Algunos cazadores trataron de seguirme en los días posteriores, pero los evadí a todos. Me tomó huir varios días, ese hombre me rastreo casi un día completo.
Pero aún así me logré escapar.
Regresé a la ciudad, y me alegro de haber escapado de ese mundo nuevamente. Entre a la casa feliz por estar de vuelta.
—Hola, ¿qué tal estuvo el viaje de negocio?— pregunta Surley, y es la primera en saludarme.
—Estuvo bien, un poco aburrida— mis compañeros de piso son humanos, y ellos ni siquiera saben que los hombres lobos y criaturas existen, mucho menos que soy una loba. Por eso no hay manera de que pudiera decirles dónde estuve y lo que hice.
Lili viendo corriendo hacia mí, apenas me escuchó. —Por fin llegaste, Necesito que me acompañes al bar—
—Oh, acabo de llegar, mujer— me quejo.
—No hay excusas, alístate y vamos. Necesito buscar un material nuevo para mí— río ante su declaración.
Después de unos minutos después soy la primera en estar lista y espero al pie de las escaleras por las demás. Lili baja con el vestido más corto que encontró en su armario.
—No Nelly— niega con su cabeza. —¿Por qué siempre te vistes como una guardaespaldas? No vas atraer ningún hombre vestida así—
—Yo no estoy buscando nada de eso, y solo voy para protegerte de los que van a intentar comerte vestida así—
Estalla en grandes carcajadas.
—Estoy increíble ¿Verdad?—
Surley baja y también lo hace con un estilo único, como me gustaría ser normal como ellas.
[•••]
Al entrar al bar lo primero que hago es revisar la salida y las posibles amenazas ocultas a simple vista. Uso mis sentidos para detectar si hay algún lobo o alguna criatura aquí, me quedo tranquila al ver que no hay nada.
Nos sentamos en una mesa y me pierdo en mis propios pensamientos, en mi mente y mis pensamientos divagados solo aparecen esos ojos brillantes en medio de la niebla y esa frase que se repite una y otra vez en mi memoria. "Compañera predestinada" incluso ahora, se que él no está aquí, pero es como si pudiera sentir sus ojos sobre mí.
—¿Algún galán?— me pregunta Lili haciéndome salir de mis pensamientos.
—Nunca, ya sabes cómo soy. Ese tipo de cosas no me interesan—
—Realmente me preocupas—
Un mesero se acerca a nosotros y nos trae una botella de vino a nuestra mesa.
—Disculpe, pero no pedimos eso— me apresuro a decir.
—Es de parte del hombre que está al lado de la barra— Se apresuró a mirar y el hombre se aproxima hacia nosotras, tiene un traje de tres piezas caro y ajustado, musculoso y ojos verdes fijados únicamente en mí.
—¡Por Dios, Adeline tienes un admirador muy guapo!—
Pero lo que ellas no saben es que está es mi perdición.
Es uno de los cazadores del grupo del Rey alfa y me ha encontrado.
Maldición.
—Buenas noches— sonríe.
Contengo con todas mis fuerzas el gruñido que peligra con salir de mí.
—¿Qué quieres?—
—Ya lo sabes—
—No me interesa nada de lo que él quiera—
Las chicas me miran algo confundidas, es como si se hubieran perdido de algo que no les conté.
—Lo lamento, nuestra amiga claramente no nos ha contado los detalles. ¿Quién es usted, y que desea de ella?—
—Solo estoy aquí para darle un recado, el señor Kaiden Blackwood, desea verla—
La sorpresa se refleja en sus rostros.
—Si gustas puedes unirte a nosotras y contarnos que es lo que quiere exactamente el de nuestra amiga. Quizás podemos ayudarlo—
Ellas no tienen ni idea del riesgo que esto representa tanto para mí, como para ellas.
Él toma asiento en medio de ellas dos y comienza hablar.
—Mi nombre es Bruno, y trabajo en la seguridad del señor Kaiden, me especializó en investigación—
Tomo mi cuchillo y lo alistó para atacar si hace un movimiento en falso.
—¿Este es él?— grita Surley al ver la foto que le está mostrando Bruno. —¿Es el poderoso Kaiden Blackwood de verdad?—
—Sí, es muy poderoso, conoció a Adeline hace unos días en una sucursal y quedó muy impresionado con ella, desde entonces no ha podido sacársela de la cabeza. Por eso estoy aquí, no vino porque ya lo saben. Él debe mantener un perfil bajo del público y las cámaras—
—¿Cómo supiste donde estaba?— es lo único que me interesa saber, y lo digo con ira.
—Cuando el señor se propone algo, lo consigue cueste lo que cueste, y para eso estoy yo— carraspea y se remueve en su asiento, él es consciente de mi ira y sabe que en cualquier momento estallaré. —No lo tomes a mal, solo quiere hablar contigo y asegurarse de que estés bien—
—He estado bien durante muchos años, me sé cuidar sola y no necesito ni necesitaré de alguien que me cuide— me levanto de la mesa abruptamente.
—Sabes perfectamente lo que va a pasar—
—No me interesa, vuelve a desaparecer—Se levante y me toma del brazo, en un movimiento rápido tomo mi cuchillo y lo clavo en su mano con fuerza. —Dile a tu señor, que ni en sus sueños me tendrá— Lo apartó y en sus ojos puedo ver que entendió el mensaje.
Las toma a ellas de las manos y trato de alejarme de él.
—Él seguirá buscándote y ya sabes perfectamente por qué— grita detrás de mi, me volteo y lo fulminó con la mirada.
—No voy a volver. No me importa lo que hagan, entiéndelo y has que lo entienda—
Volví apresurarme a salir, tan pronto como el aire fresco de la noche me golpea, comienzo a sentir que no hay suficiente aire en el mundo. Se me está volviendo más difícil respirar.
Siento como todo se vuelve pequeño mientras la adrenalina y la ira corren por mis venas.
Necesito llegar a casa.
Necesito llevar a las chicas a un lugar seguro, ellas saben en el estado en que estoy. Y simplemente no dicen nada más y suben al auto...
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Betty Saavedra Alvarado
Kelinda es la continuación de Un después
2025-08-31
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