Narra Elrick
Veo la frustración y el enojo en el rostro de mi Kayla que, no intento detenerla. Se que estoy siendo un completo imbécil en toda la extensión de la palabra pero, ella no sabe lo irritante que es para mí estar en este estado.
Siempre he sido el gran Dankworth de San Francisco, el poderoso capo de la Mafia americana. Y solo el hecho de verme así, postrado en una silla de ruedas intentando rehabilitar mis piernas y hacer que funcionen bien.
Quizás estar un rato separados nos ayude, ya no quiero herirla más ni decir cosas estúpidas, ya hizo mucho por mi estos dos años. Tiempo que la paso sola y entrenando con Corvette, también se que le debo demasiado pero, sinceramente me siento frustrado.
Me dejó caer en la silla y revuelvo mi cabello ante la molestia que es tomar estás estúpidas terapias.
— Señor Dankworth ¿Lo llevo a tu habitación? — me dice una enfermera rubia, que por cierto es bastante atractiva,la cual no había visto pero que me sonríe de forma coqueta — si quiere puedo ayudarle a relajarse.
— Gracias pero no, mi prometida llegará en cualquier momento — le respondo pues se a donde van sus insinuaciones y, aunque el Elrick de antes no hubiera dudado en hacerla gemir como gata en celo, este yo de ahora solo desea a mi Kayla, nada más.
— Pero, ella se fue señor — se acerca a mi dejándome ver su escote pronunciado y puedo notar como sus grandes pechos se asoman — yo puedo servirle muy bien...
Sonrió de lado y detengo su mano cuando está quiere tocar mi entrepierna.
— Cuando dije no, es no señorita así que déjeme solo — le advierto y ella se hace la que no escucha pues solo se endereza subiendo ligeramente su falda, valla que hay mujeres que no ceden.
— Te dijo que no estúpida ¿Que no hablas inglés? — escucho la voz de Marce y miro como jala a la enferma rubia de pechos falsos del brazo y la empuja — así que lárgate de aquí o te haré trizas ese rostro lleno de cirugías.
— ¡¿Y tú quien eres para hablarme así?! — dice la rubia e intenta darle una bofetada la cual se queda en el aire pues mi buen amigo Corvette la detiene.
— Sucede que es mi novia así que retirate antes de que si quiera puedas tener tu empleo asegurado — su voz es fría e intimidante como un buen Yakuza debe serlo.
— Se... Señor Sato lo siento, ya me retiro — la enfermera sale despavorida sin mirar atrás, suelto una ligera risa que llama la atención de mis buenos amigos y veo también que muchos nos están mirando.
— Valla Elrick si que tienes muchas vaginas persiguiendote — Corvette suelta una carcajada pero se calla al instante.
— Lo siento... Pero si que no pierdes el tiempo hermano — me da un puñetazo ligero en el hombro y solo les sonrió.
— Esas se me acercan no tengo la culpa de ser exquisito, si no pregúntele a Kayla — ambos sonríen y Corvette mueve mi silla llevándome de regreso a mi habitación.
— ¿La hiciste enojar cierto? — pregunta Marce cuando subimos al elevador los tres.
— No fue mi intención yo... — intento sacar una buena excusa para mí comportamiento con mi novia pero ninguna suena coherente.
— Lo sabemos pero a veces eres muy idiota — dice ella sin temor y es algo que me agrada de ella, siempre me dice mis verdades.
— Le llame y ya viene de regreso, estuvimos observandote y me dispuse a salvar tu pellejo diciéndole a tu hermosa mujer que solo tenías una crisis existencial hermano — va contándome de su llamada con Kay mientras entramos a mi habitación.
— Creo que otra vez te debo una — agradezco mientras me ayuda a sentarme en está horrible cama.
— Hermano si no te apuras y das todo de ti en la terapia no podremos ayudarte a recuperar lo que te pertenece — se que sus palabras son sinceras pues así ha sido desde que lo conozco, los demás podrán ver a un ser despiadado pero, con los que el ama, es muy afectivo.
— Aunque no quiera aceptarlo — responde Marce — Corvette tiene razón — mi amigo sonríe y sus ojos se iluminan a las más mínima mención de Marce hacia el — deja de mirarme así tonto solo digo la verdad.
— Para mí es la gloria oír mi nombre salir de tus labios nena — sonrió ligeramente pues jamás imaginé verlo así de enamorado justo como yo.
— Ya quisieras idiota, en fin. Este tarado — lo señala — tiene razón Elrick, debemos regresar y recuperar lo que nos pertenece y eso me inlcuye a mi.
— Marce, lo sé y lo entiendo pero... — suspiro pesadamente — es difícil verme así después de haber sido un hombre fuerte en el pasado.
— ¡Pues vuelve a serlo idiota! — alza la voz sin temor — Por Dios eres Elrick Dankworth, el señor capo de América, te estás dejando vencer por ti mismo y ahí cariño ni yo ni Kayla ni nadie podemos ayudarte. Kayla te ama, ha sufrido mucho estos dos años sin ti, ella lloraba y suplicaba que despertarás, solo entrenaba y entrenaba para distraer su mente.
— Marce...
— No cállate y escuchame — me interrumpe sin dejar de mirarme — fueron días Elrick días donde ella no dormía, por ello saco la patente, por ello logró darle a Corvette la fórmula completa para las municiones y la cocaína mejorada. Ella te ama y ya puso los cimientos para que tú solo la ayudes a construir el imperio, así que ponte los pantalones y se un hombre, pero mucho mejor que el que eras antes.
La habitación se quedó en silencio por un buen rato hasta que Corvette lo rompió.
— Eres ni único amigo Elrick y de verdad me atrevo a decir eso por que has estado ahí para mí así que levantate tu mujer te nececita, ha estado sola todo esté tiempo. Al pendiente de su hermana, de sus padres. Perder a su papá le ha dejado un vacío y solo tú puedes llenarlo.
Las palabras de ambos me dan justo en donde no quiero, pero aunque no lo acepte aún, tienen razón.
— Está bien daré todo de mi pero... — los dos sonríen y Marce salga como una niña — quiero salir de este maldito hospital por favor — le suplico y el solo alza el pulgar.
— Bien, veré la forma de que podamos llevarte a la fortaleza mañana por la mañana pero... Harás la terapia y dejarás que su amada mujer te regañe en vez de a mi que con mi Marce deliciosa tengo suficiente.
— ¿Quién es tu deliciosa idiota? — Marce le propina un pellizco en el estómago que lo hace gritar como niña.
— Cariño no hagas eso por favor...
— ¿De que tanto hablan? — la voz de mi Kayla se escucha cuando entra a mi habitación con algunas bolsas y bebidas.
— Valla hablando de la reina de Roma — dice Marce acercándose a ella para abrazarla — amiga ya lo terapeamos por ti.
— Si mi reina ya está listo para que lo guíes al éxito — Kayla ríe ligeramente y ese sonido hace que mi corazón se aceleré sin control.
— Entonces, gracias por ello mis amigos — deja las bolsas en la mesa y voltea a mirarme — traje pollo y sodas para nosotros ¿ Nos acompañan?
— Solo un poco amiga por qué Corvette y yo tenemos que volver a la base — Marce se acerca a tomar una pieza y la muerde sin pena, el olor a pollo frito inunda la sala y escuchó mi estómago rugir, sonido que fue captado por ellos.
— Anda coman un poco — Kay toma dos piezas y me las acerca en un plato, su sonrisa es encantadora pero se que en cuanto ellos se vallan me espera un buena reprimenda.
— Gracias amor — le agradezco y ella me sonríe.
— De nada
— Bueno tortolitos nosotros los dejamos — Corvette nota las miradas que nos damos Kayla y yo que jala a Marce sin el olvidar también agarrar un pedazo de pollo.
— Oh si los dejamos, cuídense.
Antes que si quiera podamos decir algo ellos ya abandonaron la sala dejándonos completamente solos, aunque lo agradezco pues tengo mucho que decirle a mi fieresilla. Ella se acerca a la mesa y abre una soda para ella y un jugo para mí.
Por un momento nos quedamos callados los dos mirándonos a los ojos, puedo notar su nerviosismo y yo estoy igual pero es hora de ser el hombre que ella merece y el cual prometí ser siempre.
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Comments
Arelys Puerta
así es ponte los pantalones que ya ella a hecho mucho
2022-06-28
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Pilar Mejia
Ehhh, así o más sinvergüenza??? y fuera d eso alimenta el ojo 🤬🤬🤬
2022-05-20
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Marthica Sánchez
ponte las pilas xq la pelota es nueva
2022-03-17
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