—Es hora de irnos. ¿Dónde están los niños? —James acaba de encender las luces del pórtico de la casa.
—No lo sé, pensé que ellos estarían contigo —le hace saber mi hermana.
Entonces el llanto amargo de mi sobrino captura nuestra atención. Laura baja del auto y yo voy detrás de ella. Josecito esta llorando, le duele su brazo.
—¿Qué le pasó? —James quiere saber.
—Se desprendió de la rama de un árbol.
—¿Quién se quedará a cuidarlo? Mis padres esperan que yo lleve el pastel y...
—Yo puedo quedarme con él —me ofrezco sin dudarlo ni un segundo.
¿Por qué quedarme a cuidar al hijo de otros? ¿Por qué sentir la necesidad de no querer ver el rostro de Félix?
Una gran ventaja que la casa de mi hermana se situará a unos pocos metros de la casa de sus suegros.
—¿Quieres comer algo? —Le preguntó a Josecito.
—No. Tengo sueño.
—¿Te duele mucho?
—No, ya no me duele mucho.
—Entonces descansa pequeño. Yo me quedaré contigo.
—¡Gracias Gus!
Pasaron varios minutos hasta que sus ojos se cerraron. Aproveche para bajar a cenar algo. Carne jugosa con almendras y arándanos, puré de patata, pan tostado y una buena porción de ensalada de frutas. ¡Delicioso!
—¡Qué buen festín! Gracias a la visita de ese hombre guapo yo puedo disfrutar de esta comida tan... —la luz de toda la casa se va y eso me deja con un bocado a medio masticar en la boca y toda la oscuridad.
Lo primero que hice fue terminar de masticar la comida y tragarla. Bebí un poco de vino, caminé hasta la puerta y examiné. ¿Por qué la casa de los suegros de mi hermana si tenía luz? Salí a inspeccionar más, necesitaba encontrar el generador de emergencia que tenía mi cuñado instalado en alguna parte de la casa.
La música que sonaba en casa de los vecinos era muy agradable, hasta me dieron ganas de bailar pero en este momento, necesitaba encontrar el generador. Cruce los arbustos de lavanda, me acerqué a la ventana de la sala y entonces, toda la casa se iluminó.
—¡Buenas noches! —Su voz me hace voltear para verlo.
No puedo evitar espantarme. Siento sus manos sujetarme y de pronto, caigo al suelo como si me desvaneciera. Su cuerpo se ve diferente desde este ángulo, veo sus zapatos brillar con la humedad del pasto, extiende su mano para ayudarme a incorporarme.
—¿Qué estás haciendo aquí? —Se me ocurre preguntarle.
Aún no soy capaz de tomar su mano. Se agacha, sus ojos se acercan a mí y es en ese instante en el que entiendo lo que está sucediendo.
—¿Me estás evitando?
—¿Por qué te estaría evitando?
—No te vi en la cena, tu cuñado dijo que estabas aquí. ¿Por qué te quedaste a cuidar a tu sobrino? ¿Te causa incomodidad que esté aquí?
—No, para nada.
Él toma la iniciativa y decide tomarme de la mano. Me ayuda a incorporarme y yo aparento estar bien, aunque me duele mucho mi espalda por el golpe de mi caída no improvisada, su calor me hace sentir muy nervioso. ¡Me pongo de pie gracias a su fuerza!
—Pensé que no querías verme —dice.
Su mano sigue unida a mi mano. No puedo creer que esto esté sucediendo.
—Yo no...
—¿Cómo has estado? —Se interesa por mí.
—Muy bien.
—Pareces nervioso.
—Bueno, es que en realidad...
—¿Te pongo nervioso?
—¡Nada que ver! Yo no estoy nervioso.
—¿Te da miedo la oscuridad?
—No.
—Pensé que aún te daría miedo la oscuridad, pero me sorprendió mucho ver que esta vez si te animaste a salir para intentar arreglarlo.
—¿Tu cortaste la luz? —No me da pena preguntarle.
—Claro. ¡Necesitaba verte!
—No tenía idea de que tu hermana viviría en la casa de mis padres.
—¡Es una casa muy bella! Yo les recomendé la casa.
—¿De verdad?
—Sí. Supe lo de tus padres y...
—Debo volver, ni sobrino está dormido y yo aún no termino de cenar —cambio el tema de forma radical.
—Está bien. ¿Te puedo acompañar?
—¿No te extrañarán en la cena de allá dentro? —Hago una seña en dirección a la casa de los vecinos.
—¿Por qué me extrañarían?
—Bueno, es que eres un hombre soltero y allí hay buenos partidos para ti.
Se ríe. No suelta mi mano.
—¿Buenos partidos? Esto no es un juego de futbol y yo no estoy persiguiendo ningún balón.
—¿Y qué estás persiguiendo?
Su mirada se vuelve intensa, sus pupilas son estrellas en la oscuridad y siento como comienza a acorralarme contra la pared. Sus pasos me hacen retroceder, su mano sigue unida a la mía y tengo nervios por esto que está sucediendo. ¿Por qué tuvimos que volver a encontrarnos? ¿Por qué no soy un balón de futbol?
—En este momento no persigo nada, pero estoy en la época de vacaciones. No tengo carreras programadas, salí a descansar de tantas carreras y sí, planeo disfrutar de esto.
—¿Del clima nocturno?
—Sí, también del clima nocturno pero, espero disfrutar más de tu compañía.
—¿Mi compañía? Pero es que eso es... —ni siquiera sé cómo debería terminar la frase.
Usa su otra mano para acariciar mi mejilla, mi respiración se agita y...
—¿Pensaste en mí todo este tiempo?
Sus labios se acercan a mi boca, siento su respiración retumbar contra mi rostro y mi corazón late como dinamita. ¿Por qué me está pasando esto? ¿Por qué este tipo vuelve a mí como si nada hubiese pasado? Parece tan despreocupado, ¿acaso se olvidó de todo el dolor que me ocasionó en el pasado?
—Félix, no puedo. No puedo dejar que sigas con esto —me atrevo a decirle.
—¿No sientes nada por mí?
—¿Por qué parece que no te importa lo que me hiciste la última vez?
—Fui descuidado contigo, estoy consiente de eso.
—¡Me rompiste el corazón! Solo te fuiste sin decir nada y me dejaste una caja de chocolates que solo duraron tres días.
—Gus, yo...
—Sí siento cosas por ti, pero no es justo que intentes usar mis sentimientos para lograr obtener lo que tanto quieres.
—¿Y qué es lo que quiero? ¿Sabes que es lo que quiero?
—No. La verdad no.
—¡Yo te quiero a ti!
Entonces siento que alguien golpea mi mejilla derecha.
—¡Despierta! ¡Gus! ¡Por favor! Tengo hambre —Josecito me despierta y entonces me doy cuenta de que todo había sido un sueño.
¡Félix estuvo en mi mente diciendo que me quiere!
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 27 Episodes
Comments
Maru Sevilla
Jajajaja que triste despertar
2025-08-14
0