Miradas. Parte I

El aroma de frescura llenaba la habitación acompañado del sonido de golpeteo contra el tejado, anuncio de la suavidad de la lluvia que siempre era presagio de llenar de colores vivos los jardines por donde pocas veces paseaba con quien apreciaba, la tranquilidad de un hogar cálido que no enfriaba en ninguna estación, siempre era apacible para mí cansado corazón este lugar donde la seguridad de tener al otro hombre frente a mi era suficiente.

Pasaba los documentos relacionados al cuidado y mantenimiento de mi pueblo mientras de frente estaba otra mesa de madera de roble con diseños finos entre flores, como siempre esperaba mi cónyuge tenía la mejor exquisitez en cada detalle. No hubo necesidad de decir palabra alguna, sólo estaba concentrado en escribir los requerimientos, haciendo eco de las pinceladas en aquella habitación.

Apesar de estar concentrado en el uso de la tinta sobre los pergaminos pude sentir su dulce mirada sobre mí en cuanto ví a sus blanquecinas y esbeltas manos dejar el pincel sobre su trabajo.

Lo conocía, sabía que ahora tenía esa mirada llena de amor con un sonrisa amplia que parecía querer robarme todos los suspiros hasta ser sufriente para él, apesar de estar lleno de papeles su presencia volvía mi propia vida mas apacible, después de tanta soledad que podría haberle causado, en cuanto noté que volvía a trabajar levanté la mirada observando su belleza: finos gestos, hombros que lo hacían ver frágil pero sabía que era todo lo contrario, frente a mi y con la guardia baja, tenía al hombre más fuerte que alguna vez conocí.

Tomé un aire profundo esperando a que éste volviera a subir la vista o sólo me escuchara en silencio, encontrando mis cuerdas vocales para hablar en voz baja pero lo suficientemente fuerte como para que esto quedara como un secreto entre ambos.

–"Siempre me ha dado pena, de que nuestras palabras fueran tan triviales y nunca igualaran las profundidades de nuestros pensamientos, está mañana nuestros ojos se encontraron y cien emociones corrieron por nuestras venas."– estaba por mencionar quién era el autor del poema pero en cambio me quedé en silencio esperando ver la mirada del otro.

En cuanto sus ojos madera se fijaron en los míos supe que no había necesidad de tocarlo, nisiquiera de decir tantas palabras, su sola vista decía lo tanto que me amaba desde el día en que contraimos matrimonio. Al igual esperaba que al ver el brillo en mis ojos fuera suficiente para que lo entendiera: el sentimiento era mutuo.

Guardé silencio y así fue como el ruido de las gotas se volvió más fuerte; como si los mismos dioses supieran de la tormenta que se provocaba en mi interior, dejé de lado los papeles para levantarme rodeando ambas mesas; pues tomaría la delicada mano de mi compañero para abrir las puertas de par en par que daban al jardín y ofrecían una vista clara.

Primero me sentaría sobre el suelo de madera, contra el marco de la puerta, mientras tomaba al otro para sentarlo en el medio de mis piernas pasando las manos a través de su cintura para sostenerlo cerca de mi.

–Solo hoy quedate de esta manera.

Poema perteneciente a: SIGUIENDO UNA TONADA (Liu Yu Hsi, 772-842)

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play