Alguien especial.

El tener dos carreras era muy difícil, bastante diría yo, pero no me importaba mucho ya que mi vida no era muy llamativa, solo estudiaba. Ya estaba en tercer semestre cuando por casualidad y saliendo de la biblioteca me estrelle con alguien

- Que pena contigo. - Me agache a recoger mis libros.

- No hay problema, espera te ayudo, ya que tambien venía un poco distraído.

- Ya somos dos - Ambos nos reímos, nos levantamos y me tendió la mano.

- Mucho gusto me llamo Victor. - Al darle la mano mi corazón dió un salto, sentí una conección con el muy especial.

- Mi nombre es Samantha, el gusto es mio.

- Sin sonar atrevido, quisieras tomar un café contigo, para disculparme por hacerte caer los libros - Era la primera ves que un chico me invitaba a tomar algo, casi siempre me evitaban porque decían que yo me creía más que los demás.

- Esta bien. - Al terminar de recoger mis cosas nos fuimos a la cafetería.

- Nunca te había visto, eres nueva.

- No, ya voy para mí cuarto semestre de negocios internacionales y administración de empresas.

- Estás estudiando dos carreras. Bella e inteligente, me gane la lotería al haberme cruzado en tu camino.

- Me imagino que a todas les dices lo mismo.

- Sabes que no, eres la primera. - No aguante más y me puse a reír. La verdad pensaba que iba a caer con esos cumplidos, no estaba ni tibio puede que no sea una mujer que conozca de relaciones sentimentales pero no era estúpida. Seguimos hablando durante

una hora, hasta que a mi lado apareció Ezequiel y Noa.

- Señorita Samantha, nos vamos la e estado buscando. - Me giro para ver qué Ezequiel está bastante enfadado tenía que haber avisado de mi demora.

- Claro que si Ezequiel, perdóname por no avisarte. - Me levanto y me giro para despedirme de Victor. - Hasta luego, nos vemos en otra ocasión.

Desde ese mismo día, me encontraba casi a diario con Víctor, bueno el siempre me esperaba, había conseguido mis horarios y no se cómo lo hizo, me esperaba a la salida de mis clases cuando podía. Ya que era jugador de fútbol americano. Hablabamos mucho, siempre me preguntaba por Noa y Ezequiel que porque siempre me iban a recoger, me tocó decirle una verdad a medias, sabía que eran mis guardespaldas, pero no profundice el tema de mi familia.

- Hola extraña. - Me asusto cuando Victor me saluda.

- Hola extraño, no tienes nada más que hacer que asustarme, casi me da un paro.

- Perdóname, solo venía a invitarte a salir a cenar tengo que hablar contigo. - Por el tono en que lo dice es algo muy serio.

- Está bien, pero me toca llamar a Ezequiel y tú sabes que no salgo sin ellos.

- No hay problema, te envío la dirección. - Me dió un beso en la frente y se fue, dos horas más tarde me envió un mensaje con la dirección. Cuando llegamos con Ezequiel y Noa nos damos cuenta de que es un restaurante muy lujoso. Se me hizo raro de ya estuviera solo.

- Victor porque está solo el restaurante no se supone que haya comenzales.

- Lo alquile solo para nosotros. - Bueno Victor era hijo de un empresario muy poderoso y multimillonario o bueno eso fue lo que me dijo.

- Y porque, algo en particular se está celebrando. - El se acerca a mí y me corrio la silla para sentarme se ve tan lindo.

- Llevamos siendo amigos durante más de 5 meses, y e tomado la decisión de que seas mi novia oficialmente, te quiero Samantha no quiero que estés lejos de mi. - Bueno eso sí era una propuesta salida de una novela.

- Está bien, acepto. - Porque acepte tan rápido.

- Enserio, pensé que iba a ser más difícil

- Yo también te quiero, pero no sabía si sentías lo mismo que yo y con lo que me acabas de decir me confirma que si sientes lo mismo. - Desde esa noche Victor y yo nos volvimos inseparables.

Bueno casi todo el tiempo la pasábamos juntos en lo que respecta a la universidad, en cuanto a mí me tocaba estudiar bastante, como haia dicho anteriormente llevar dos carreras no era para nada fácil.

Hoy por fin e tenido una tarde libre, Victor me ha invitado a su casa. Quedó de pasar a recogerme en mi apartamento.

- Princesa ya estás lista. - Victor me envía un mensaje. - Ya estoy abajo.

- Amor ya bajo. - Dure más de tres horas tratando de arreglarme al fin decidí colocarme un vestido negro, con una abertura en la pierna izquierda, espalda escotada y al frente escote en forma de corazón. Cuando Victor me vio casi se le cae la mandíbula.

- Cierra la boca que se te entran los moscos.

- Mi amor estás hermosa, preferiría no sacarte así a ningún lado, los hombres se volverían locos.

- Solo lo dices por amabilidad no es que sea muy bonita, eso te lo puedo asegurar.

- Eres muy hermosa y que nadie te diga lo contrario, ahora sí nos vamos mi padre nos está esperando, y se impasienta cuando se llega tarde. - Me abrió la puerta del coche nos subimos y el camino hasta su casa.

Al llegar me quedo asombrada, es una mansión muy bonita. Me hace acordar de mi hogar se me forma un nudo en la garganta al recordar ya han pasado tres años y medio y no había vuelto a ver a mi familia los amaba mucho y también los extrañaba,si hablaba con ellos por videollamadas, pero no era lo mismo.

Quería compartir con ellos cada momento, cada logro, cada festividad, pero mi padre estaba más estresado que antes, y el porque de su estrés no lo sabía.

- Princesa entramos - Victor me saca de mis pensamientos.

- S.. si vamos.

- Estás bien pareces distraída y triste.

- Estoy bien me alegra el haberte conocido te amo. - Le doy un beso y el me lo devuelve.

La cena se desarrolla con normalidad, me tocó inventar una mentira sobre lo que hacen mis padres se que es un gran secreto, y cuando Victor se entere no se si me perdonará, pero es mejor así por el momento.

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