Capitulo V Acercamiento

Punto de vista de Ethan

Entré a la casa y en la sala me esperaban mi madre y su nueva pareja, quienes me miraban confundidos.

—Te han cambiado un poco los gustos —comentó mi madre divertida.

—Ahora se les da por vigilar mis movimientos —respondí, sin ganas de discutir.

—Como sea, tenemos trabajo que hacer —dijo Larissa, encendiendo un cigarrillo.

—¿De qué hablas? ¿Qué trabajo? —pregunté, curioso.

—Debemos buscar a una humana de dieciocho años. Según nuestras fuentes, está en este pueblucho.

—¿Una humana? Este pueblo está lleno de chicas de dieciocho años. Creo que deben ser más específicos.

—Nadie sabe cómo es. La única seña que tenemos es que sus ojos cambian de azul a verde esmeralda cuando se siente atraída por alguien.

—Será difícil enamorar a todo el pueblo —bromeé con sarcasmo.

—Déjate de estupideces y empieza a buscar a esa humana. Dicen que es de una belleza sobrenatural. Así que deja de perder el tiempo con la vecina y busca a nuestro objetivo.

Exasperado, subí a mi habitación, que quedaba frente a la de Aria. Pensé que la vería en su ventana como todas las noches, pero esta vez no estaba ahí.

Un poco decepcionado, fui al baño. Dentro de la ducha, empecé a recordar las hermosas palabras de su diario y cómo describía su vida con sus padres. Era como si yo hubiera sido parte de eso, algo que nunca tuve: una familia amorosa que me quisiera.

Salí con una toalla amarrada a mi cintura, sequé mi cabello húmedo y busqué algo cómodo. Luego, saqué un libro. No podía dormir; era parte del castigo por mi rebeldía. Por instinto, curiosidad o la esperanza de ver a Aria, volví a acercarme a la ventana. Y ahí estaba ella, mirando a la luna con una expresión triste.

Busqué mi celular y le envié un mensaje:

—Buenas noches. ¿Qué haces aún despierta?

La vi mirar su móvil y luego voltear a verme.

Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

—No puedo dormir, últimamente me está pasando mucho.

—Te entiendo, a mí también me cuesta. Siento que llevo un siglo así.

—Ja, ja, ja. Eres muy ocurrente.

—Me alegra que mi tragedia te divierta —respondí con un emoji triste.

La vi mirando su teléfono, pensando qué escribir. Era una humana diferente. Había algo en ella que me atraía y quería descubrir qué era.

—Me tengo que ir a estudiar un rato. Mañana tenemos examen de matemáticas y seguramente reprobaré. Pero al menos quiero decir que lo intenté.

Yo era bueno en todas las materias, y en su debilidad vi la oportunidad de acercarme más a ella.

—Si quieres, puedo ayudarte a estudiar.

—Eres pésimo en todas las materias, ¿cómo me ayudarías con una tan complicada?

Tenía razón. Mis notas eran horribles, aunque no era por no saber, sino porque no quería repetir lo mismo de siempre.

—Dame la oportunidad de demostrarte lo bueno que soy en matemáticas y en lo que tú quieras.

Dudé en enviar ese mensaje, pero finalmente lo hice.

—Está bien, déjate que demuestres tus conocimientos. Ahora voy a descansar. Nos vemos mañana.

Aria miró en mi dirección, se despidió con un gesto de su mano y luego cerró la ventana. Saber que había estado frente a mí un año completo y nunca me había dado la oportunidad de conocerla me hacía sentir como un idiota.

Cerré la ventana y me puse otra ropa para salir. Tenía una misión que cumplir y debía empezar esa misma noche.

Encontrar a esa humana no sería tan difícil. La belleza externa era mi fortaleza, por esa razón siempre me rodeaba de mujeres hermosas, bueno, excepto Aria, que no era tan agraciada por fuera.

Después de una noche de desenfreno en un antro, rodeado de mujeres hermosas, regresé a casa. Al entrar, encontré a mis padres discutiendo por algo que no entendía.

—Buenos días, familia. Veo que están muy animados hoy —dije con sarcasmo.

—¿Encontraste a la chica? —preguntó Flavio, exasperado.

Lo miré con fastidio.

—No, esa humana de la que hablan no está en este pueblo.

—¡Imposible! Ella está aquí, oculta en algún lugar. Tenemos que seguir buscando.

En fin, no tenía tiempo para ese drama. No sé qué tan importante era esa humana, pero yo tenía una cita con una muy especial. Subí a mi habitación, me quité el olor a alcohol y humo de cigarrillo para ir al encuentro con Aria. Le había prometido ayudarla y eso haría.

Bajé a la sala, donde aún estaban mis padres. Se veían muy preocupados, así que decidí preguntar qué pasaba.

—¿Qué está sucediendo?

Sharon, mi madre, me miró asustada.

—Ethan, debemos encontrarla. Esa humana es muy peligrosa para nosotros. Debemos deshacernos de ella.

—¿Hay algo que no me han dicho? —pregunté, con la voz llena de preocupación.

—Así es, hijo. Nosotros también nos acabamos de enterar. Esta humana es la poseedora de una luz única, una fuerza capaz de acabar con ambos mundos. Los líderes no quieren correr riesgos y la quieren exterminar.

—Ella puede elegir estar de nuestro lado. ¿No se han preguntado eso?

—Fue criada por humanos para destruirnos. ¿Eso responde tu duda? —intervino Flavio, molesto.

—Sí, gracias por la aclaración.

Tomé mis cosas, dispuesto a salir. Durante el día no podía andar por ahí cazando humanas hermosas para robar sus pensamientos, por lo que solo había un lugar al que podía y quería ir: la escuela.

Fuera de la casa pude ver a lo lejos a Aria, quien se veía triste, y a su lado a la mamá de ella. Aria no me vio, pero su madre sí, lanzándome una mirada de desaprobación. Seguramente tuvo problemas por llegar conmigo anoche.

Puse en marcha mi moto, pasando,, por un lado,, de la casa de los Estrada. Esa gente era demasiado poderosa en el mundo humano, capaz de destruir a quien quisieran, muy diferentes a su hija quien era una persona amable y bondadosa.

Llegué al colegio antes de Aria, la espere en la entrada de la escuela. Llegó veinte minutos después que yo, bajo del auto despidiéndose de su madre. Espero a que el auto se marchara para luego caminar en mi dirección.

—¿Todo bien? —Pregunte cuando estuvo cerca de mí.

—Si, lo mismo de siempre doña perfección me regaño por llegar tarde anoche y en tu moto.

—Lo siento, de ahora en adelante te llevaré temprano a casa y buscaré un auto.

Aria sonrió al escucharme hablar, yo no pude apartar la mirada de ella era como si me hipnotizara.

Entramos a la escuela para empezar las clases, a primera hora teníamos matemáticas y era obvio que Aria estaba nerviosa por el examen, lo bueno fue que el profesor dejo que lo hiciéramos en pareja y esa fue la oportunidad que tuve para trabajar con ella.

—¿Estás segura Aria de querer trabajar con Ethan?— Pregunto el profesor mirándome con desaprobación.

—Si, señor. Estoy segura. — Respondió ella con firmeza.

—De está nota depende que apruebes la materia, mejor deberías ir con Diego.

—Creo que ella ya dijo que lo había conmigo. — Dije harto del profesor.

—Tranquilo Ethan— intervino Aria tomándome de la mano. —Estoy segura de hacer el evaluativo con Ethan, por favor entreguenos la prueba.

Aria sonaba tan tranquila, su toque me hizo sentir una paz que nunca antes había sentido. La furia que sentía y las ganas de romperle la cara al profesor se desvanecieron como se desvanece la espuma entre los dedos. Está chica estaba cambiando algo en mi y para ser sincero me daba un poco de miedo.

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