Noche en la mansión Fujikawa. La lluvia arrecia. Yui camina por el pasillo con una bandeja de té para la biblioteca.
Yui tanaka
(en voz baja, para sí misma) —Solo dejarlo y volver… sin accidentes.
Se detiene al llegar a la puerta de la biblioteca. Luz tenue se filtra por el marco. Dentro, se escuchan voces graves.
Masaru Fujikawa
La situación política es inestable. Necesito que refuerces las relaciones con el alto mando.
Kaito Fujikawa
He cumplido cada orden que me has dado, pero no pienso usar a mis hombres como moneda de cambio.
Masaru Fujikawa
No es una petición. Eres mi hijo, Kaito. Y los hijos sirven para algo más que para llevar mi apellido.
Yui se queda inmóvil. La bandeja tiembla ligeramente en sus manos.
Kaito Fujikawa
Sirven… o se rompen, ¿verdad?
Masaru Fujikawa
Aprendes rápido.
Un silencio pesado llena el cuarto. Yui da un paso atrás, pero pisa una tabla que cruje.
Masaru Fujikawa
¿Quién está ahí?
Yui tanaka
(entrando de golpe, inclinándose profundamente) —P-perdón, señor… traía té.
Kaito Fujikawa
(mirada afilada) —¿Cuánto escuchaste?
Yui tanaka
N-nada importante, señor. Solo…
Masaru Fujikawa
Fuera.
Yui se inclina y sale rápido. El corazón le late como si fuera a escapar de su pecho.
En el Pasillo lateral. Sora está sentado en el suelo, tallando algo en un trozo de madera
Sora Fujikawa
¿Qué cara es esa?
Yui tanaka
Nada… solo… tuve que llevar té a la biblioteca.
Sora Fujikawa
(alza una ceja) —Y te metiste donde no debías.
Yui tanaka
No lo hice a propósito
Sora Fujikawa
Aquí, “sin querer” es igual a “problemas”. Aprende eso rápido.
Al día siguiente, cocina. Yui lava platos mientras Daichi entra con gesto serio.
Daichi Fujikawa
Escuché que anoche estuviste cerca de la biblioteca
Yui tanaka
Solo estaba cumpliendo con mi tarea.
Daichi Fujikawa
Sé cuidadosa, Yui. Esta casa no perdona a los que escuchan más de lo que deben.
Yui tanaka
¿Y si no puedo evitarlo?
Daichi Fujikawa
Entonces… guarda silencio. Incluso con quienes parezcan tus amigos.
Más tarde, jardín cubierto. Ren observa a Yui mientras estudia un libro.
Ren Fujikawa
Si sigues metiendo la nariz donde no te llaman, no durarás ni un mes aquí.
Yui tanaka
No estaba…
Ren Fujikawa
No me interesa. Solo… no estorbes.
Ren cierra el libro y se marcha. El viento frío entra por el corredor, haciendo que Yui abrace sus propios brazos.
Esa noche, Yui no logra dormir. Las palabras que escuchó —“Sirven o se rompen”— resuenan en su mente. Empieza a comprender que la mansión Fujikawa no es solo un hogar imponente, sino una fortaleza llena de secretos, y que el coronel Kaito, tan frío como autoritario, carga con algo que lo mantiene atado a su padre más allá del deber militar.
Comments
Andrea liscano
Este es se nota que lo vamos a odiar profundamente
2025-08-16
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