05: Fiesta de té

Al día siguiente, tanto Aelin como Celia ya se encontraban preparadas para asistir a la fiesta del té. Por suerte para Aelin, su hermana mayor había logrado convencer a sus padres de dejarla asistir, con el cargo de que ella la cuidaría si algo llegaba a pasar. Ambas tomaron el carruaje tras despedirse de sus padres.

Ambas llegaron al palacio, siendo recibidas por la doncella de la princesa, quien las guió hasta el lugar.

—Saludos, princesa —dijeron ambas, haciendo una reverencia en señal de respeto.

—Bienvenida, señorita Celia —respondió la princesa.

La mirada de la mujer se dirigió a Aelin, ya que pocas personas la conocían, ya que ella casi nunca asistía a esas fiestas.

—Ella es mi hermana menor, Aelin —presentó Celia.

—Oh, no esperaba que la famosa hija menor del general estuviera presente. Bienvenida —dijo la princesa.

—¿Famosa? —preguntó Aelin, confundida.

—Casi todo el mundo conoce tu nombre. Escuché que ayudaste en el caso del asesinato en el burdel y que hiciste un gran trabajo —explicó la princesa.

—Solo hice lo que cualquiera haría —respondió Aelin con una leve sonrisa.

—Siéntense, por favor — Invitó la princesa, y ambas hicieron caso sentándose en sus respectivos puestos.

Poco a poco, algunas señoritas fueron llegando, y tal como pensaba Aelin, era solo una fiesta común donde hablaban de los chismes más comunes. Aelin, que ni siquiera estaba prestando atención, vio cómo las señoritas comenzaron a chillar cuando se acercó un chico.

—Saludos madre. — Aelin observa cómo todas las chicas se emocionaron solo por la presencia del príncipe.

«Sin duda, es el protagonista de esta historia» pensó Aelin para sí misma, tomando su té. «Por lo que tengo entendido el príncipe todavía no ha conocido a la protagonista» Piensa restando atenciones a la conversación. Sin embargo, una mirada sobre ella llamó su atención.

—¿Y esta señorita? — Su ceño se Frunce al ver que el príncipe ha puesto su atención en ella, mira a su hermana quien

le hizo una seña para que se presentará ante el príncipe, algo que tuvo que hacer levantándose y haciendo una leve reverencia.

—Saludos, príncipe. Mi nombre es Aelin, hija del general.

—Oh, así que usted es la segunda hija del general que casi nadie ha visto. — Asiente ante las palabras del príncipe antes de volver a sentarse. —He escuchado un par de cosas de ti. Dicen que ayudaste con el caso del asesinato.

—Solo hice lo que pude — Sonríe levemente sin ánimos. Esperaba que el emperador apareciera allí, pero al parecer, eso no sería el caso. Además, ese hombre era alguien ocupado, y si ella quería verlo, tendría que moverse con inteligencia.

El único que podía pedir una reunión privada directamente con el emperador era su padre, ya que él era el general del ejército que guiaba a todos los soldados y tenía muchas cosas que informar.

—Es un gusto conocerla, señorita Aelin. —El chico sonrió. —Espero verte mañana en mi cumpleaños — Aelin miró a su hermana, quien le dijo con la mirada que luego le explicaría.

La fiesta de té había terminado bien, por suerte para ella, aunque la conversación de las señoritas la había aburrido. Tuvo que fingir que estaba interesada para no manchar su reputación ni la de su familia.

—Celia —corrió atrás de Celia para alcanzarla.

—No corras de esa manera, puedes lastimarte.

—Estoy bien, no me voy a romper por solo moverme —respondió Aelin, sonriendo y mirando a su hermana. —¿Por qué no me dijeron sobre el cumpleaños del príncipe?

—Mamá dijo que no debías saberlo porque sabía que querías venir —explicó Celia.

—Y, obviamente, voy a asistir. No pretendo quedarme encerrada en esa casa yo sola —dijo Aelin, con determinación.

—Tienes que convencer a mamá y papá primero —advirtió Celia. Frunció el ceño ante la idea, sabiendo que tendría que hacer mucho para convencer a sus padres de que la dejaran asistir.

—No —escuchó la rotunda respuesta de su madre, antes incluso de que Aelin pudiera pedir permiso.

—¿Por qué? —preguntó Aelin, intentando mantener la calma.

—El doctor dejó claro que debes descansar en un lugar tranquilo. Esa fiesta va a estar llena de gente, algo que no será bueno para tu salud —explicó su madre.

—Sé que estás preocupada por mí —dijo Aelin, tomando la mano de su madre—. Pero si es verdad lo que dijo el doctor, que pronto podría morir, ¿no crees que es mejor que me dejen cumplir mis últimas metas?

—No digas eso. — Se arrepintió de inmediato al ver el rostro de la mujer quien había comenzado a llorar. — Me aseguraré de que nada te pase. Todavía te queda mucho por delante.

— Madre, no nos engañemos. Sé que pronto moriré y por eso quiero hacer todas las cosas que no he hecho antes. Quiero morir sabiendo que he hecho las cosas que me gustan, no quiero morir arrepentida porque nunca viví mi vida como una persona normal. Favor, ¿podrías cumplir ese deseo?

— Todavía eres muy pequeña para pensar de esa manera.

— El próximo mes cumpliré 19, ya soy toda una mujer, mamá. — Fingió una sonrisa, sabiendo que si supiera que su hija ya no estaba en este mundo, no imagina cómo se pondría esa mujer que adora a su hija.

— Mi niña ha crecido demasiado. — Sonrió con tristeza.

— He crecido, mamá. Ya no soy una niña.

— Lo sé. Pensé que mantenerte aquí encerrada, nada malo te pasará, pero si realmente quieres salir y conocer este mundo, de acuerdo. — Fue inevitable para Aelin no chillar de felicidad.

— Gracias —dijo, abrazando a su madre.

— Pero eso sí, debes cuidarte. Cuida bien tu salud y si te sientes mal, hazmelo saber —advirtió su madre.

Aelin asintió feliz, mirando a su madre.

— Perdón, madre. — Susurró Aelin mirando el lugar que tenía enfrente de ella. Era un lugar bien escondido en el reino. Su motivo era planear ver al emperador. Sabía que mañana no tendría posibilidad de hablar con él durante el banquete porque estaría rodeado de gente.

Si bien recordaba que el emperador frecuentaba ese lugar de noche, era un lugar donde la mayoría de los hombres de negocios asistían para hablar de sus negocios.

Se puso su capa antes de acercarse.

— No puede pasar —dijeron dos guardias en la puerta, bloqueando su camino.

— Vine para hablar de negocios —dijo Aelin.

Los hombres, al escuchar aquello, se apartaron, dejando su camino libre. Aelin observó el lugar y pudo ver distintos grupos reunidos. Se mezcló entre la gente para no ser descubierta, y las personas, sin darse cuenta, la habían mezclado. Debido a su capa, era muy difícil que alguien la reconociera.

Volteó a todos lados al sentir una mirada sobre ella. Había estado buscando al emperador con la mirada, pero no lo había encontrado, por lo que pensó que el hombre tal vez no vino esa noche. Pero estaba equivocada. Cuando finalmente encontró aquellos ojos que se encontraban mirándola, lo supo de inmediato.

Era él.

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Comments

Carmela Torres

Carmela Torres

la historia muy bonita pero tardas mucho tiempo en actualizar capitulos

2025-02-09

0

eritrisau

eritrisau

está muy buena la historia.
sería bueno una maratón /Whimper//Whimper/

2025-02-03

0

Bianca Shirley Riquelme

Bianca Shirley Riquelme

Será que ella está enferma del corazón?!

2025-02-03

0

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