Mañana lluviosa en la mansión Fujikawa. El sonido del shōji deslizándose abre el día. Yui entra al salón con un arreglo floral que ha preparado para el comedor.
Sachiko
(mirada rápida) —Eso es para la mesa principal. Ten cuidado, Kaito odia el desorden.
Yui tanaka
Sí, señora.
Yui camina con el florero, pero el agua gotea un poco por el borde. Justo al llegar, Kaito entra en la habitación.
Kaito Fujikawa
Detente
Yui tanaka
(inmóvil) —¿S-señor?
Kaito Fujikawa
(señala el florero) —El tallo principal está inclinado.
Yui tanaka
Pensé que…
Kaito Fujikawa
No pienses. Observa. Corrige.
Yui intenta enderezar la flor, pero el movimiento provoca que unas gotas caigan sobre el tatami.
Kaito Fujikawa
(voz más fría) —¿Es un desafío, Tanaka?
Yui tanaka
No, señor… lo siento mucho.
Kaito Fujikawa
Limpia eso y vuelve a empezar. No me importa si tardas todo el día.
Kaito sale sin mirar atrás. Yui agacha la cabeza, sintiendo el peso de su tono.
En el Pasillo lateral. Ren cruza, deteniéndose al ver a Yui con el florero vacío.
Ren Fujikawa
¿Otra vez castigada?
Yui tanaka
Solo… debo repetir el arreglo.
Ren Fujikawa
(sonrisa irónica) —Te dije que no durarías mucho. Pero supongo que algunos disfrutan humillarte.
Ren sigue su camino, dejando tras de sí un eco de sus palabras.
En Cocina. Sora está sentado en la mesa, comiendo arroz mientras lee un periódico.
Sora Fujikawa
¿Qué hiciste ahora?
Yui tanaka
Nada grave… solo un arreglo floral mal hecho.
Sora Fujikawa
(mastica despacio) —En esta casa, “nada grave” es igual a “marca en tu historial”.
Yui tanaka
¿Historial?
Sora Fujikawa
Créeme, aquí llevan la cuenta. Y no me refiero solo a las tareas.
En el Salón principal, tarde. Un visitante llega: hombre mayor, traje occidental, bastón de madera pulida. Masaru lo recibe con una inclinación breve.
Visitante
Masaru-san, el gobernador espera su apoyo para la reunión de otoño.
Masaru Fujikawa
Mi apoyo depende de resultados, no de promesas.
Visitante
Los resultados requieren… flexibilidad.
Masaru Fujikawa
La flexibilidad es para los débiles. Yo decido el rumbo.
Yui, desde el pasillo, sirve té para ambos. Sus manos tiemblan un poco, pero logra dejar las tazas sin derramar una gota.
Masaru Fujikawa
(mirada rápida a Yui) —Fuera.
Ella obedece, pero se queda lo suficientemente cerca para oír fragmentos.
Visitante
Su hijo Kaito tiene influencia en el regimiento. Podría…
Masaru Fujikawa
Kaito obedece. No cuestiona.
Visitante
¿Está seguro? He oído… comentarios.
Masaru Fujikawa
Los comentarios mueren si nadie los escucha.
El tono es tan cortante que Yui retrocede. Sabe que si la descubren otra vez, no habrá excusa.
En el Jardín cubierto, anochecer. Daichi se acerca con paso tranquilo.
Daichi Fujikawa
Parece que hoy fue un día pesado.
Yui tanaka
Un arreglo floral mal hecho… y una conversación que no debí oír
Daichi Fujikawa
En esta casa, el silencio es tu mejor defensa. Y a veces… también tu peor castigo.
Yui tanaka
No entiendo.
Daichi Fujikawa
Lo harás… con el tiempo.
En el Pasillo frente a la habitación de Kaito. Noche. Yui pasa con una bandeja de té para Sachiko, pero Kaito abre la puerta.
Kaito Fujikawa
¿Otra vez rondando a estas horas?
Yui tanaka
Solo llevo té a la señora Sachiko.
Kaito Fujikawa
(mirada penetrante) —Asegúrate de que ese sea el único motivo
Yui siente como si cada palabra suya pesara el doble. Asiente y sigue caminando.
Kaito Fujikawa
(en voz baja, apenas audible) —Esta casa no es lugar para corazones blandos.
Yui no responde. En el silencio del pasillo, solo queda el sonido distante de la lluvia, y la certeza de que la mansión Fujikawa guarda más sombras de las que ella imaginaba.
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