Capítulo II: La noche en que Amelia dejó de creer parte 1

Amelia no lo podía creer porque su prometido si bien era amable con ella, nunca la había tratado con tanta dulzura a lo largo de toda su relación.

—Tomás yo soy provida— dijo Lisa con un tono de voz muy lamentable.

El rostro de Tomas se endureció por un momento, pero luego recobró la compostura.

—Esta bien tendremos al bebé — dijo Tomas con resignación. —Te apoyaré en todo.

El rostro de lisa se iluminó porque, aunque su intención no era quitarle el prometido de su mejor amiga, pero ahora que estaba embarazada no le quedaba otra opción, y en medio de su arrogancia esperaba que con el tiempo la sumisa Amelia lo aceptara, después de todo en el pasado siempre la perdonaba sin importar lo que hiciera.

—¿Cuándo se lo diremos a Amelia? —preguntó un poco temerosa, pero a la vez llena de esperanza.

Tomás se apartó y la observó con severidad y su voz se endureció como nunca lo había escuchado.

—¿Acaso te has vuelto loca?

—¿Por qué me dices eso?

—Lisa te advertí que tenía novia, además, estoy por casarme con Amelia.

—¿Casarte con ella?,

—Si, casarme con ella, además de que ya las invitaciones fueron enviadas.

El rostro de Lisa se puso pálido y se quedó en silencio porque siempre fue muy cariñoso con ella y le dijo que la apoyaría con lo del embarazo, pero ahora algo en su tono de voz la inquietaba.

—Pero … si vamos a tener un hijo — insistió Lisa entre sollozos— ¿Por qué te vas a casar con ella?

—La boda con Amelia se llevará a cabo y punto.

—Pero…Tomas...

Tomás le hizo una señal para que se callara y su rostro era muy frío lo cual distaba mucho de ser su conducta habitual.

—Lisa, dije que te apoyaría con lo del bebé, no que me casaría contigo, y te advierto que nadie debe enterarse de esto.

—¿Por qué crees que me voy a quedar callada?

Tomás se inclinó hacia ella esbozando una sonrisa que no le llegaba a los ojos.

—Porque si no quieres perder el apoyo de tu mejor amiga, te quedas calladita, que así te ves bien bonita — dijo antes de sujetarla por el cuello y atraerla para darle un beso cargado más de posesión que de afecto.

El rostro de Amelia se puso lívido porque Lisa no era cualquier mujer sino su mejor amiga desde la infancia y la conocía muy bien, ella era una pretenciosa coqueta, la típica conocida como “mosca muerta”, muy coqueta pero disfrazada de inocencia, en el pasado la había visto hacer eso y siempre se lo había reprochado pero ni en su peor sueño pudo creer que sería capaz de traicionarla luego de todo lo que había hecho por ella y sin embargo estaba allí en  una escena tan vergonzosa con su prometido rompiendo todo dentro de su ser

—Esta bien me voy a quedar callada pero solo quiero saber porque tienes que casarte con Amelia — dijo Lisa con un tono de voz muy coqueto.

Tomás se giró hacia ella y con una mirada fría y calculadora, la hizo sentarse en su regazo y luego de que ella se acomodara en su pecho, el comenzó a jugar con su cabello.

—Lisa porque si esto sale a la luz mis planes se verán truncados.

—¿Cuáles planes? — preguntó Lisa con curiosidad.

—Es muy sencillo—dijo Tomás bajando la voz—Soy abogado y el padre de Amelia también y uno muy respetado y conocido en la ciudad y si lo enfurezco rompiendo la boda mi carrera se acabará antes de despegar.

Lisa estaba sin palabras porque Tomás resultó ser más calculador y malvado de lo que suponía, aunque bueno no era mucho lo que podía hacer en este momento y se lamentaba de no haber tomado la píldora del día siguiente porque ahora su reputación que tanto había cuidado ahora estaba hecha trizas.

—Pero descuida, voy a visitarte con frecuencia y a divertirnos —dijo Tomás con total descaro—Después de todo eres mejor que ella en la cama.

Tomás no paraba de besar a Lisa con una intensidad que Amelia nunca había visto, la imagen era vulgar, hiriente y devastadora y la dejó completamente petrificada, sentía como la ira oprimía su pecho y subía por su garganta, quería gritar en ese instante, pero era como si su voz se hubiera ido, necesitaba confrontarlos, tomó el pomo de la puerta, pero en ese instante una mano se posó en su hombro y la sujetó.

Amelia se sobresaltó y giró el rostro para darse cuenta de que se trataba de Kate, la cual nunca la perdió de vista desde que llegaron al lugar solo que quería darle espacio, que se divirtiera y se sintiera libre se sintió alegre cuando conectó con Ezra, un hombre que no solo era muy atractivo sino agradable y que se notaba que ella le gustaba tal cual era a diferencia de su hipócrita prometido, por eso al notar su actitud inusual quiso ver que estaba ocurriendo y fue así como escuchó la conversación entre el par de amantes, y estando frente a Amelia negó con la cabeza como si le pidiera que guardara silencio.

—No los confrontes ahora —susurró con firmeza.

La expresión de Kate era diferente de su habitual desparpajo, no había dulzura ni calidez, solo una rabia contenida y una frialdad que era muy desconocida para Amelia.

—¿Y entonces que hago? — preguntó Amelia con desconcierto temblando debido a la ira.

Amelia se sentía confundida, en ese momento pero se dio cuenta de que Kate tenía razón, hacer un escándalo en ese momento, solo la haría ver mal a ella tachándola como una novia celosa y una mujer insegura, por el contrario Tomás sería premiado como todo un hombre, mientras que la manipuladora Lisa, la eterna “mosca muerta” convertiría esta ocasión en algo como “la que no es amada es la tercera”, o,  “es su culpa porque no puede retener a su hombre”, Amelia conocía bien ese guion porque a lo largo de la vida de Lisa  no era la primera vez que la acusaban de ser una chica del té verde y siempre resultaba ilesa y con su inocencia intacta haciendo quedar a la novia agraviada como una mujer celosa e insegura.

—Mi primo es el dueño de este lugar—dijo Kate en voz baja pero cortante— Hay cámaras con audio en esa habitación así que le voy a pedir que te entregue una copia.

En la mente de Amelia comenzó a gestarse un plan, si Tomás y Lisa querían usarla y burlarse de ella no lo permitiría, y esta chica de talla plus les demostraría quienes realmente eran los payasos en esta obra.

—Kate… ¿Sabes cuál es el peor castigo para un perro infiel? — preguntó Amelia con frialdad.

Kate se sorprendió de esta pregunta porque siempre supuso que Amelia era muy amable, incluso un poco maternal, pero frente a ella estaba alguien muy frío y calculador casi como ella y en ese momento supo que la verdadera naturaleza de Amelia estaba emergiendo y que no era una persona débil ni tonta y era por eso que la admiraba tanto, porque era la única que le decía sus verdades aunque eso pudiera costarle su trabajo,  y es por eso era que la estimaba tanto y odiaba a esa supuesta amiga y ese prometido porque sabía que se estaban aprovechando de Amelia y no podía permitirlo.

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Comments

mariela

mariela

Es verdad lo que te dice Kate no armes escándalo deja que Tomás y Lisa crean que se están burlando de ti y después exponlos y humilla a ese HDP que quiere surgir a costa de la fama de tu papá que se joda y la otra que siempre sale ilesa veremos qué hará la mosca muerta.

2025-10-14

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