Elisa corrió desde la barra y lo abrazó con fuerza
Elisa Hernández Palomares
¡Sabía que podías! ¡Ay, Matías!
Matías Hernández Palomares (hermano)
Me aceptaron en el momento. El que me entrevistó, Leonardo Valverde, fue muy amable. Nada de posturas ni aires de superioridad. Me cayó muy bien
Elisa Hernández Palomares
¿Valverde? ¿Como el apellido de esa empresa gigante?
Matías Hernández Palomares (hermano)
El mismo. Es hijo del dueño, pero ni lo parece
Elisa volvió detrás del mostrador y empezó a limpiar por inercia. Tenía una sonrisa, pero también una ligera preocupación escondida
Elisa Hernández Palomares
¿Y qué significa eso para nosotros? ¿Vas a dejar el café?
Matías la observó en silencio un momento, luego se acercó
Matías Hernández Palomares (hermano)
Claro que no. Voy a trabajar en la empresa de lunes a viernes, pero los fines de semana sigo aquí contigo. Además, con el nuevo sueldo… Eli, podemos ponernos al día con la hipoteca. Tal vez incluso invertir en algo
Elisa Hernández Palomares
(Baja la mirada)
Elisa Hernández Palomares
¿Tú crees que algún día podamos comprarlo de nuevo?
Matías Hernández Palomares (hermano)
No tengo dudas. Ese café va a ser nuestro otra vez. No solo por papá, también por ti
Las semanas siguientes pasaron como en cámara rápida. Elisa dividía su vida entre clases, tareas, el café y ayudar a Matías con ideas para la empresa. Él, por su parte, regresaba cada noche agotado, pero feliz
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Elisa y Matías se encontraban comiendo algo en la cocina de la cafetería
Matías Hernández Palomares (hermano)
Ese Leo es raro. Es rico, pero nunca presume. Tiene una hermana amable también, Victoria. Siempre está bromeando
Elisa Hernández Palomares
¿Raro bueno o raro peligroso? (Bromeando)
Matías Hernández Palomares (hermano)
Raro bueno. Como… real. No como los típicos jefes que piensan que el mundo les pertenece
Elisa Hernández Palomares
Entonces ojalá se te pegue algo, porque andas medio insoportable últimamente
Matías Hernández Palomares (hermano)
Cállate
Matías Hernández Palomares (hermano)
Si lo conocieras, seguro te caería bien
Elisa Hernández Palomares
Lo dudo. Yo tengo un radar para los ricos pretenciosos. En cuanto lo vea, sabré si es de fiar
Y aunque lo dijo con burla, ni se imaginaba que ese encuentro no estaba tan lejos como creía
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Una tarde, mientras Elisa anotaba pedidos en su libreta, una voz sonó desde la puerta:
Leonardo Valverde García
¿Disculpa, tienen capuchino con leche de almendra?
Elisa Hernández Palomares
¡Sí! Dame un segundo…
Elisa se giró y alzó la vista. Por alguna razón, su corazón dio un pequeño salto
Elisa Hernández Palomares
¿Capuchino con leche de almendra? (tomando la orden)
Leonardo Valverde García
Sí, por favor. Sin azúcar
Elisa levantó la vista, solo por educación, y lo vio.
Traje sin corbata, cabello ligeramente despeinado, una sonrisa relajada… y unos ojos que no cuadraban con el mundo elegante que representaba. No parecía arrogante. Más bien, curioso.
Elisa Hernández Palomares
¿Aquí?
Leonardo Valverde García
¿Porque no?
Elisa Hernández Palomares
No sé… pareces más de los que toman café con nombres raros en lugares caros
Leonardo Valverde García
Oye, que mi gusto por el café es muy flexible (llevándose una mano al pecho con fingida ofensa)
Elisa Hernández Palomares
(Suelta una risa)
Elisa Hernández Palomares
En fin… siéntate, en un momento te lo llevo
Leonardo se fue a una mesa cercana a la ventana. Sacó su celular, pero no dejó de observar el lugar. Le gustaba el ambiente. Pequeño, sencillo… acogedor
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Minutos después, Elisa se acercó con la taza y la colocó con cuidado
Elisa Hernández Palomares
Aquí tienes, capuchino con leche de almendras
Leonardo Valverde García
Gracias… ¿cómo te llamas?
Elisa Hernández Palomares
Elisa
Leonardo Valverde García
Mucho gusto, Elisa. Yo soy Leo
Elisa Hernández Palomares
¿Vienes por aquí seguido, Leo?
Leonardo Valverde García
Primera vez. Me lo recomendó alguien
Elisa Hernández Palomares
Pues si no te mato con ese café, tal vez te conviertas en cliente habitual
Leonardo Valverde García
(Rio) Si me matas, que sea con estilo
Ambos se quedaron en silencio un momento. No incómodo. Más bien… curioso. Como si algo en el aire les dijera que esa conversación no era común
Elisa se giró para volver a la barra, pero justo en ese momento su celular vibró. Un mensaje de Matías:
Por chat: 💬
Matías Hernández Palomares (hermano)
Hoy llegó Leo al área, pero salió temprano. Parece que estaba cansado o algo así. Te cuento más tarde
Elisa leyó el mensaje y volvió la mirada hacia el chico de la mesa.
Leo.
Elisa Hernández Palomares
(Parpadeó) No… ¿no podía ser él, verdad?
Leonardo ya se había levantado y dejaba dinero en la barra, con una nota escrita a mano:
“Volveré. Muy buen café. Muy buena atención. —Leo”
Elisa Hernández Palomares
(Leyendo la nota en sus manos)
Elisa Hernández Palomares
¿Quien rayos eres, Leo? (Susurrando)
Y así, sin que lo supieran del todo… sus caminos acababan de cruzarse
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