4. Chantaje emocional

Camila ha bebido agua con muy bien fingida dificultad, la mirada triste completa la escena perfectamente montada, mientras sonríe por dentro, el primer objetivo que tenía, era separarlos y lo había logrado; esperaba que pronto Edward viniera a verla, después de todo, fue él quien la trajo al hospital.

A los diecinueve años, Camila es una chica bonita, con facciones angelicales, pero con carácter complicado, caprichosa, a quien le cuesta manejar sus emociones, y que todavía no tiene un objetivo de vida claro; ama a su padre, pero siempre ha tenido una extraña rivalidad con su madre.

...Camila Romero Portugal...

La joven no entiende cómo Edward se pudo fijar en su madre, mientras rechazó su amor; como no estaba dispuesta a perderlo, ideó un plan para separarlos, poniendo una muralla que cree que no podrán derrumbar.

Estrella acaricia la cabeza de su hija, le da un beso en la frente.

- "No vuelvas a hacer eso, me asustaste", dijo Estrella.

- "Lo amo, mamá. No entiendo, por qué no puede darse cuenta de cuánto lo amo, ¿Edward vendrá mañana?", preguntó Camila.

- "Camila no puedes obligar a nadie a amarte, atentando contra tu vida, así no se gana el corazón de nadie", expresó Estrella, con la mayor serenidad posible.

Las heridas que Camila se hizo en las muñecas eran superficiales, pero la escena que montó para que su madre la encontrara con una carta de amor para Edward, impresionó a Estrella.

El joven neurocirujano le insistió a la empresaria, que su hija solo pretendía chantajearla, porque de alguna manera había descubierto su relación aunque no lo dijera, pero Estrella no podía arriesgarse, temía que Camila lo volviera a intentar.

En su desesperación, le había rogado a Edward que fingiera un sentimiento que no tenía, hasta que su hija estuviera en calma; pero la respuesta del médico la desubicó, "... no soy a un niño a quien manejen a su antojo, no voy a salir con la hija, habiendo estado con la madre, aunque sea de manera simulada. Solo es una niña mimada, que sabe cómo manipular, eres una mujer de negocios inteligente cómo no puedes darte cuenta...".

"Es mi hija no me puedo arriesgar", fue la respuesta de Estrella; la réplica de Edward fue fulminante, "tendrás que elegir entre ella o yo", y Estrella eligió la única opción posible para una madre que ha dado todo por sus hijos, con un amor profundo y ciego, que Camila no ha sabido apreciar.

- "Solo necesito una oportunidad, y él me amará, lo sé, solo una oportunidad", dijo Camila, tomando las manos de su madre, con mirada angustiada, como una niña que súplica para que no le quiten su juguete favorito.

- "No pienses en eso ahora, descansa. Cuando estés mejor hablamos una vez más", manifestó Estrella.

- "¿Tú no sales con nadie, verdad mamá?", preguntó Camila. "Tú me vas a ayudar a ser feliz, tú jamás me lastimarías, ¿verdad?", insistió.

- "Tranquila Cami, siempre te voy a amar, cariño", respondió Estrella acariciando el rostro de su hija.

Camila vuelve a cerrar los ojos, con la expresión de quien quiere inspirar lástima, para simular dormir una vez más; mientras que su madre, tiene el corazón roto, dividido, angustiado.

Cuando cree que Camila duerme, vuelve al sillón, mientras que su mente viaja inevitablemente a la noche que se dejó llevar por la pasión.

...🔞*** Hace siete meses **🔞**...

...(Escena exclusiva para público adulto***)...

La puerta de la oficina se cerró detrás de Estrella con un sonido que parecía alterar los nervios. Afuera, la Fundación estaba en absoluto silencio. Las luces de los pasillos parpadeaban en su modo nocturno, y la ciudad allá fuera parecía quedar suspendida, como si no existiera; lo cuál pareciera imposible estando en la ciudad que nunca duerme.

Dentro de la oficina, solo quedaban ellos dos. Edward levantó la vista desde la pantalla; la había reconocido antes de verla, por aquel aroma elegante, entre almizcle y flores nocturnas, que siempre dejaba un rastro imposible de ignorar.

Estrella estaba de pie frente a él, con el abrigo abierto, dejando ver el vestido negro ajustado que delineaba cada curva con descaro involuntario, o quizás medida mente estudiado. Llevaba el cabello suelto, algo revuelto. Los labios pintados de rojo oscuro. Y los ojos transmitían una electricidad en la piel, sin siquiera ser tocada.

- "¿Todavía estás trabajando?", preguntó Estrella, su voz ronca, suave, con una sonrisa con coquetería encubierta.

- "Estaba cerrando unos historiales", respondió él, pero no se movió, solo la miró, como un hombre al borde del colapso; aquel que se tiene antes de perder cualquier freno.

- "¿Te molesto?", consultó ella.

- "No", dijo él sin dudar, sin pensar.

Se miraron, y como siempre, el aire entre ellos se volvió pesado, cargado, eléctrico. Una tensión que no se había dicho con palabras, pero que existía en cada cruce de miradas, en cada roce accidental; era imposible seguir fingiendo.

Estrella avanzó sin apuro, los tacones resonando en la alfombra. Se detuvo frente a él, como quien busca algo que decir, que no se ajusta a lo que realmente quisiera.

- "He pensado en lo que me dijiste sobre reorganizar el área de voluntariado en el Bronx...", comentó Estrella.

- "No viniste por eso", interrumpió Edward, poniéndose de pie.

Ella lo sostuvo con la mirada. El corazón le golpeaba en el pecho y una corriente de electricidad, recorrió su cuerpo.

- "¿Entonces por qué vine?", preguntó con la última gota de sensatez que le quedaba.

Él se acercó, tan despacio, que parecía provocador, hasta quedar a un paso de ella.

- "Dime que no sientes esto; y te juro que me detengo", aseveró Edward.

Estrella no dijo nada, solo lo miró, como quien sabe que ya no puede luchar con lo que está sintiendo, y apenas movió los labios.

- "No puedo", susurró ella.

Eso fue todo lo que necesitó. Edward la tomó por la cintura y la atrajo hacia él. La besó sin permiso, sin preámbulos. Fue un beso húmedo, ardiente, profundo, cargado de semanas de represión. Ella gimió contra su boca. Se fundieron con pasión. Su lengua buscó la de ella con ansiedad, y Estrella le respondió con una necesidad brutal.

No había forma de detenerse, Estrella le abrió la camisa con manos temblorosas. Él le bajó el cierre del vestido; la tela cayó hasta la cintura, dejando el torso cubierto apenas por un sujetador de encaje negro que no tardó en apartar.

Sus bocas no se separaban. Los cuerpos se aplastaban uno contra otro como si necesitaran más contacto, más piel, más roce. Él la empujó suavemente contra el escritorio, con el deseo temblando en los dedos. La alzó como si no pesara nada, y ella rodeó su cintura con las piernas, pegándose aún más a él. El escritorio crujió bajo su peso.

Edward le bajó la ropa interior con una urgencia que no disimuló. Estrella se arqueó hacia él, jadeando. Era una necesidad instintiva, completamente salvaje.

Él la acarició con la mano entera, sin pudor, explorándola con hambre. Sus dedos se deslizaron en su feminidad que ya se encontraba completamente húmeda, y ella se estremeció, echando la cabeza hacia atrás.

- "Estás empapada", murmuró él, con la voz rota.

- "No me hagas esperar", le suplicó ella, mordiendo su labio inferior.

Y él obedeció. Se desabrochó el pantalón con una mano mientras la otra seguía acariciándola, torturándola dulcemente. Luego, al fin, se adentró en ella, en un solo movimiento firme, profundo. Estrella soltó un gemido que se perdió entre sus labios. Lo recibió con las piernas aún más abiertas, hundiéndose en él. Sus cuerpos se encontraron con violencia contenida, como si quisieran devorarse.

Edward embistió con ritmo, con intensidad, con la necesidad de alguien que había esperado demasiado tiempo. Cada vez más rápido, más fuerte, con más intensidad.

La espalda de Estrella se arqueó. Sus uñas se clavaron en sus hombros. Sus gemidos ya no eran tímidos: eran reales, húmedos, llenos de placer. Los movimientos eran frenéticos, primitivos. Él la tomaba con fuerza, ella se rendía, se entregaba. No existía nada más. Solo los cuerpos; el calor del momento y el olor del placer en la habitación cerrada.

- "Dios, Estrella… ", murmuró él. "No puedo parar. No quiero parar…"

- "No pares", susurró ella, con la voz quebrada. "No lo hagas nunca".

Y entonces vino el final. La tensión se rompió. El orgasmo los estremeció a los dos como una descarga eléctrica. Ella se aferró a él, temblando. Él se derrumbó sobre su cuerpo, besando su cuello, su hombro, su pecho. Sus latidos estaban fuera de control.

Quedaron así, pegados, jadeando. La ropa desordenada. El escritorio testigo de algo que no sabían si llamar pecado o salvación.

Estrella apoyó la frente en el pecho desnudo de Edward. Aún sentía su calor dentro de ella. Aún sentía sus manos.

- "¿Qué vamos a hacer?", susurró ella.

Edward la acarició con ternura, los dedos trazando líneas en su espalda sudada.

- "Lo que sea necesario", dijo él, sin vacilar. "Pero esto no va a terminar aquí".

Y en esa promesa no había miedo, solo un deseo inmenso; y una certeza peligrosa, porque el futuro puede ser impredecible.

...🔞*** Fin del recuerdo ***🔞...

Curiosamente, ese mismo recuerdo, cruzó por la mente de Edward en el avión que lo regresaba a su país; tomó un poco de agua para apaciguar lo que se había encendido dentro de él.

- "¿Necesitas pastillas para el mareo?, algunas personas, sufren de eso en los vuelos", consultó Marcela con una sonrisa auténtica, que de alguna manera refrescó los pensamientos de Edward.

- "Estoy bien gracias, solo que es un viaje largo", respondió Edward.

- "Has estado mucho tiempo en esa tablet, tal vez deberías descansar; lo siento no debo meterme, pero eres valiente", dijo Marcela.

- "¿Valiente?", cuestionó él.

- "Solo valiente y honesto, detiene la maldad de su propio padre. Hay muchos comentarios en las redes, los de las víctimas son los más impactantes", respondió Marcela.

- "Hay muchos que piensan que debí hacerlo antes, y que he vivido una vida privilegiada a costa de eso", dijo Edward, sin entender por qué era fácil hablar con esa chica.

- "Muchos dicen que lo harían mejor, cuando no han sido capaces de ayudar a un anciano a cruzar la calle. Tú lo hiciste cuando pudiste hacerlo, y eso es muchísimo más, a quedarse callados y hacerse los ciegos", manifestó Marcela.

En el rostro de Edward se formó una pequeña sonrisa, fue ligera, pero fue real, solo guardó la tablet y cerró los ojos, y ahí en el incómodo asiento del avión, de clase turista, pudo dormir sintiéndose un poquito menos pesado.

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Comments

Yandisita Perea maturana

Yandisita Perea maturana

en la introducción de la historia menciona que edward siente deseo y pasión por estrella amor por Marcela en fin que prevalecerá más en esta grandiosa historia que me encanta eso que empecé a leerla ayer me tiene atrapada quien ganará el deseo la pasión que personifica estrella Portugal o el amor verdadero personificado en Marcela Molina hagan sus apuestas.

2025-07-12

12

Betty Saavedra Alvarado

Betty Saavedra Alvarado

Edward tu vida no es fácil siempre las personas critican hay que tener pruebas para actuar y juzgar hiciste justicia Camila recapacita si el no te ama nunca lo hará busca otro amor estudia no chantajees a tu madre

2025-07-11

7

Yandisita Perea maturana

Yandisita Perea maturana

Bueno quien será el verdadero amor de Edwar la gallina vieja queda buen caldo osea la señora cuarentona veterana llamada estrella Portugal o la pollita joven vamos a ver como avanza esta interesante historia

2025-07-11

6

Total
Capítulos
1 1. La pasión en la piel
2 2. ¿Angel o Demonio?
3 3. El dolor más grande proviene de quienes más quieres
4 4. Chantaje emocional
5 5. Amarse a uno mismo
6 6. El dolor detrás de una sonrisa
7 7. Caricias que no se pueden evitar, ni olvidar
8 8. La esperanza lleve tu apellido
9 9. La calma antes de la tormenta
10 10. Pensando en las consecuencias
11 11. Un frío reencuentro
12 12. Peligroso ultimátum
13 13. Independencia
14 14. La soledad tiene su música
15 15. El pasado que enseña y que asusta
16 16. Un vecino no tan misterioso
17 17. Una pieza peligrosa
18 18. Alguien que mira desde afuera
19 19. Sueños y amenazas
20 20. ¿Cuándo fue la última vez que acarició con ternura?
21 21. Síndrome de Romano-Ward
22 22. Un desconocido que despierta algo dentro
23 23. El infierno tenía nombre de mujer
24 24. Reacciones que no se esperan
25 25. Decisiones dudosas y decisiones firmes
26 26. El día del cumpleaños
27 27. Las reacciones inevitables
28 28. La crisis de Marcela
29 29. Las acciones de la familia
30 30. ¿Un novio desconocido?
31 31. Un amor que no espera nada
32 32. Aceptar las decisiones de los demás
33 33. Cuando dos fieras se enfrentan
34 34. Miradas que se conectan
35 35. Una demanda inevitable
36 36. Lucio Salvatierra
37 37. El amor de mi vida
38 38. Conversación legal
39 39. El amor que fue su mayor dolor
40 40. La edad del amor
41 41. El valor de sentir
42 42. Un enemigo desconocido, pero cercano
43 43. Quedarse cuando todo tiembla
44 44. Quiero que te quedes
45 45. La locura que será el arma para la venganza
46 46. Acercándose a la presa
47 47. Una cita perfecta
48 48. Verdades que se tienen que decir
49 49. Hablando con la familia
50 50. Amor en el equipaje
51 51. La autenticidad de Marcela
52 52. Una conversación mirando a los ojos
53 53. La llegada a Quito
54 54. Te extrañé más
55 55. Una mente manipulada
56 56. Desesperación, preocupación y locura
57 57. Dos personas que se aman
58 58. Peligro inminente
59 59. ¡Llamen a emergencias!
60 60. La vida se aferra por amor
61 61. Sin cabos sueltos
62 62. La vida continúa feliz para algunos, y terrible para otros.
63 63. Una propuesta de amor
64 64. Una boda imperfectamente perfecta - 1ra parte
65 64. Una boda imperfectamente perfecta - 2da parte
66 65. Entrelazar las almas (Final) - Primera parte
67 65. Entrelazar las almas (Final) - Segunda parte
68 EPILOGO
Capítulos

Updated 68 Episodes

1
1. La pasión en la piel
2
2. ¿Angel o Demonio?
3
3. El dolor más grande proviene de quienes más quieres
4
4. Chantaje emocional
5
5. Amarse a uno mismo
6
6. El dolor detrás de una sonrisa
7
7. Caricias que no se pueden evitar, ni olvidar
8
8. La esperanza lleve tu apellido
9
9. La calma antes de la tormenta
10
10. Pensando en las consecuencias
11
11. Un frío reencuentro
12
12. Peligroso ultimátum
13
13. Independencia
14
14. La soledad tiene su música
15
15. El pasado que enseña y que asusta
16
16. Un vecino no tan misterioso
17
17. Una pieza peligrosa
18
18. Alguien que mira desde afuera
19
19. Sueños y amenazas
20
20. ¿Cuándo fue la última vez que acarició con ternura?
21
21. Síndrome de Romano-Ward
22
22. Un desconocido que despierta algo dentro
23
23. El infierno tenía nombre de mujer
24
24. Reacciones que no se esperan
25
25. Decisiones dudosas y decisiones firmes
26
26. El día del cumpleaños
27
27. Las reacciones inevitables
28
28. La crisis de Marcela
29
29. Las acciones de la familia
30
30. ¿Un novio desconocido?
31
31. Un amor que no espera nada
32
32. Aceptar las decisiones de los demás
33
33. Cuando dos fieras se enfrentan
34
34. Miradas que se conectan
35
35. Una demanda inevitable
36
36. Lucio Salvatierra
37
37. El amor de mi vida
38
38. Conversación legal
39
39. El amor que fue su mayor dolor
40
40. La edad del amor
41
41. El valor de sentir
42
42. Un enemigo desconocido, pero cercano
43
43. Quedarse cuando todo tiembla
44
44. Quiero que te quedes
45
45. La locura que será el arma para la venganza
46
46. Acercándose a la presa
47
47. Una cita perfecta
48
48. Verdades que se tienen que decir
49
49. Hablando con la familia
50
50. Amor en el equipaje
51
51. La autenticidad de Marcela
52
52. Una conversación mirando a los ojos
53
53. La llegada a Quito
54
54. Te extrañé más
55
55. Una mente manipulada
56
56. Desesperación, preocupación y locura
57
57. Dos personas que se aman
58
58. Peligro inminente
59
59. ¡Llamen a emergencias!
60
60. La vida se aferra por amor
61
61. Sin cabos sueltos
62
62. La vida continúa feliz para algunos, y terrible para otros.
63
63. Una propuesta de amor
64
64. Una boda imperfectamente perfecta - 1ra parte
65
64. Una boda imperfectamente perfecta - 2da parte
66
65. Entrelazar las almas (Final) - Primera parte
67
65. Entrelazar las almas (Final) - Segunda parte
68
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