—Julia entre más se adentraba al edificio, sus
nervios iban en aumento—. Se detuvo a unos
cuantos pasos del elevador para respirar, mientras las puertas metálicas se abrían—, recorrió rápidamente con la vista su alrededor, todo lo que veía era lujo, opulencia, apenas era el primer
piso, recuerda de él lugar es un sueño, y eso que no les permitían adentrarse más de lo
establecido.
—Entró en la caja metálica decida a enfrentar,
sus miedos, que empleó podría hacer en un lugar como este? Se preguntaba mientras los pisos pasaban—. Suite # 55 era el último piso….limpiezasería lo más seguro, no le desagrada! No es profesional por lo que no aspira a un puesto que no sea limpiar, además seguro sería más remonerado que en la cafetería donde diario se enfrenta con ese cochino que la tiene harta con los acosos —Pero si así fuera, no debería hablar con la persona encargada? O, directamente con recursos
humanos, se quedó pensativa unos instantes,
No!…bien recuerda claramente, la espera en su oficina.
—Lino miraba la hora, si la chica era puntual no tardaría en llegar—, Se estuvo debatiendo en—como abordar el tema, irónico! Murmuró
pensativo—El gran CEO! el temible y despiadado tiburón de los grandes negocios.
—Así era Lino, frío y calculador, no le importaba
guardar las apariencias, ni mostrar lo que no era,
Las únicas personas que realmente disfrutaban
del momento de su momentáneo cariño eran sus
hermanos—, fuera de ellos, era lo que la competencia veía.
—Julia salió del elevador con pasos firmes, pero
su realidad estaba haciéndola flaquear, no sabía
porque se sentía intimidada—, levantó su barbilla
intentando verse segura.
—Llegó a una área donde estaba una gran sala,
con dos cubículos, y una secretaria en cada uno, impecablemente pulcras, con un atuendo de traje azul marino, blusa azul claro, con saco de juego a la faldilla, el pelo perfecto recogido, a su derecha
era lo que parecía, la secretaria asistente del CEO, suspiró acercándose a la mujer vestida no más deferente que las demás, la mujer levantó la mirada hacia ella, recorriéndola con su vista de arriba abajo….El señor Anderson me espera, su voz salió con duda—. La secretaria buscó el la lista, sorprendida al encontrar un nombre que no
pertenecía al grupo de personas que normalmente recibían.
—Le sonrió inclinando levemente la cabeza,
tomó la bocina del teléfono para anunciarle
se escuchó la voz gruesa del CEO.
Hazle pasar, con esas dos palabras sintió que no
podía respirar, hizo un esfuerzo para caminar una vez más. Tocó levemente dos toques, pase!Se escuchó del otro lado —, después de pasar, se dijo no hay marcha atrás.
—Julia giró la perilla temblorosa, se paró entre la puerta y la entrada, tiempo que le dio a Lino, para observarla recorriendo su cuerpo y rostro,
Su nariz afilada y recta, completando con unos labios pulposos que invitaban hacer besados.
una belleza!…Pero lo que más llamó su atención,
fue esa silueta, una cintura pequeña con caderas,
anchas y sus glúteos hacían que su atuendo se ciñera, dolió su entrepierna, sus tes****os se
hincharon, empujando su erección hacia su
pantalón que ya apretaba.
—Para disimular la tensión que se formó, la
invitó a tomar asiento, como en automático, se
posicionó en la silla frente al CEO, Julia…pruncio
alargando su nombre, Julia asistió—, señor! —
Perdone, pero me ha dicho, que tiene un empleo
para mí, a eso eh venido—, pero francamente no se en que pueda ayudar—, no tengo experiencia a no ser de limpieza, concluyó Julia.
—Lino miró por encima ves a la chica asustadiza,
era obvio que se lo preguntaría—. Tú los has
dicho, no hay puesto ni nada parecido, a un
empleo aquí, lo que quiero es que me atiendas
a mí! Dijo el CEO sin tapujos—. Julia lo miro por primera desde que llegó, admirando su postura,
era más atractivo en persona, se dijo para si
misma.
—Lino sin embargo entendió que la joven no
tenía idea de sus intenciones, por lo que decidió
ser directo sin tapadera.
Señorita Julia lo que necesita es sexo, coger como me gusta, y tu me encantas, tengo sueños eróticos contigo follando.
— Julia se levantó ofendida, señor se confundió
conmigo, dijo con el rostro rojizo y con el corazón latente que parecía que el hombre lo estaría
escuchando—. Por favor escucha!… dijo en tono tranquilo y casi en súplica—, no te conozco!, por
lo que no te puedo comparar con nadie, para confundirte, solo escucha!—no te estoy obligando, Julia se miró un poco más relajada, asintió
volviendo a sentarse.
—Está bien, lo escucho, contestó al fin.
Primero!…Me disculpo, se, que te quedaste sin
empleo debido al incidente del días pasados,
ella asintió con un gesto arrugado los labios, se que no fuiste la culpable lo miró de nuevo
entrecerrando los ojos,…No te molestes por eso me estoy disculpando—, puso los ojos en blanco
gesto que hizo reír a Lino, pero se compuso de
inmediato.
—Se que necesitas dinero, para solventar los gastos de tu madre enferma, un deje de tristeza
se reflejó en el rostro de ella, pero Lino prosiguió, —lo que te estoy ofreciendo es dinero por
complacerme—. Julia se quedó sin palabras,
reaccionando con indignación, no me vendo
señor!..contestó con un tono más severo,
piénsalo, ve de regreso y te pido que lo
consideres, te doy solo tres días, después
olvídate de mí oferta. Julia se puso de pie
decidida a salir, pero antes, Lino le volvió a
recordar, recuerda!…tres días—. Y salió como
alma que lleva el diablo.
—Lino la miró salir, realmente esperaba que
aceptara, si con solo verla se ponía así, no
imaginaba como sería sentir su cuerpo desnudo
debajo de él, y así era, su mano tubo que hacer
de su trabajo como lo llevaba haciendo ya en tres ocasiones.
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