, porque mientras ella dormía yo la miraba y al mismo tiempo observaba las estrellas, mientras escuchaba un poco de música con un volumen demasiado bajo porque no quería dañarle el sueño, simplemente estaba totalmente perfecta, fue una noche mágica siendo orientados por la corriente a cualquier lugar pero es hora de volver a mí mundo en el cual hábito, esta fantasía de una noche había llegado a su fin, y era hora de volver a la normalidad.

Teníamos unos días libres en el trabajo ya que Jefe se encontraba de viaje así que sería un momento perfecto para poder descansar de la mente, pero debería estar otra vez en la universidad en la tarde y por suerte ya tenía todo preparado para una exposición que tenía que hacer al frente de algunas personas especializadas en mi investigación, entré a mi cuarto y miraba la ciudad y aún tenía en mi mente bien detallado la noche mágica que tuve, fue la mejor desde hace muchos tiempos atrás, pero de repente otra vez esos pensamientos en mi mente, mientras veo mi taza de café y fijo mi mirada solamente en el rincón de mi habitación donde guardé todas mis esperanzas de poder conectar de alguna forma con mamá cuando de repente recibo una llamada.

-Buen día ¿Con quién hablo?

-Hola amigo, soy Eric y solamente te llamaba para invitarte a salir, si tienes un poco de tiempo libre claramente. —Su llamada me parecía un poco extraña, la última vez que hablamos no habíamos terminado muy bien y desde hace mucho no recibía una llamada suya.

-Tengo que ir a la universidad en la tarde, pero tengo tiempo ahora, ¿Qué necesitas?

- ¿Aún recuerdas todos los puestos de libros que ponen dos veces en el año? Pues toda esta semana los puestos están en la ciudad y quería saber si me podrías acompañar.

-Entiendo, Si ya voy a tu casa

-Genial amigo, te espero.

Sé muy bien de lo que habla y claramente recuerdo aquellos puestos llenos de cientos, miles y hasta millonadas de libros de tantos escritores de todas partes, desde el país más grande hasta el último rincón, desde el Paulo Coelho hasta un escritor de diez años, es una locura la cantidad de lectores que se animaban por ir a descubrir un mundo nuevo en aquello libros, cuando tenía diecisiete años papá me dio una gran cantidad de dinero y llegué con casi veinte libros de los cuales los disfruté todos, pensar en aquellos tiempos me traen nostalgia.

-Hola amigo, disculpa la demora

-Tranquilo hermano, vamos que debe estar lleno.

Mientras conducía manteníamos una increíble conversación sobre lo que Jean había hecho en Barcelona, cada vez se hacía más conocido y los dos estábamos muy alegres, yo sé que Eric está a la altura de Jean, solamente le hace falta aprender un poco más y explotar al máximo su potencial, sus ideas eran casi perfectas, sus historias tenían una coherencia absoluta.

-Llegamos Antoine, recuerdo que a nuestra temprana edad vinimos acá y que nuestros corazones casi se salían de nuestro pecho, recuerdo muy bien cuando Jean y tú discutían sobre las mejores obras... Recuerdo cuando éramos los tres mejores amigos

-Lo sé, también lo recuerdo y fue mi mejor época.

-Claro... ¿aún hablas con Jean?

-Desde que se ganó esa increíble Beca, no, pero he estado muy pendiente de todos sus movimientos y me alegro de todo lo que está logrando y ¿Tú aún hablas con él?

-Si, prácticamente todas las noches hacemos vídeo llamadas y hablamos demasiado... Él te extraña... al igual que yo. —No sabía que decir después de esas palabras, decidí no tocar el tema y cambiar de rumbo—

-Vamos a ver que libros encontramos, antes de que se llene más. -

Fueron unas cuantas horas viendo el lugar y tantos libros de los cuales escoger, tantos escritores que dejaron consejos para poder alcanzar algo más que llenar un pequeño vacío, lograron dejar su huella en un mundo escondido en letras, en una dimensión donde todo podía ocurrir, en pocas palabras... En un libro.

Parecía un niño cuando entra a una Juguetería, ver aquellos locales abiertos fueron un deleite para mí, ya había comprado unos dieciséis libros, algunos de pequeños escritores locales y otros de grandes leyendas literarias todo era Bueno, hasta que llegué a ese libro, el primer libro de Jean con el cual pudo conseguir una beca en una buena universidad además yo no podía olvidar en esos días en los cuales Jean me contaba cada día de como avanzaba con su historia, no dormía, no salía y creo que tampoco comía, duraba casi 10 horas escribiendo y el resto de tiempo hacia lluvia de ideas, empezaba de nuevo, borraba partes y agregaba partes trataba de hacer una historia demasiado completa, con una coherencia sublime con la cual no dejar ni un solo espacio vacío, no dejar ninguna palabra sobrando yo leía cada día lo que hacía y realmente era brillante el toque que le daba a sus historias, Jean es increíble.

Mientras veo el oscuro cielo azul indicándonos que la noche está por asomarse, veo la historia y recuerdo todo como si fuera ayer, no era un libro como el que tengo ahora, eran hojas tachadas por algunos de sus errores escritos con su puño y letra, mientras nos sentábamos los tres en el parque, Eric leía conmigo mientras que Jean arrojaba algunas rocas al lago, cuando hizo una fiesta para celebrar su presentación oficial de aquel libro, no fui porque llevaba un tiempo asimilando mi fracaso en el mundo de los escritores, solamente no tuve el talento, es increíble y un poco nostálgico ver a chicos con la misma edad con la que yo empecé a escribir, leyendo libros tan difíciles de entender y extremadamente icónicos, veo por sus ojos que resplandecen al pasar de página en página que sienten la misma emoción que yo y desean alcanzar lo mismo que alguna vez quise lograr, tan solo espero que los dados Jueguen a su suerte y puedan escribir libros que terminen en lugares como estos y a su vez en niños como ellos y puedan seguir un ciclo por unos largos años, no me arrepiento de haberme enamorado de esto, solamente el destino me llevó por un camino un poco diferente de lo que esperaba esto es como un amor no correspondido, lo amas demasiado pero simplemente no es para ti y quizás y tan solo quizás halla algo esperando al final del día que te pueda volver la ilusión y decidas avanzar gracias a eso.

-Amigo ¿Nos vamos?

-Adelante amigo, vamos a casa

-No Antoine, la noche aún es demasiado Joven, vamos al parque y comemos unas hamburguesas y terminamos la noche en aquella cafetería que está abierta toda la noche ¿La recuerdas? -

-Como olvidarla, donde leíamos nuestros libros y escribíamos mientras sonaba música clásica y buenas tazas de café. -

-Exacto, hay que revivir esa época. -

-Está bien amigo, adelante.

Realmente no olvidaba esa cafetería, Eric nos llevó a Jean y a mí una noche como esta después de comer llegamos y nos sentamos y sonaba un poco de Jazz y Blues, Rock clásico, Bon Jovi, un poco de John Lennon entre muchas más melodías, duramos casi toda la noche sentados leyendo libros bebiendo café, comiendo de todo lo que había hasta salir cansados y dormir en la casa, los 3 íbamos allá cada sábado en la noche creo que a esa edad lo más normal sería ir de fiestas o salir cada uno con su pareja, pero nosotros 3 siempre terminábamos allá, leyendo, escribiendo y charlando mientras mirábamos la oscuridad de la noche por la ventana la música no paraba de sonar algunos chicos y chicas que iban por la música bailaban abrazados disfrutando de un momento de tranquilidad.

Llegamos al lugar de las hamburguesas donde comimos hasta no poder más. Después de unos cuantos minutos llegamos al lugar y seguía igual a como le recordaba, nos sentamos y el humo de algunas personas que fumaban mientras leían nos traía viejos recuerdos, de la música sonando bajo pero que llegaba perfecto en nuestros sonidos, se conectaba nuestro gusto musical y literario para formar uno solo, las letras fluían mientras la música nos tranquilizaba.

-Qué recuerdos no amigo. — Quedé en silencio unos segundos viendo que el lugar no había cambiado prácticamente en nada—.

-Si amigo... Buenos recuerdos.

El resto de la noche fue tranquila, solamente nos sentamos a beber café y leer libro tras libro, ver la lluvia caer por la ventana y jóvenes enamorados disfrutar de su pequeño romance el frío cada vez era más abismal y cada vez llegaban más personas buscando despejar un poco su mente, Acabada la noche me despedí de Eric y fui a casa en la madrugada.

Llegué a casa y vi una de mis cajas que había guardado encima de mi cama, mi mirada se dirigió totalmente a ella y no recordaba haberla dejado en aquel lugar, me dirigí a ella y solamente miré... Los recuerdos que tenía de mamá, su foto de graduación en una universidad en París , sus fotos con su equipo de Voleibol, su reloj favorito que fue el que papá le dio en el día de su cumpleaños, y duré unos minutos mirando objeto por objeto, algunos de ellos me traían recuerdos tan largos que por poco me ocasionaban lágrimas hasta que llegué a su libro favorito, lo miré, recuerdo cuando mamá lo leía, una y otra vez como si fuese la primera vez, le contaba a Papá sobre la belleza de aquel libro y sobre su contenido, papá se hacía el sorprendido aunque ella ya le había contado mil veces sobre eso y de tanta felicidad parecía no acordarse, miré uno de sus escritos de su Juventud, sobre lo duro que era para ella seguir un camino que aunque la hacía feliz a ella nadie la apoyaba, ella era totalmente increíble, y vi un libro más y estaba a punto de guardar todo cuando de repente, cae una foto que estaba dentro de aquel libro, al tomarla mis ojos no pudieron sostener las lágrimas. Era una foto que papá nos había tomado a mí y a mamá en el hospital, ella estaba enferma, pero sabía que era mi cumpleaños y me compró un libro pequeño, recuerdo que en esos me dijo, me acuerdo tanto que los escribí en una hoja para leerlo hasta sentir que ella me lo estaba diciendo frente a mí.

"Hijo mío, sin importar que pase quiero que sepas que estaré contigo y no solamente en tu cumpleaños... Estaré para siempre, quiero que seas feliz, quiero que Escojas algo que te haga feliz, ya sea siendo escritor como tu mamá y si quieres ser un doctor como tú Papá, mi amor, me quedan pocos de meses de vida... Me siento tan feliz de tener un hijo tan bueno y gentil como tú, sin importar que pase... Siempre estaré contigo".

Recuerdo muy bien que ese final, cuando mamá murió recuerdo que escribía esa frase detrás de mis cuadernos y solamente pensaba en lo feliz que fue, desearía que estuviera acá para que me diera un abrazo, porque no puedo seguir más, me siento infeliz al saber que no pude ser como mamá, tal vez esa fue mi obsesión con lo de ser un escritor, quizás y tan solo quizás, guardaba una pequeña esperanza de que mamá me estaba viendo desde un lugar, y se sintiera feliz de que su hijo había logrado lo mismo que ella, de que su hijo siempre quiso ser como ella y que supiera que su hijo cada noche derrama lágrimas pensando en ella y solamente la extraña, esta noche una vieja herida se abrió, y no quería volver a guardar las cosas de mamá, decidiré descansar un poco, quiero descansar de todo este peso que cargo, quiero simplemente ser feliz en cualquier lugar.

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