Eres la chica más hermosa que jamás haya conocido, quiero estar contigo para siempre.
—Tomé sus manos algo sucias y las acaricié lentamente con mis pulgares mientras la miraba fijamente.—
Violett
¿De verdad? ¿no dices mentiras?
—lo miré con mucha ilusión sintiéndome completamente enamorada de él.—
¿Y no te importa que no seamos de la misma condición económica? ¿realmente no te importa que yo sea de bajos recursos y que...
Jordan
Eso no me importa, yo te quiero y quiero estar contigo, Violett. Nunca me a importado si tienes dinero o no, de hecho me parece mejor porque así sé que no te interesa mi dinero, mi estatus y mi fortuna.
Violett
Nunca me fijaría en algo tan vacío como el dinero porque mi madre me enseñó que el dinero no lo es todo, a veces hay cosas más importantes que eso.
Jordan
Lo sé y ahora lo entiendo. Tu mamá es muy sabia, porque tiene razón. Tan solo mírame, tengo todo el dinero, el respeto, el estatus que todos quisieran y así soy infeliz...bueno, lo era. Era infeliz hasta que te conocí. Cambiaste lo que yo era y mi forma de ser, te amo.
—sonreí dejando un beso sobre su frente algo sudada y llena de tierra por su trabajo.—
Sé que eres la mujer de mi vida, por eso mismo me quiero casar contigo.
.
Violett
—Miré mi reflejo en aquel espejo que tenía frente a mí. No me reconocí, era como si otra persona estuviese frente a mí, era una persona desconocida porque no me reconocía.
Desvié la mirada de mi reflejo cerrando mis ojos y apretando mis puños con furia al recordarlo, estaba llena de coraje, de ira, de rencor, de dolor y todo por su culpa.—
Jordan...Jordan...Jordan...¿por qué? ¿porqué me hiciste esto?
—la puerta se abrió no sin antes ser tocada, revelando al atractivo pelinegro que iba entrando a mi habitación, el cual al mirarme de píe frente al espejo no pudo evitar sorprenderse.—
¿Pasa algo?
Jeong
Te ves preciosa.
—admití con sinceridad aclarando mi garganta en el proceso al verla en ese hermoso vestido rojo que se ajustaba muy bien a su cuerpo y haciendo resaltar su piel y belleza.—
¿Estás lista? ya nos están esperando.
Violett
Lo estoy, estoy más que lista, Jeong.
—Tomé mi bolso negro dispuesta a salir de la habitación hasta que sentí una mano tomar con cuidado mi brazo. Me giré a mirar a mi secretario y amigo de confianza.—
¿Qué pasa, porqué me detienes?
Jeong
¿Sabes que él estará ahí, verdad?
—la miré con un poco de angustia sabiendo perfectamente a lo que ella se enfrentaría en unos momentos.—
Y no solo él, también estarán su hermana y su esposo.
Violett
¿Y eso a mí que me importa? ellos no son dueños del mundo y no puedo seguirme escondiendo para siempre por miedo, ya es hora de que ellos sepan que aquella chiquilla sucia y pobretona que siempre humillaban hasta aburrirse ya no existe más.
—volteé a verme al espejo intentando reconocerme a mi misma y así lo hice. Tal vez ya no lucia ni hablaba como antes, tal vez yo había cambiado pero todo seguía igual. Mi sed de venganza era más fuerte que cualquier dolor.—
Soy una mujer fuerte, Jeong y quiero hacerles ver que ya no podrán pisotearme más.
Jeong
Pero sé que aún te duele lo que ellos te hicieron y que...
Violett
Ya basta, Jeong. Ya no soy una niña y no necesito protección, no ahora. Yo la necesitaba en ese entonces, no ahora.
—hablé con desprecio y rencor soltandome de su agarre bruscamente haciéndole entender que estaba decidida.—
Ya vamonos, quiero que vean quien será la que los humille ahora. Ahora les tocará a ellos ser los pobretones humillados y haré que me pidan perdón de rodillas por lo que me hicieron.
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