Así pasaron los días hasta cumplir una semana y yo fiel a mi palabra sacándole la vuelta para evitar conversaciones con él, era súper divertido o entretenido. No sé por qué pero parecía que a cualquier lado que iba él estaba ahí, eso no era normal ya que no coincidíamos en grados; hacer educación física fue un suplicio, las semanas anteriores a que Ramiro se interesara en mí no habían sido tan pesadas, no sentía tanta pena de hacer educación física como lo indicaba el profesor (sin el pans, solo el short).
Pero una vez que este hombre empezó a aparecer por mis clases todo cambio, no entiendo por qué, que vio, no creía que hubiese visto todo lo que dijo. Porque en todo caso me estaría leyendo como libro abierto. Y eso no sería bueno, significaba que mis barreras defensivas Ramiro las saltaba a su gusto lo que a su vez significaba que quedaba súper vulnerable ante él y eso no lo permitiría.
Jajaja, o eso pensé en aquel tiempo ilusamente, sin siquiera imaginar lo que este chico vendría a hacer y a evitar en mi vida.
El viernes de la siguiente semana todo era un caos y quien sabe porque, ni en la cafetería se podía comprar nada, para ese entonces ya llevábamos casi 4 meses de clases y Ramiro casi 2 semanas persiguiéndome e invitándome cosas que realmente quería; pero que no iba a aceptar. Hasta ese día todo se juntó, yo tenía hambre Nikky e Issa también, estábamos peleando por acercarnos y cada que intentábamos estar un poco más cerca salíamos un tanto lastimadas entre codazos, pero eso no iba a lograr que me rindiera. Yo tenía que sacar algo para mis amigas y para mí, por primera vez en 2 semanas de semi acoso di gracias por encontrarme con mi guapísimo y terco Ramiro, el me escucho y ya me estaba tendiendo unas frituras de chipotle, ya abusando de su amabilidad le pedí algo más para las chicas. A los pocos minutos ya tenía todo, así que me di la vuelta y me dispuse a irme con mis amigas.
Pero como era de esperar una manota me retuvo.
Ni un gracias, aunque arriesgue mi vida para que tú y tus amigas tuvieran algo de comer. -y si, de cierta manera tenía razón no le di un gracias y tampoco le había pagado.
Tienes toda la razón, gracias. ¿Cuánto es?
No te detuve para cobrarte, pero llevas esquivándome las últimas 2 semanas, que, ¿en verdad no podemos ser amigos?
Mira de poder si podemos -dije- pero no sé por qué siento que si me involucro contigo saldré lastimada.
Dame solo la oportunidad de conocerte no pasara de ahí -dijo, aunque no estoy segura de lo que dijo entre dientes, pero me pareció oír un- al menos no tan rápido.
No lo sé déjame pensarlo. ¿Cuánto te debo en verdad?
Nada así déjalo -si yo seguía insistiendo esto sería el cuento de nunca acabar.
¿Está bien, pero para la otra yo invito, ok?
¿No lo podías dejar en el “está bien”? ¿Para que agregarle lo demás?
Ya no te quejes tendremos otra excusa para hablar -le dije para que se fuera, sinceramente con el me sentía segura y en peligro. Las dos cosas al mismo tiempo y eso no era bonito.
Va eso me late.
Bye.
Y me fui con las chicas, Nikky, que de las tres era la más coqueta y enamoradiza no tardo en brincarme encima con su letanía de preguntas; entre ellas:
¿Ese no era Ramiro de 2°H?
¿Qué quería?
¿Te está molestando?
¿Por qué no le das el sí?
Y así una infinidad de preguntas más, ni cómo responderle a la señorita, y menos platicarle que llevaba rechazándolo y sacándole la vuelta un poco más de 2 semanas. Solo al igual que a Ramiro también le di la vuelta a mi amiga diciéndole que solo me hizo el favor de sacarnos las cosas para poder comer y le estaba agradeciendo, siendo sincera la cara de Issa era de “no te creo nada” pero no lo dijo en voz alta ya que para mí fortuna era más discreta que Nikky.
Ese día igual que todas las semanas después de receso llegaban las 4hrs de taller, que para ser clara no eran de mis favoritas; bueno como explicarles que la maestra Rosaura y yo no éramos santo de devoción mutuamente, así que no tenía ni la mínima gana de entrar al taller, pero como buena niña que soy aquella vez lo hice y así mi tarde transcurrió sin mayor novedad ni encuentro con mi príncipe tortuoso por el resto de la tarde.
Llego el jueves y al parecer ya se le había pasado el interés por mí a Ramiro, ahora quien lo buscaba y estaba al pendiente con la mirada de lo que él hacía era yo. Eso ya no era nada bueno, no sé si fuera parte de su plan que yo me empezara a interesar en él; pero si lo era está muy tonto ya que desde el primer día de escuela yo le preste atención, otra cosa muy distinta es que estuviera intentando proteger mi corazón y mi salud mental. Porque si había una cosa de la que estaba total y plenamente segura, era que el embarcarme en un enamoramiento unilateral e imposible solo terminaría lastimándome mucho.
Y aun así no podía evitar estar al pendiente de cuando su clase salía a educación física o de como se había medio distanciado de su grupito de amigos, ni de a donde se metía en receso y que siempre estaba cargando un cuadernillo de dibujo, de cierta forma se me hacía normal ya que su taller era dibujo técnico (otra cosa de la que estaba al pendiente).
Ese día por así decirlo no estaba de humor para el dichoso y aburrido taller, así que opte por saltármelo por primera vez, recuerdo que andaba caminando por los pasillos de la escuela; eso sí con bastante precaución. Pero eso no había podido evitar que estuviese caminando directo a encontrarme con Pedro el prefecto que menos me quería, menos mal, que Ramiro escondido en el cuarto de las escobas me empezó a llamar.
Hey, bonita hey hazme caso voltea -obedecí ya que la voz me resultaba familiar- al otro lado, apúrale ven te van a cachar -pero siendo sincera si andaba en las nubes por lo tanto me costó localizarlo acuclillado en aquel cuartito.
En eso y casi nada de que llegara a la esquina, Ramiro me alcanzo a jalar del brazo, segundos antes de que Pedro diera la vuelta. La verdad ni me moví, porque me encontraba muy a gustito en sus brazos, hay que aceptar no se veía muy de gimnasio, pero si contaba con unos brazos muy fuertes, un pecho y abdomen también muy firmes, sin omitir que tenía una temperatura muy agradable.
Me mantuve ahí, sentada entre sus piernas y lo que nunca le he permitido a nadie, que me tengan abrazada sosteniéndome ambas manos de lado y con la cabeza recargada en él. Cabe mencionar que desde ese momento decidí que no podría existir otro lugar al que perteneciera más que ese, pero bueno el muchacho lo tenía que echar todo a perder al abrir la boca.
Estas cómoda?-hasta ese momento caí en cuenta que no habían pasado pocos segundos, sino más bien varios minutos en los cuales no solo me había dado el lujo de quedarme acurrucada entre sus brazos, sino también de cerrar los ojos y empezar a conciliar el sueño de tan a gusto que me encontraba- no, no te muevas, por mi sigue aquí es agradable, nada mas no se vale babear -eso último fue lo que me hizo pegar un brinco fuera de su regazo.
Mira en primer lugar yo no babeo. En segundo lugar, ¿cuál cómodo?, y en tercero porque me jalaste, ósea ni en cuenta que estabas tú aquí. ¿No deberías estar en clases? -también me di cuenta de que la pregunta del final no tenía por qué haber salido de mi boca, ya que eso le hizo saber que tan informada estaba de sus horarios.
En primer lugar, nadie me lo asegura, en segundo lugar si estoy cómodo y la prueba está en que estabas a nada de quedarte bien dormida y en tercer lugar, te salve de un reporte por no estar en taller también tienes razón debería estar en clase pero al igual que tú que tendrías que estar en tu taller y no deambulando por la escuela, no quise entrar. -todo eso fue su linda respuesta.
Bueno pues gracias por ayudarme, yo ya me voy -ya estaba a punto de salir de ese reducido espacio cuando sentí su mano retener a la mía.
Yo te recomiendo que aún no salgas ya que estoy seguro por el tiempo que llevo aquí y el tiempo que llevamos hablando que está a no más de 5 min de volver a pasar por aquí, y a no ser que corras mega rápido no podrás dar la vuelta antes de que el de la suya en esta esquina -esas palabras me convencieron, ¿por qué? la verdad no sé.
¿Y qué haces aquí? -fue lo más que pude decir mientras me volvía a sentar, nada más que esta ocasión a su lado y no entre sus piernas.
Pues como ya te dije anteriormente no tenía ganas de entrar a mis últimas clases y no hay lugar más seguro que este, el conserje no viene hasta casi el final de las clases y eso se podría decir que es como 15 min antes de que terminen los talleres, un poco más un poco menos-así de fácil lo dijo, pero él ya había hecho más preguntas que yo. Así que si pensaba pasar las sig. 4hrs con él tenía que buscar algo que no me aburriera.
Ok, bueno yo ya te he respondido unas cuantas preguntas, yo aún no he cuestionado nada. ¿Puedo empezar a preguntar hoy, ahorita? -si lo se soné muy insegura en aquel tiempo, pero ni modo así era realmente.
Va suelta tus preguntas, contestare a todo.
¿Cómo te llamas?
Ramiro Covarrubias Meneses
¿En qué grupo vas?
2°H
¿Qué edad tienes?
16 años
16? ¿Porque tan grande y apenas en segundo? Yo te recomendaría ya no saltarte las clases o volverás a reprobar -fueron las conclusiones a las que llegue.
Bueno no es exactamente que este repitiendo curso por gusto o por flojo, simplemente que tuve ciertos problemas cuando quise hacer valido lo que llevaba estudiado fuera de la ciudad lo cual me orillo a repetirlo. -vaga pero una respuesta al fin, sin embargo, como soy curiosa.
¿Qué problemas, muy feos?
¿Dejémoslo en problemas va?
Bueno pues que me queda, si no quieres cumplir en que me contestarías todo.
No lo tomes por ese lado si te contestare todo excepto eso. Eso ya es más personal y aun no somos tan amigos.
¿Está bien en eso tienes razón, pero en un futuro me contaras?
Si, que bonita te vez cuando sonríes de esa forma pareces una niña pequeña llena de sueños e ilusiones. - eso me descoloco realmente
¿Qué? ¿Cómo?
Que sí. -fue su única respuesta.
¿Te gusta el dibujo?
La verdad es que no tanto, pero ninguno de los otros talleres me llamo la atención.
Bueno no lo decía por eso, lo decía por que recientemente andas con ese cuadernillo por toda la escuela. ¿Qué tanto dibujas?
Cosas que me gustan paisajes, otros dibujos, personas, etc. Pero como tal lo que es el taller no me gusta, me choca que me digan lo que tengo que hacer y lo que no.
¿Puedo ver tu cuadernillo?
No lo creo, si lo vez querrás salir corriendo -esa afirmación me saco de onda.
¿Porque habría de querer echarme a correr? Al final la imaginación es libre.
Es que hay cierta silueta que se repite mucho en los últimos dibujos, nada mas no lo tomes a mal.
Ya préstamelo no le des más vueltas. -lo dije como en vacile, pero la verdad es que estaba bastante intrigada y nerviosa.
Para mi sorpresa al abrir el cuadernillo me encontré con unos paisajes muy colorido y la verdad bastante bien hechos, otros parecían como dibujos de cuentos infantiles, había también otros hechos a puro carboncillo; eso le da un aspecto bastante profesional.
Hasta ese momento no entendía el porqué de su preocupación, bueno eso hasta que vi un dibujo de control escolar (una oficina en la secundaria), en esa oficina se podían apreciar hasta los rostros de los profesores, uno de mis favoritos el de historia, aclaremos que no por su materia más bien por su forma de ser. Pero eso no fue lo que me saco de la jugada, lo que me descuadro fue la silueta de la chica que estaba parada a un costado del escritorio del profesor Fausto (maestro de historia). No quería verme muy presuntuosa, pero en ese momento juraría que era yo, el perfil del rostro era el mío.
Emm… esta chi… no olvídalo - quise preguntar, pero me arrepentí. Tenía que confirmarlo.
Al cambiar de hoja me topé con la misma silueta, pero esta vez de espaldas. Eso no quitaba que siguiera sospechando que era yo. Nadie aparte de mi usaba la falda tan debajo de las rodillas (capricho de mi madre). Volví a cambiar de hoja, pero a partir de ahí la gran mayoría de los dibujos mostraban a la misma chica y con cada hoja que pasaba más me convencía que era yo, así que ya no pude resistir más y le pregunte.
¿Oye mira sé que será muy ególatra la pregunta, pero… porque me has estado dibujando? -pensé que en el momento en que la pregunta saliera de mi boca el me miraría con esa miradita arrogante y medio socarrona pero no lo hizo, en cambio me pregunto.
Por qué apenas te diste cuenta? - ahí si yo me quede con cara de what?- porque esa cara? Desde el primer dibujo en el que apareces es más que obvio que eres tú. ¿O dime cuantas chicas en la escuela usan la falda infinita que traes?
Bueno sí, pero no quería verme egocéntrica, capaz y si te había llamado el largo de la falda, pero y si realmente era algún tipo de historia que estuvieras inventando o algo así, alguna ilustración para un trabajo en el que la chica no exista, o yo que sé.
Mira no te quiebres la cabeza así que responderé tus preguntas no formuladas al 100%, la primera, si la chica de los dibujos eres tú, segunda, te dibujo porque me gusta tu silueta, tercera, sé que te costara más trabajo creerlo, pero me quiero acercar a ti. ¿Por qué? Por qué me intrigas me atraes de una forma poco común.
Si sé que estas muy chiquita, pero tu forma de comportarte ya no es de una chica que no hace muchos meses aun iba a la primaria. ¿Si me explico? - dijo todo esto casi sin respirar, pero a medida que hablaba mi gesto se torcía más y con esto la seguridad de sus palabras se perdía paulatinamente.
Bueno pues si tienes razón me es difícil de creer, ósea veme, ¿qué tengo yo que me haga ver mejor que las demás?, hace poquitito escuche de tu ex y para serte honesta no tengo mucho que competir con ella- para este momento me interrumpió haciéndome callar de golpe.
Lo que haya pasado entre esa chica y yo, es cosa del pasado, por otro lado, lo que te comenté hace un momento no fue como una declaración, ósea como tú lo dijiste tengo una ex reciente y no tengo muchas ganas de embarcarme en otra relación, pero eso no evita que sienta un especial y raro interés por ti.
Ante ese argumento me quedé entre apenada y desconcertada, apenada porque di por hecho que era una especie de declaración o algo así o más bien apenada por creer que yo le podía interesar de esa forma, y desconcertada ya que no me explico que puedo tener yo para causar un interés raro y especial. No soy un changuito de circo.
Ok mmm. Bueno disculpa mi conclusión apresurada. ¿Pero que tengo yo de interesante? ¿Qué tiene mi silueta de especial? No me parezco en nada a la última novia que tuviste, sí sé que me dijiste que no estás buscando tener algo conmigo. Pero anteriormente me mencionaste que mi silueta te atrae de una forma un tanto singular, o algo así.
Y no lo entiendo, mi figura no es fantástica es más dudo mucho que debajo de esta falda logres apreciar algo más que mi cadera pronunciada.
No te olvides de la curiosa insinuación de tu trasero y aunque el suéter tampoco te queda muy justo se alcanza a ver una cintura definida y un poco la curva de tus pechos. - fue su casual interrupción a lo que yo le estaba diciendo.
Lo cual me dejo con la mente en blanco y un tono sumamente rojo en la cara, ¿cómo podía decir todo eso sin inmutarse? No lo sé, pero sonó tan natural, tarde unos segundos en recobrarme del estado en el que me había atrapado después de sus palabras.
No tienes filtro, ¿verdad? Ni tampoco guardas tus pensamientos para ti mismo. No se creó que no, no quiero nada que ver contigo es un riesgo empezarte a tratar, me voy. - comencé a caminar a paso veloz- ah y gracias por ayudarme, bye - con esto me despedí.
¿Porque me iba? ¿Que estaba mal conmigo? ¿Qué podía causar este chico en mi persona? No estaba muy segura de las respuestas, ya que regularmente yo no era de las personas que huía.
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