Nacido de dos padres Beta, era obvio pensar que no desarrollaría algún subgénero. Rafael Castel, criado por una madre soltera, a quien su esposo había abandonado apenas tuvo la oportunidad. Creció de forma normal y tranquila, en un pequeño pueblo apartado de los ruidosos suburbios, el sonido de los carros y enormes edificios.
Durante su infancia se le fue dada una educación impartida desde casa, siendo su madre muy meticulosa en los estudios de su hijo y las enseñanzas que recibía, siendo algo solitario para el pequeño quien era hijo único y no poseía amistades u otros niños cerca con los cuales poder entablar conversaciones sin sentido y jugar utilizando todo el potencial de su imaginación.
Con su madre lamentándose cada tanto por no poder brindarle una familia más grande, dado que la mujer había sufrido un accidente con el cual tuvieron que extraerle el útero y los demás órganos necesarios para la concepción, lo que dio pie a que el hombre que era su esposo y padre de Rafael, quien siempre anhelo una familia con muchos hijos, tomara la determinación de buscar una esposa fértil que pudiera cumplir sus deseos, dejando atrás a una esposa y un hijo que ya no eran necesarios en su nueva vida.
“Al crecer, debes tener tu propia familia, quiero que seas grande y aprendas a valerte por ti mismo, hasta que consigas una buena esposa, en la que puedas apoyarte. Lamento no poder brindarte más de lo que tengo”, le decía su madre en sus momentos de depresión.
A pesar de haber sido abandonado por su padre, Rafael no le guardaba ningún tipo de rencor al hombre, ya que su madre, una mujer llena de virtudes, no le inculco a su hijo el sentimiento de odio. Evitando hablar de forma buena o mala, recordándole siempre, que el negar a su padre es negarse a sí mismo, ya que de ese hombre y de su madre, él fue creado.
De esa forma una madre soltera en un pueblo lleno de prejuicios, lucho hasta el cansancio día y noche, exigiendo a su hijo, de la misma forma en que se exigía a sí misma, logrando que el pequeño creciera como un hombre de bien, el cual era tan capacitado que las distinciones entre Alphas y Betas, no existían en el momento de ponerlos a él y un Alpha juntos, algo que siempre lleno de orgullo a su madre, por el gran trabajo que había realizado durante todos esos años.
No fue hasta llegado el momento de aplicar para sus estudios universitarios que este pudo ver un mundo más grande que, el que le proporcionaba los verdes campos, las viejas personas que hacían vida en el pueblo, los solitarios y rústicos caminos que lo conectaban o la personalidad intolerante de los otros niños de su edad quienes, llevados por las malas lenguas de los adultos, solo decidieron apartarlo.
Al llegar por primera vez a la ciudad, no pudo evitar sentirse como una pequeña hormiga en un enorme mundo, lleno de personas por donde quiera que fijara su mirada, con enormes construcciones, algunas tan altas que parecían tocar el cielo y las nubes, incontables tiendas a cada paso, en lugar de tan solo un supermercado a media hora de caminata, un ambiente diferente en todos los aspectos, donde los prejuicios que eran tan importantes en su pueblo, allí todos eran amables, cordiales y sociales.
Su mundo cambio por completo a partir de esos días, creando una nueva personalidad menos retraída, un poco más sociable y que siempre pretendía brindar las sonrisas amables que durante toda su infancia no había podido dedicar.
Su vida universitaria fue un tanto difícil en el inicio, llevando un proceso de adaptación en el que los acentos de pueblo y ciudad lograban crear un muro de entendimiento, entre él y sus compañeros de clases, las costumbres y también el lograr conciliar el sueño rodeado de ruidos por donde quiera. Al pasar esa etapa, todo fue más sencillo, incluso su vida amorosa parecía ser prometedora, logrando cautivar la atención de las mujeres sin tener que hacer demasiado esfuerzo, aunque dada su crianza la mayoría de ellas solo pensaban en relaciones de una sola noche, poco serias y nada productivas, en las que solo el placer, besos vacíos y un acuerdo de volver a repetir la ocasión.
Algo que decidió detener en cuanto se graduó de la universidad, ya que lo que se hace costumbre, se vuelve ley, y él no quería tener ese tipo de futuro solitario de conquista en conquista, con una cama y una casa vaciá por las noches por el resto de su vida.
Se enfocó en conseguir un buen empleo, algo en lo que puso todo su empeño, ya que para eso había hecho tantos esfuerzos y desveladas, Industrias Zhang, le brindo dicha oportunidad, que él sin pensarlo supo aprovechar, comenzando por un simple auxiliar de oficina, llevando papeleo de un lado a otro, organizando las salas de reuniones, llevando café a los jefes, luego secretario, de uno de los jefes de proyectos, hasta llegar a superar al hombre siendo supervisor de proyectos, un impacto para muchos quienes no se esperaban que el hombre diera ese salto.
Reuniendo todas las cualidades para ocupar el cargo, a diferencia de su antiguo jefe el que esperaba ser el ocupante de dicho puesto, quien no paraba de llegar tarde a la oficina y le dejaba todo el trabajo a Rafael, en el momento de las postulaciones y prácticas de liderazgo pudo demostrar su superioridad contra el hombre y de esa forma lograr quedarse con el cargo.
Tal hecho fue de inmensa felicidad para su madre, que todavía se encontraba viviendo en su antiguo pueblo, renuente a irse a una enorme ciudad ruidosa, donde no podría encontrar paz, poniendo a su hijo en la pesada tarea de visitarla cada cierto tiempo y acompañar sus días de soledad.
A los años de seguir laborando en Industrias Zhang, conoció a Selena y Talia, dos mujeres que representarían un punto importante en su vida. Selena se mostró desde el instante en que se conocieron ser una mujer extrovertida, amable y amorosa, quien le hizo saber el interés romántico que poseía por él desde el comienzo de su amistad. Por otro lado, Talia una mujer introvertida, de pocas palabras a quien tenía entendido por palabras de su amiga, se sentía obligada a tratarlo debido a cuestiones de trabajo, “Quiero que se lleven bien entre ustedes, porque ella sabe que eres el hombre al que amo, es por eso que se ha visto obligada a dirigirte la palabra fuera de la oficina “, fueron las palabras de Selena con quien tenía una mayor comunicación, aunque para él, Talia parecía un poco nerviosa siempre que le dirigía la palabra, haciéndolo pensar que quizás la mujer le tuviera miedo, así que desde entonces se dedicó a tratar de llevar una relación más amistosa con la mujer, mientras que Selena se centraba en fijarse como su interés amoroso.
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