La calma

Era extraño para mí ver a mi abuela ser cariñosa.

No sé hasta cuando le dure su amor con Anaís, conmigo era como siempre, me explotaba cada vez que estaba de malas e insultaba, pero creo poder soportarlo, ya mis emociones dejaron de ser prioridad para mí, ahora solo me importa la bebé.

Alejandro buscaba trabajo, la tienda de abarrotes había cerrado sus puertas y yo estaba tan ocupada cuidando a Anaís y ocuparme de las labores de la casa.

Alejandro no tardó en encontrar trabajo de guardia de seguridad, la paga era buena, lo malo es que tenía turnos rotativos día y noche.

Yo me esforzaba para que Anaís no llorara en la noche, así él podría descansar bien.

Me desvelaba mucho, al otro día debía hacer todo en casa y cuidar de mi princesa, así transcurrieron los meses agotadores, sentía que me desvanecía poco a poco, me pasaba por la habitación meciendo a Anaís para que no llorara, al no tener éxito la frustración de Alejandro explotó.

¡¡ hazla callar por favor!.

Me decía Alejandro a las 4 de la madrugada.

¿Entendía que él debía ir a trabajar a las 6, pero, que más podía hacer? La niña tenía cólico, lloraba mucho y yo le hacía masajes en su pancita mientras los remedios hacían su efecto, no podía hacer más, escuchaba a Anais llorar por los cólicos, y las quejas de Alejandro, la frustración surgió como silenciosas lágrimas, que nadie notó.

Alejandro se fue enfadado a su trabajo, yo no dormí en toda la noche.

Está escena se volvió rutina cada vez que Anaís tenía una mala noche, al otro día lidiaba con la bipolaridad de mi abuela y la casa, sentía que lloraría en cualquier momento.

Alejandro llegó a casa solo nos miró y dijo "me daré una ducha", no sé que mal había hecho

¿-Alejandro, podemos hablar? Por qué estás así?, él se limitó a mirarme y me dijo

-soy yo el que trae dinero y aun así no haces nada para que pueda descansar.

Lo que escuchaba me dejaba sin palabras, eso no me lo esperaba de él

-Alejandro, perdón, pero tú sabes que a veces a ella le dan cólicos de gases y eso le causa dolor por eso llora.

¿-Para eso estás tú o no? ¡Para evitar que eso pase, soy yo el que trabaja te da dinero!!

Sus palabras me dejaron petrificada, nunca imaginé que él pensará de esa forma, yo también trabajaba y mucho, de día y de noche, es un trabajo que no cesa.

Seguían pasando los meses y los problemas avanzaban con ellos.

Alejandro estaba cada vez más prepotente, empeoró más cuando le tocó cuidar a Anaís en las noches, ya que me inscribí en una escuela para adultos, así podría terminar al menos mi educación, solo faltaba a clases cuando Alejandro tenía turno nocturno.

Anaís cumpliría pronto su primer año, ya corría por la casa haciendo desastres, sacando los utensilios de cocina, tenía todo en altura, ya que Anaís podía tirar abajo las cosas

-volví, me daré una ducha-

Ya estaba acostumbrada a ese saludo de él, deja sus cosas en la habitación y se va al baño

Yo voy atras de el ordenando su ropa y otras cosas que deja a su paso.

Su teléfono prendía la pantalla, quizás su jefe quiere que haga doble turno nuevamente, Pero, lo que vi me dejo en shock

"cuando harás otro turno de noche conmigo" Anne.

Quien era Anne?, mi curiosidad me ganó y lamentablemente el que busca encuentra.

Me ha estado engañando, sus turnos de noche son para ir y tener sexo con Anne, estaba claro.

Guarde silencio, no le dije nada, él no notó nada después de todo hablábamos tan poco últimamente, pero debía procesar todo esto.

No podía dormir, veo a Anaís en su cuna, duerme plácidamente y Alejandro también.

Me levanté y me encierre en el baño a llorar, veo mi rostro en el espejo hecho un desastre

"Porque jamás sentí algo de amor por mí, tan difícil era", me veía a mi misma echa un desastre y pensaba

"Lo necesitaba, que haré sin él, si le digo algo me dejará y estaré sola de nuevo, no puedo sin él, no puedo yo sola, ¿quien cuidara de Anais para poder trabajar?, no tengo a nadie"

El espejo del cuarto de baño me mostraba a alguien que no recordaba a una mujer joven con los párpados grises de agotamiento, ojos irritados e hinchados de tristeza.

Una vieja yo, antes de que mi prioridad fuese mi bebé, una yo desesperada, asustada y confundida. Me decepcione de mi misma, tener a Anais me hizo comprender que el amor era algo hermoso y poderoso, yo no cometería los errores que cometieron otros, mi hija será feliz.

"No, No, mi hija no puede crecer viendo infeliz a su madre, merezco felicidad para las dos"... Pensé firme mientras miraba mi reflejo en el espejo, ese día me hice una promesa a mi misma

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Comments

Melisuga

Melisuga

No sé qué se siente peor, que la engañe o que le exija para él poder descansar luego de haber estado con otra.

2025-04-04

0

stellyn js

stellyn js

lamentablemente las relaciones tienen consecuencias y el hombre se convierte en irresponsable

2025-04-15

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