El reloj marcaba las 11:47 a.m. cuando Aiden salió por fin de su oficina para llevar unos documentos al despacho principal.
Desde temprano, había sentido las miradas. Los cuchicheos. Las risitas que se apagaban apenas él pasaba cerca. Pero esta vez, no bajó la mirada. Caminaba con la frente en alto, los papeles bien ordenados en sus manos y el corazón encadenado al silencio.
Al llegar al pasillo central, justo antes de tocar la puerta de la oficina de Elijah, Marcus apareció.
MARCUS
Uy, qué milagro *dijo con tono fingidamente alegre, recostado en el marco de la puerta como si fuera el dueño del lugar*. ¿No te aburrías encerrado en tu cuevita?
Aiden lo miró con calma.
AIDEN LOWELL
No estoy de humor, Marcus. Hazte a un lado.
MARCUS
¿Oh? ¿Ya no vienes a hacerte el esposo ejemplar? ¿O vienes a ver si puedes rogarle un poco de cariño al jefe? *soltó una risita venenosa.* Sabes, deberías dejar de humillarte. Elijah no te quiere, nunca lo hizo.
Aiden apretó los papeles entre los dedos. Dio un paso al frente.
AIDEN LOWELL
¿Y tú sí? ¿Tú lo amas de verdad o solo te encanta la idea de quitarle algo a alguien más?
Marcus chasqueó la lengua.
MARCUS
Ay, Aiden, siempre tan dramático. Yo no tengo la culpa de que te hayan dejado de querer. Lo nuestro fue natural, inevitable. Tú simplemente… estorbas.
AIDEN LOWELL
¿Estorbo? *Aiden lo miró con frialdad.* He criado solo a mi hijo mientras tú te revolcabas con mi esposo en horas de trabajo. ¿Y yo soy el estorbo?
MARCUS
¡Por favor! Tú usaste al niño para atrapar a Elijah. Nadie te obliga a seguir aquí, ¿sabes? Puedes renunciar, largarte... Haznos un favor a todos.
AIDEN LOWELL
¿Sabes qué es lo que me da más asco de ti, Marcus? *la voz de Aiden bajó, grave, contenida.* No que me hayas traicionado, ni que te metas con mi esposo. Lo que más me enferma es que disfrutas verme sufrir. Que cada sonrisa tuya está hecha de veneno.
Marcus entrecerró los ojos. Se le notaba molesto, pero fingía seguir tranquilo. Dio un paso hacia Aiden y empujó disimuladamente los papeles que él llevaba. Algunos cayeron al suelo.
MARCUS
Ups… *dijo con fingida dulzura.* Se me resbaló.
Justo en ese momento, la puerta de la oficina se abrió. Elijah, de pie, los miró a ambos. Aiden estaba agachado recogiendo los papeles, mientras Marcus retrocedía con una expresión fingida de angustia.
MARCUS
¡Elijah! *exclamó Marcus, corriendo hacia él*. ¡No quería provocar nada, te lo juro! Yo solo estaba saliendo a buscarte y él empezó a insultarme... me dijo cosas horribles...
AIDEN LOWELL
*Aiden levantó la mirada, incrédulo.*
AIDEN LOWELL
¿En serio…?
ELIJAH
¡Ya basta! *interrumpió Elijah, su voz dura como piedra.* Aiden, ¿otra vez discutiendo? ¿Por qué no puedes dejar de crear problemas?
AIDEN LOWELL
¿Yo? *Aiden rió con amargura*. ¿Tú me estás acusando a mí?
ELIJAH
Siempre es lo mismo. Te pones a la defensiva, haces escenas, y ahora incluso haces esto frente a los empleados. Marcus solo intentaba hablar contigo.
Marcus se escondía ligeramente tras Elijah, con los ojos bajos, como si fuera un pequeño indefenso.
Aiden lo miró. Lo miró realmente. Y por primera vez, no sintió rabia. Sintió lástima.
AIDEN LOWELL
¿Sabes? *dijo con voz baja* No eres más que un cobarde, Elijah. Te escondes detrás de una mentira y un amante manipulador porque no tienes los huevos de enfrentar lo que hiciste conmigo. Y tú, Marcus… disfruta tu momento. Porque todo lo que empieza con traición… termina en ruinas.
ELIJAH
*Elijah frunció el ceño.*
ELIJAH
Aiden…
AIDEN LOWELL
No te preocupes *interrumpió él, ajustando los papeles contra su pecho*. No pienso quedarme a ver el final. Pero ustedes sí.
Y sin decir más, Aiden dio media vuelta y se fue. Sin llorar. Sin temblar. Sin gritar.
Solo con la dignidad intacta.
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