Hacienda

Compré los terrenos donde mi exesposo tenía la cabaña donde casi muero quemada. Construí una gran hacienda y la convertí en una propiedad privada. Voy a menudo a ese lugar a cazar; soy una experta en el manejo de armas. Me preparé en el manejo de armas y defensa personal para volverme una mujer ruda y dejar de ser la ingenua sumisa. Practiqué boxeo y me volví una mujer ruda, brutal, con un corazón de hierro. Viví un infierno al lado de mi exmarido. Recuerdo esa noche cuando hizo que dos de sus amigos abusaran de mí; uno de ellos era Yoon, un alto ejecutivo de una empresa aliada a la nuestra. Grabó el video y me hicieron quedar como una zorra. Odio a los hombres y odio el recuerdo de Alicia; mi hermana y mi exmarido me mataron en vida y renací llena de odio y venganza.

Yoon llegó de visita a nuestra empresa y se acercó a mí:

- ¡Es un gusto conocerla, señora!

Eduart llegó de su viaje.

Tres nuevos empleados llegaron a la compañía; uno de ellos se acercó y me pronunció estas palabras:

- ¡Es usted una diosa, una mujer muy hermosa!

Respondí:

- Seguridad, saquen a este hombre, está despedido. No me gusta que se sobrepasen; a mí no se me puede desear ni con la mier**. ¡Estás despedido! Si no te explicaron las normas, no es mi culpa.

Él se arrodilló:

- ¡Señora! Tengo una esposa y dos hijos.

Sonreí:

- Tienes esposa y andas mirando a otras. Dice un dicho: “Podrás alimentar a un perro con la mejor Purina y siempre tendrá hambre”. ¡Estás fuera de mi compañía!

Eduart intervino:

- No es para tanto, tu conducta es de una feminista radical.

Lo miré fijamente:

- ¡No me importa! ¡Se larga de aquí!

Yoon besó mi mano e intercedió:

- Mi señora, tenga piedad; es un novato.

Lo miré:

- Te daré una oportunidad. ¡Ustedes ya saben que no se me toca ni con la mirada! Solo yo decido quién puede y quién no.

Eduart se marchó para el entierro y me quedé con Yoon.

Entramos a mi oficina:

- ¡Señor Yoon! Quiero invitarlo a mi hacienda. ¡Tengo una presa en la mira! Es un tigre salvaje que ataca a las ardillas gordas y pequeñas.

Yoon sonrió:

- ¡Sería un honor!

Le respondí:

- Lo estaré esperando. Quiero estar a solas contigo; espero que sea un secreto.

Él se mordió el labio:

- ¡Con gusto, mi diosa!

Me dirigí al mayordomo:

- Llama a la hacienda e infórmale al capataz que voy de visita y quiero todo perfecto.

El entierro finalizó y mi hermana estaba devastada.

Rosa quedó destruida socialmente; todos la insultaban en las redes y Eduart la sacó de la casa.

Llegué a la hacienda:

- ¡Todos lárguense, tómense el día! ¡No quiero a nadie aquí!

Uno de los sirvientes me respondió:

- Pero hay muchas cosas que hacer.

Le respondí:

- Quien paga tu sueldo soy yo; si te digo que te vayas, simplemente te vas y punto.

Todos se fueron y empecé a disparar a los árboles. Yoon llegó de sorpresa y se sorprendió al verme disparar de una manera tan perfecta y elegante.

Yoon me tomó de las manos y me pronunció estas palabras:

- Vine para tener un poco de acción.

Sonreí:

- No te preocupes, te daré la mejor acción de tu vida.

Yoon notó que no había nadie:

- ¿Por qué no hay nadie?

Respondí:

- Porque no me gusta tener visita cuando estoy de cacería, odio el bullicio.

Tomé mi rifle y empecé a apuntarlo:

- Al fin voy a poder cazar, te recuerdo cada día.

Él respondió:

- ¿De qué hablas?

Le di una patada y lo lancé al suelo:

- ¡Maldito! Olvidas rápido, mírame muy bien, soy Alicia, esa misma mujer que abusaste y llamaste cerda, sobreviví.

No te preocupes, te daré la mejor acción de tu vida.

Yoon notó que no había nadie:

- ¿Por qué no hay nadie?

Respondí:

- Porque no me gusta tener visita cuando estoy de cacería, odio el bullicio.

Tomé mi rifle y empecé a apuntarlo:

- Al fin voy a poder cazar, te recuerdo cada día.

Él respondió:

- ¿De qué hablas?

Le di una patada y lo lancé al suelo:

- ¡Maldito! Olvidas rápido, mírame muy bien, soy Alicia, esa misma mujer que abusaste y llamaste cerda, sobreviví.

Le respondí:

- Seguro fue Yoon quien salió a cazar río arriba, pero aún no llega. ¡Estoy preocupada!

Ambos tomamos nuestros caballos y salimos a buscarlo. Otras personas se unieron; yo sabía dónde estaba, pero los desviaba. Era casi de noche hasta que decidimos ir al río de los Cocodrilos y allí estaban los pedazos de Yoon. Fingí estar nerviosa:

- ¡No puede ser!

Eduart me abrazó para calmarme. Volvimos a la hacienda y difundimos la noticia. La policía llegó y se llevó los restos; su familia estaba destrozada con la noticia.

Joon, uno de los sirvientes, se quedó mirándome; él vio todo. Una vez que se fueron todos, él me pronunció estas palabras:

- ¡Usted lo mató!

Le respondí:

- ¡Sí, lo hice!

Él me amenazó:

- ¡Quiero dos millones o la expondré!

Mi mayordomo lo golpeó por detrás:

- Átalo de las manos y de los pies y lánzalo vivo al mar; a mí nadie me amenaza.

Joon despertó atado. Yo tengo varias hienas encerradas en una jaula:

- Mejor tíraselo a las hienas y recoge lo que quede de él y elimínalo con ácido.

Mi exmarido estaba tomando en un bar. Contraté a una mujer para que lo sedujera y hiciera sufrir a mi pobre hermanita.

Eduart fue a la tumba de Alicia:

- ¡Perdón! Yo no quise lastimarte, no te pude proteger. Esa noche yo estaba drogado, no quise abusar de ti.

Mi hermana empezó a sangrar; resulta que estaba embarazada, pero por estrés perdió al bebé. Supe la noticia y pagué una gran suma de dinero para que le hicieran una mala práctica y la dejaran estéril.

El doctor se acercó y le pronunció estas palabras:

- Le quitamos el Útero ya no le servía. Nunca más volverás a ser madre.

Esa noticia la destruyó por completo.

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