Dayana no podía evitar sentir la mirada del hombre sobre ella. A pesar de que intentaba ignorarlo, no podía evitar sentirse observada. Así que decidió devolverle la mirada, intentando descubrir qué era lo que la hacía sentir tan curiosa.
El hombre era impresionante, con una complexión atlética que se asomaba bajo su ropa. Su piel pálida y etérea contrastaba con la oscuridad de sus ojos, que parecían tener una profundidad y una intensidad que la hacían sentir fascinada.
La mirada de Dayana se desplazó hacia el rostro del hombre, estudiando sus rasgos fuertes y angulosos. Sus pómulos marcados y su mandíbula cuadrada le otorgaban un aire imponente, como si fuera un hombre que no se dejaba intimidar por nada ni nadie.
Pero lo que realmente llamó la atención de Dayana fue el tatuaje que el hombre tenía en su brazo. Un elaborado diseño que representaba un oni entrelazado con un dragón, realizado en tinta negra. El tatuaje era impresionante visualmente, y Dayana se sintió intrigada por su significado.
Dayana se quedó mirando el tatuaje durante un momento, intentando descubrir qué era lo que lo hacía tan especial. Luego, se desplazó hacia los ojos del hombre, que la estaban mirando con una intensidad que la hizo sentir...
Dayana sacudió la cabeza tratando de espantar esos pensamientos y desplazó su mirada hacia la ventana tratando de ignorar al hombre que la miraba con insistencia y después de un rato por fin logró quedarse dormida
Después de que Dayana se quedó dormida, Suang se centró en su trabajo y comenzó a teclear en su laptop. La luz de la pantalla iluminaba su rostro, y su mirada se concentró en la tarea que tenía entre manos.
Después de un rato, su teléfono sonó, y Suang lo sacó de su bolsillo para contestar la llamada. "¿Sí?" respondió, su voz firme y profesional.
La voz al otro lado de la línea era la de uno de sus socios, que le hablaba sobre un asunto que estaban negociando. Suang escuchó atentamente, asintiendo con la cabeza aunque el otro no podía verlo.
-Mmm, entiendo- dijo Suang, su voz reflexiva. -Creo que podemos llegar a un acuerdo. ¿Qué te parece si nos reunimos mañana para discutir los detalles?-
La voz al otro lado de la línea respondió afirmativamente, y Suang asintió de nuevo. -Bien, entonces mañana a las 10 en el hotel. No te tardes-
Suang colgó el teléfono y se centró de nuevo en su trabajo, su mirada volviendo a la pantalla de su laptop. la mirada de Suang se desplazaba una y otra vez a la figura de Dayana, que seguía dormida en su asiento. No pudo evitar recorrer su cuerpo con la mirada, admirando su belleza y lo esbelta qué era y como esa pequeña falda dejaba a la vista sus lindas piernas y sus regordetes muslos
después de analizarla un poco Suang pudo notar lo baja de estatura qué era, la pequeña apenas y le llegaria al pecho o un poco más abajo, suang sintió una punsada en su parte baja de solo pensar en tener a ese pequeño y delgado cuerpo debajo del suyo gimiendo su nombre
sacudiendo la cabeza Suang continuó trabajando en su laptop, lanzando miradas ocasionales hacia Dayana. Notó que ella seguía dormida, ajena a su presencia. Suang se centró de nuevo en su trabajo, intentando ignorar la curiosidad que sentía por la adolescente que dormía
Después de un rato, Suang se levantó de su asiento para estirar las piernas. Se acercó al pasillo y miró hacia la cabina de pilotos. Luego, se volvió hacia Dayana y la observó durante un momento. Suang se preguntó qué la había llevado a viajar sola en un avión, y qué la esperaba en su destino.
Suang se sacudió la cabeza y se centró de nuevo en su trabajo. No tenía tiempo para especular sobre la vida de esa mocosa. Tenía negocios que atender y decisiones que tomar.
Después de un largo vuelo, el avión finalmente aterrizó en el aeropuerto de Seúl. Los pasajeros comenzaron a levantarse de sus asientos y a recoger sus pertenencias.
Dayana se despertó de su sueño y se estiró, sintiendo un poco de rigidez en su cuerpo después de haber estado sentada durante tanto tiempo. Miró a su alrededor y vio que la mayoría de los pasajeros ya estaban de pie, esperando a que se abrieran las puertas del avión.
Suang, por su parte, ya estaba de pie y estaba recogiendo sus pertenencias. Miró hacia la salida del avión y vio que la fila de pasajeros ya estaba avanzando.
Dayana se levantó de su asiento y se unió a la fila de pasajeros que estaban saliendo del avión. No miró hacia atrás, y no se dio cuenta de que Suang estaba justo detrás de ella, esperando a que se abrieran las puertas del avión.
Una vez que salieron del avión, Dayana y Suang se separaron en direcciones diferentes.Dayana se dirigió hacia la zona de recogida de equipaje, donde esperó a que su maleta saliera en la cinta transportadora. Mientras esperaba, no pudo evitar pensar en el hombre que había estado sentado en el avión, el que tenía un tatuaje de un oni y un dragón en su brazo.
Suang se dirigió hacia el auto que lo esperaba, donde sus guardaespaldas ya estaban listos para llevarlo a su destino. El conductor, un hombre grande y fuerte, salió del auto para abrirle la puerta a Suang.
"Señor", dijo el conductor, inclinando la cabeza en un gesto de respeto.
Suang asintió y entró en el auto, sentándose en el asiento trasero. Sus guardaespaldas se sentaron en los asientos delanteros, listos para llevarlo a su destino.
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