En la mansión Ortega...
La abuela acompañó a Victoria hasta la que será desde ahora su habitación. La doctora miraba asombrada cada riqueza de la casa en la que sería prisionera, aún no lograba entender nada de lo que estaba sucediendo, solo sabía que con aquel hombre su vida corría peligro.
—Esta es tu habitación linda, espero que sea de tu agrado - le dice la abuela en tono cariñoso.
—No entiendo nada de lo que ocurre aquí, señora, ¿cree usted que esta habitación para una prisionera como lo soy yo- yo?—pregunta Victoria, algo confundida.
—- Sé que no comprendes lo que sucede, mi niña, pero ya me escuchaste allá abajo. Eres una invitada y así serás tratada en esta casa, no me digas, señora, soy Alma —responde con amabilidad.
—Señora Alma, por favor, déjeme salir de aquí, no tengo familia a quien puedan pedir un rescate, solo mi jefe en el hospital, mis niños me necesitan - le dice Victoria en medio del llanto.
-No llores, linda, mira, toma un baño, ya te envío ropa para que te cambies, no te preocupes por nada, mi niña, a veces las cosas no son lo que parecen y aquel hombre al que golpeaste allá abajo no es tan malo como se ve, ya lo entenderás - dice la abuela saliendo de la habitación.
La confusión se apoderó de Victoria, no sabía qué le esperaba en ese lugar, pero rendirse no era una opción para ella, tenía que salir de allí como a cómo de lugar.
En el despacho...
-Estás loco, Jarek, cómo trajiste esa mujer hasta aquí, puede ser peligroso, la van a empezar a buscar y pueden dar con nuestro paradero - grita un hombre muy molesto.
—Cálmate, Demetrio, siempre sé lo que hago, todo está controlado - responde Jarek con frialdad.
-Cada día estás peor, Jarek, tú sabes lo que implica que esa mujer esté aquí, ¿verdad? ¿Sabes que de acá no puede salir viva? —le dice Demetrio muy molesto.
Deja todo en mis manos, yo me hago responsable, sé lo que estoy haciendo —dice Jarek alzando la voz.
-Deja morir ese niño, es hijo de esa mala mujer, debería no importarte, le dice Demetrio en voz alta.
—No digas estupideces, sal de inmediato de este lugar, no me hagas perder la paciencia, o se te olvida que soy tu jefe —le dice apuntándole con el arma.
—Sal de aquí, Demetrio, no empeores las cosas, déjame hablar con Jarek- —dice otro hombre que presenciaba la acalorada discusión.
-Yo no soy tu empleado, Jarek, soy tu socio, espero que eso no lo olvides -dice Demetrio muy molesto abandonando la habitación.
-Cálmate, amigo, entiendo por lo que estás pasando, ya sabes cómo es Demetrio - le dice Dylan tratando de controlar la situación.
—¿Tú confías en mi amigo?—pregunta Jarek.
-Siempre hermano, siempre voy a confiar en ti - le responde Dylan.
—-Entonces, apóyame en este momento, quiero que te encargues junto a Demetrio de la entrega del cargamento, mientras yo me encargo de que la doctora opere a Jacob - le dice Jarek a su mejor amigo.
-Se hará como tú digas, todo va a salir bien, dice Dylan abandonando el despacho.
Los recuerdos llegaron a la memoria de Jarek, el rostro de aquella mala mujer llegaba a su mente de forma constante, no dejaba que la tristeza se apoderara de su ser, su naturaleza no se lo permitía, solo quería que aquel niño recuperara su vida para poder alejarlo por completo de la vida que por decisión propia estaba llevando.
En la habitación de Victoria...
Pronto llegó la ropa que la abuela había prometido, acompañada de una exquisita cena. Victoria no pudo evitar comer, tenía muchísima hambre, desde que había salido del hospital no comía nada y sabe que necesitaba tener fuerzas para escapar.
Ya lo tenía decidido, no había otra opción, aunque en su mente aún rondaban las palabras de la abuela que le decían que las cosas no eran lo que parecían, pero su razón le decía que estaban cometiendo un delito contra ella y que debía salir de este horrible lugar.
La noche pronto llegó. Victoria observaba por las ventanas y a lo lejos podía notar varios hombres vigilando la casa. Sabía que era muy probable ser descubierta, pero tenía que intentar escapar de su opresor.
Victoria salió de la habitación intentando hacer el menor ruido posible. Bajó suavemente las escaleras, al parecer todos dormían, solo se veía una luz al fondo de la casa. Eso no preocupó a la doctora, en ningún momento el objetivo era solo uno escapar.
Victoria esperó unos minutos en el oscuro jardín a que los hombres se movieran del lugar para poder cruzar la puerta. Veía su salida de este lugar más cercana de lo esperado, confiaba que solo unos pasos le darían su libertad y así fue, o al menos, eso creía.
Victoria miraba la oscuridad de la carretera, no sabía qué rumbo tomar, había corrido para alejarse de la casa, pero en realidad no conocía el lugar donde pisaba. Una voz familiar la sacó de sus pensamientos.
—¿A dónde pensabas ir, doctora?—pregunta Jarek de forma tranquila.
—A mi casa, ¿a dónde más crees que quiero ir?—le responde la doctora muy desafiante.
—Es mejor que vuelvas a la habitación, el frío te puede hacer daño —le dice Jarek.
—Y a ti qué te va a importar que yo tenga frío, tú me secuestraste y ni siquiera me dices para qué me trajiste a este lugar - le responde Victoria.
-Regresemos a casa, en este momento — ordena Jarek.
—No voy a ir contigo a ninguna parte - responde Victoria.
—¿Por qué haces todo tan difícil, mujer?—dice Jarek algo molesto.
—No me puedes obligar a nada - responde la doctora.
—Ya verás que sí puedo - le responde Jarek llevandola cargada entre sus brazos.
Los gritos de Victoria no cesaban, pataleaba como una niña pequeña, le golpeaba la espalda, y le ordenaba que la soltara.
Jarek no mostraba ningún sentimiento, solo sus ojos parecían más oscuros que la noche fría en la que se encontraban. Subió a la doctora hasta la habitación, cerrándole la puerta con llave.
Victoria no podía más, las lágrimas empezaron a salir. Intentó tumbar la puerta pidiendo que la sacaran de allí, pero nadie la escuchaba. Al final se quedó dormida, sabía que no tenía nada más que hacer.
Al día siguiente...
Victoria despierta pensando que todo lo que había vivido era un sueño, pero no su cárcel de oro fue lo primero que vio al despertar, entro a la ducha y tomo un largo baño con agua tibia, su cuerpo lo necesitaba, al salir descubrió que alguien intentaba abrir la puerta, se vistió de inmediato y espero a su carcelero.
-Buenos días, Victoria, espero que hayas descansado -dice la abuela con una sonrisa.
—Buenos días, señora, me imagino que ya sé entero de lo que pasó en la noche —responde Victoria.
-Sí, querida, pero vine a que me acompañes a desayunar, no me gusta comer sola, ven conmigo -le dice alma tomándola suavemente del brazo.
Victoria siguió a la abuela en silencio, solo observaba lo que había a su alrededor. La casa era como la mansión o el castillo de un rey; aunque había visitado casas muy bonitas, jamás había visto algo igual.
—Antes de desayunar, quiero que veas el motivo por el cual mi Jarek te trajo a esta casa, le dice la abuela deteniéndose en una habitación.
Alma abre la puerta, allí en cama pudo ver Victoria a un niño muy pequeño. Este aún dormía, pero se veía muy pálido y demacrado. Había cerca de él varios aparatos médicos y un tanque de oxígeno; también observó algunos juguetes.
Victoria no lo pudo evitar, se acercó al niño y lo tomo de la mano.
El pequeño empezó a abrir los ojos, una leve sonrisa salió de sus labios y en voz muy baja dijo:
—Mamá, regresaste—.
Estoy atenta a sus comentarios, espero que la historia sea de su agrado.
Pronto estaré actualizando más capítulos.
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Updated 25 Episodes
Comments
Tere Jimenez
pobre niño piensa que es su madre
2025-09-30
0
Sonia Garcia
Estoy empezando una nueva historia, se ve muy interesante. Espero que formen una hermosa familia.
2024-07-13
0
Anonymus
Los niños siempre inocentes de todo 😮💨
2024-05-25
2