Capítulo 2

En la elegante mansión de los Costa, en la zona alta de Manhattan, Elena desayuna junto a su hijo mayor, Roberto.

—¿Qué has sabido de tu hermano?—pregunta, preocupada por la vida de excesos que está llevando su hijo menor.

—Nada mamá, aún debe tener dinero porque no ha llamado más para pedir— responde con molestia.

—Por favor Roberto...— la réplica de la mujer queda interrumpida por una llamada entrante, en su teléfono móvil.

—Hola mamá— la voz alegre de Renzo al otro lado de la línea se deja escuchar, le hace una seña a su acompañante y activa el altavoz.

—Hola Renzo, ¿Cómo has estado?, ¿qué te tiene tan ocupado que hace meses que no vienes a verme?— cuestiona la madre.

—Lo que pasa es que me he enamorado mamá, finalmente encontré una novia encantadora— se justifica.

—¿Ah, si?— pregunta incrédula , levantando una ceja, mientras ve que Roberto niega en silencio y se cruza de brazos.

—Si mamá, proviene de una buena familia, pero lo mejor es que me adora, por eso quiero saber si puedes enviarme dinero para comprarle el anillo de compromiso— suelta, sin un apice de vergüenza.

Roberto esboza una sonrisa, porque todas las llamadas de su hermano terminan pidiendo dinero.

—¡Vaya! Eso sí es una sorpresa, porque hasta hace poco detestabas la idea del matrimonio, y ¿cómo se llama?— indaga la mujer.

—Eso era antes de conocerla— dice titubeando un poco, mientras en su mente inventa un nombre al azar— Laura, Laura Villamizar, así se llama, estoy seguro que te encantará—agrega con un creíble entusiasmo, esperando ansioso la respuesta a su petición.

—¿Villamizar?, ¿de los Villamizar de Hudson Yards? ¡Qué bueno hijo!, tienes que traerla para presentárnosla, ahora déjame hacer unas consultas y te aviso, por favor llama más seguido— dice apresuradamente y cuelga la llamada; por un momento pensó en transferirle el dinero, pero algo dentro de sí se lo impidió, ahora al ver la cara de su otro hijo, cree que es válido que ambos desconfíen. Lo que ella desconoce es que ese mala cabeza que engendró, está arrepentido de dar un apellido tan a la ligera, sin percatarse de la prominencia de este.

—¿Será verdad?, jamás me había pedido dinero para un anillo de compromiso— dice con dudas.

—Eso es cierto, pero te lo ha pedido para una carrera imaginaria, para negocios, para rescatar a un náufrago del fondo del mar— enumera Roberto —son tantas las mentiras que es difícil creerle, aunque diga la verdad.

—Tu hermano ha llevado una vida desordenada, despilfarró en tiempo récord la herencia que le dejó su abuelo, no ha terminado una carrera y pasa el tiempo en Las Vegas donde, según él, tiene negocios— hace una pausa para ordenar sus pensamientos —por eso no creo que me engañe, bien podría pedirme dinero directamente, sin tener que decir que es para un anillo...

Dinorah comienza su búsqueda desesperada donde la lógica le indica, que son en los imponentes edificios de oficinas de Manhattan, presenta su limitado currículum, enfatizando sus habilidades organizativas y su rápido aprendizaje; sin embargo, la respuesta reiterada es un rotundo NO. Sin experiencia, ni un título específico, nadie le da una oportunidad, además que ella espera un plan de seguro médico de acceso rápido. Con cada rechazo merma su determinación y el sueño de un trabajo de oficina estable, con beneficios, se desvanece lentamente.

Sin darse por vencida, la chica se dirige a las casas de moda, tiene esperanzas en su talento, bien podría ser modelo de prueba, no necesariamente debe ser en una pasarela; así que, con las esperanzas renovadas se presenta en grandes atelieres, donde el aire denso con el aroma de telas finas y creatividad, le recuerdan el antiguo espacio de trabajo de su madre.

Se ofrece para cualquier tarea, ya sea de asistente, modelo, incluso limpiadora, pero únicamente consigue que algunos le dediquen una breve mirada de interés, les impresiona su aplomo natural, pero nadie le ofrece un puesto que pueda proporcionarle los ingresos inmediatos que necesita con desesperación. El mundo de la moda, por muy glamuroso que fuera, le demuestra ser impenetrable sin las conexiones adecuadas o una entrada formal.

El sol comienza a ponerse por debajo de los rascacielos, Dinorah se encuentra caminando rumbo a la estación del metro que la llevará cerca de su residencia, sus pies duelen debido a las largas caminatas y su positivismo de hoy, se ha perdido, siente que la energía de la ciudad es indiferente e incluso hostil, a su difícil situación; va elegantemente vestida, sí, pero se siente completamente derrotada.

La pesadez en los párpados de Roberto Costa es la muestra del cansancio, debido a la fuerte jornada que comenzó a las 3 de la madrugada con una video conferencia con sus socios alemanes. Conduce por las calles de Manhattan, tratando de mantener la vista en la carretera, recostado contra el asiento de cuero de su Mercedes del año, el ronroneo del motor es apenas un murmullo contra el estruendoso tráfico de la ciudad.

Suspira con fastidio, este parece ser una tarde donde todos los semáforos en rojo lo esperan, su mente sólo quiere estar en su apartamento, darse una buena ducha y acostarse a dormir; tamborilea con los dedos el volante, mientras trata de mantenerse en vigilia mirando a los transeúntes y es entonces cuando la ve al otro lado de la calle.

Entre la marea de peatones, una mujer elegante se destaca, Lleva una falda oscura y una blusa color crema, la ropa parece que se desliza con gracia por su figura, y su cabello, cae en ondas perfectas sobre sus hombros. Hay algo en su postura, en la forma en que se mueve, que irradia una sofisticación que no requiere esfuerzo.

Justo cuando el semáforo parpadea en verde, sus miradas se encuentran, es un instante fugaz, apenas una fracción de segundo, pero para el empresario, el tiempo parece detenerse. Sus ojos, esos ojos claros, le provocan una mezcla de curiosidad y algo indescifrable que le remueve el estómago y una chispa recorre su espina dorsal, no hay una sonrisa, ni un gesto, sólo una conexión eléctrica que se disuelve tan pronto como el flujo de peatones la arrastra al otro lado de la calle.

El Mercedes avanza, pero la imagen de aquella mujer se ha grabado a fuego en su mente. El cansancio que lo embargaba minutos antes se ha disipado, siendo reemplazado por un cosquilleo inexplicable en el pecho, se siente cautivado y abrumado por la persistente imagen de unos ojos misteriosos.

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Comments

Momys.rub

Momys.rub

Presiento con el peshooooo, y Calculo con el cuuuuuu!!!
Q ese Renzo menso, meterá en problemas a Din con Este Sabroson de Robertito Bétito!!!!
Haber Suegris, digo no hay q ser muyyyy inteligente para saber q....
Sin trabajo +Sin Carrera+ Sin Biyuyo en las Vegas, es = a Pendejes en los Casinos!!!!
Osea ya deje de estarlo justificando!!!
Aplaquelo al cabron!!
Q trabaje!!

2025-07-06

1

RiYue87🇻🇪

RiYue87🇻🇪

Renzo no es más q un parásito, xq hay padres q siempre quieren proteger al q no sirve 😔😒

2025-08-03

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RiYue87🇻🇪

RiYue87🇻🇪

esa chispa trae algo, pero seguro Renzo la mete en problemas 😒😔

2025-08-03

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