Lágrimas De Sangre.
CAP. 01
Jordan
Eres la chica más hermosa que jamás haya conocido, quiero estar contigo para siempre.
—Tomé sus manos algo sucias y las acaricié lentamente con mis pulgares mientras la miraba fijamente.—
Violett
¿De verdad? ¿no dices mentiras?
—lo miré con mucha ilusión sintiéndome completamente enamorada de él.—
¿Y no te importa que no seamos de la misma condición económica? ¿realmente no te importa que yo sea de bajos recursos y que...
Jordan
Eso no me importa, yo te quiero y quiero estar contigo, Violett. Nunca me a importado si tienes dinero o no, de hecho me parece mejor porque así sé que no te interesa mi dinero, mi estatus y mi fortuna.
Violett
Nunca me fijaría en algo tan vacío como el dinero porque mi madre me enseñó que el dinero no lo es todo, a veces hay cosas más importantes que eso.
Jordan
Lo sé y ahora lo entiendo. Tu mamá es muy sabia, porque tiene razón. Tan solo mírame, tengo todo el dinero, el respeto, el estatus que todos quisieran y así soy infeliz...bueno, lo era. Era infeliz hasta que te conocí. Cambiaste lo que yo era y mi forma de ser, te amo.
—sonreí dejando un beso sobre su frente algo sudada y llena de tierra por su trabajo.—
Sé que eres la mujer de mi vida, por eso mismo me quiero casar contigo.
Violett
—Miré mi reflejo en aquel espejo que tenía frente a mí. No me reconocí, era como si otra persona estuviese frente a mí, era una persona desconocida porque no me reconocía.
Desvié la mirada de mi reflejo cerrando mis ojos y apretando mis puños con furia al recordarlo, estaba llena de coraje, de ira, de rencor, de dolor y todo por su culpa.—
Jordan...Jordan...Jordan...¿por qué? ¿porqué me hiciste esto?
—la puerta se abrió no sin antes ser tocada, revelando al atractivo pelinegro que iba entrando a mi habitación, el cual al mirarme de píe frente al espejo no pudo evitar sorprenderse.—
¿Pasa algo?
Jeong
Te ves preciosa.
—admití con sinceridad aclarando mi garganta en el proceso al verla en ese hermoso vestido rojo que se ajustaba muy bien a su cuerpo y haciendo resaltar su piel y belleza.—
¿Estás lista? ya nos están esperando.
Violett
Lo estoy, estoy más que lista, Jeong.
—Tomé mi bolso negro dispuesta a salir de la habitación hasta que sentí una mano tomar con cuidado mi brazo. Me giré a mirar a mi secretario y amigo de confianza.—
¿Qué pasa, porqué me detienes?
Jeong
¿Sabes que él estará ahí, verdad?
—la miré con un poco de angustia sabiendo perfectamente a lo que ella se enfrentaría en unos momentos.—
Y no solo él, también estarán su hermana y su esposo.
Violett
¿Y eso a mí que me importa? ellos no son dueños del mundo y no puedo seguirme escondiendo para siempre por miedo, ya es hora de que ellos sepan que aquella chiquilla sucia y pobretona que siempre humillaban hasta aburrirse ya no existe más.
—volteé a verme al espejo intentando reconocerme a mi misma y así lo hice. Tal vez ya no lucia ni hablaba como antes, tal vez yo había cambiado pero todo seguía igual. Mi sed de venganza era más fuerte que cualquier dolor.—
Soy una mujer fuerte, Jeong y quiero hacerles ver que ya no podrán pisotearme más.
Jeong
Pero sé que aún te duele lo que ellos te hicieron y que...
Violett
Ya basta, Jeong. Ya no soy una niña y no necesito protección, no ahora. Yo la necesitaba en ese entonces, no ahora.
—hablé con desprecio y rencor soltandome de su agarre bruscamente haciéndole entender que estaba decidida.—
Ya vamonos, quiero que vean quien será la que los humille ahora. Ahora les tocará a ellos ser los pobretones humillados y haré que me pidan perdón de rodillas por lo que me hicieron.
CAP. 02
Sandra
¿Qué hace esta mugrosa aquí?
—pregunté con el ceño fruncido sintiéndome molesta por su presencia en nuestra casa.—
¿Qué hace esta sirvienta en el comedor con nosotros esperando a ser tratada por igual?
Jordan
Sandra, ten un poco más de respeto por favor. No te expreses así de ella.
—dije con cierta molestia por sus palabras y mirando de reojo a Violett.—
Ella es mi invitada el día de hoy.
Sandra
¿Esto acaso es un mal chiste o algo así? ¿porqué invitarías a nuestra criada a comer en la misma mesa que nosotros? eso sería exponernos a su mismo nivel.
Thiago
Mi hermana no dice más que verdades. ¿Por qué traes a nuestra criada aquí esperando a que conviva y coma con nosotros? ¿porqué goza de algún privilegio si ella es la que lava nuestro piso y ropa interior?
—hablé en tanto entré a la cocina donde justo se encontraban ellos. Me dirigí a la jarra de jugo, tomando un vaso y sirviéndome jugo en este mismo para así tomarle un trago.—
Sandra
Dame un poco de jugo, Thiago que muero de sed.
—mi hermano acató rápidamente mi orden pasándome su vaso con jugo, el cual bebí un poco.—
Cierto, hablando de lavar pisos...
—sonreí maliciosa tirando lentamente el jugo en nuestro piso blanco de la cocina.—
¡Ups! ¡que torpe y descuidada soy! que lastima, Jordan. Ahora tu invitada tendrá que limpiar el piso.
Sandra
¿Qué estás esperando? ¿acaso no te acabo de dar una orden? te dije que limpies el piso.
—Me crucé de brazos con cierto enfado pues la criada parecía incrédula.—
¡MUÉVETE MALDITA CRIADA! ¡LIMPIA EL PISO!
—grité tronando mis dedos con furia no sin antes tomar mi plato con mi desayuno e impactarlo contra el piso quebrando el mismo plato y esparciendo la comida.—
¡LIMPIA! ¡limpialo que para eso eres nuestra criada!
Damian
¿Qué es lo que quieres ahora, Sandra? ¿acaso no ves que estoy ocupado? tengo mucho trabajo, sin mencionar que hoy va a venir alguien muy importante para todos y la compañía y tú aquí de hostigosa conmigo. ¿Acaso no tienes cosas que hacer?
Sandra
Sí, pero te extrañaba y quería venir a verte unos minutos antes de que te ocupes más y...
Damian
Sandra, ya no somos unos niños para hacer estas tonterías, yo no tengo tiempo para ti y tus cosas. Además, te he dejado clarísimo que entre tú y yo no existe nada. Solo soy tu jefe y amigo de tu familia así que te pido que dejes de idealizar o fantasear con cosas que no son.
Sandra
Pero si tan solo me dieras la oportunidad de demostrarte que yo realmente te quiero...
Damian
Mira...
—suspiré a punto de perder la cabeza por el estrés que la peli rosa me estaba provocando.—
Seré honesto contigo, ¿de acuerdo? no me interesas, ya te lo he dicho muchas veces. No me gustas, no eres mi tipo, no me atraes, para mí solo eres mi amiga, una empleada, una compañera y eso es todo. Y para serte sincero a mí me interesa alguien más, yo estoy enamorado de alguien más y tenemos planes de casarnos.
Sandra
¿Qu‐qué? ¿casarte? ¿Te vas a casar? ¿¡con quién!?
—exclamé furiosa y herida. No entendía que estaba pasando. Pensaba que tal vez yo iba a tener alguna oportunidad con él así que me había hecho falsas esperanzas.—
Damian
Es mi vida privada, Sandra y no te debo explicaciones de nada, así que ahora te pido por favor que te retires.
Sandra
Pero esto no se puede quedar así...pensé que tú y yo...
—la puerta siendo tocada interrumpió lo que iba a decir. Damian habló fuerte y claro para darle el pase a la persona que estaba llamando a la puerta, así que esta se abrió de inmediato revelando a una hermosa y elegante mujer.—
Violett
Lo siento, no sabía que estabas ocupado.
—hablé mirando mi reloj sin prestar atención a mi alrededor.—
Siento llegar tarde, pero ya estoy aquí.
—levanté la mirada la cual de inmediato se oscureció por la rabia que había brotado desde lo más profundo de mi ser.
No podía creer que la tuviera enfrente de mí, no podía creer que me la iba a encontrar tan pronto, supongo que el destino así lo quiso.
La miré con desprecio y entré a la habitación con seguridad cerrando la puerta detrás de mí. Caminé hasta el escritorio del hombre rubio quedando frente a la peli‐rosa quien me miraba con el ceño fruncido y curiosidad.—
No sabía que estabas ocupado con tu empleada.
Damian
Sandra ya se iba, ¿verdad?
Sandra
Claro que no. Tú y yo tenemos muchas cosas de que hablar, Damian.
—lo miré furiosa por el tono de voz en la que él me estaba hablando y por prácticamente echarme de su oficina una vez que la tipeja entró.
Así que la miré con desdén sin importar quién fuera y hablé.—
Damian estaba ocupado hablando conmigo, así que tendrás que esperar afuera o poner una cita con su secretaria para poder hablar con él.
Violett
Damian, eres el jefe ¿y estás permitiendo que está simple empleada te hable de esa forma? que vergonzoso.
—negué con la cabeza sin quitarle la mirada a Sandra que tal parecía que todavía no me reconocía.—
Y todavía peor...¿Cómo se atreve esta mujer a hablarme a mí con ese tono de voz como si fuésemos iguales?
Sandra
Porque lo somos, querida. Somos iguales, no importa como luzcas, como hables, como te expreses. Aquí todos somos iguales.
Violett
Disculpa...¿me estás poniendo a tu mismo nivel?
—Solté una risita negando con mi cabeza de forma burlona.—
Oh Sandra querida, tú y yo no somos iguales.
Sandra
—Escucharla decir mi nombre como si me conociera me desorientó un poco. ¿Acaso nos conocíamos? porque yo no la recordaba en lo absoluto.—
Damian, saca a esta mujer ahora mismo y dile que espere afuera.
Damian
La que se va ahora mismo eres tú, Sandra.
—la miré ya harto de la situación, solo quería que se fuera y me dejara tranquilo.—
A Violett y a mí nos estás irritando, sin mencionar que le estás faltando al respeto.
Sandra
¿¡Violett!?
—exclamé casi en un chillido abriendo mis ojos de par en par incrédula. Tal vez había escuchado mal, ¿verdad? me pregunté a mi misma mirando fijamente sin descaro a la mujer que estaba frente a mí.
Cabello largo y negro como la noche, labios rojos, piel blanca, cejas rectas, mejillas rosadas, ojos grises, era ella.—
Sandra
—No podía creerlo. ¿Como es que ni siquiera la había reconocido? era ella.
La mujer que tenía frente a mí vestida de forma elegante y luciendo como otra persona era ella.
Era Violett, la maldita criada.—
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