Al día siguiente la oficina de Sebastián Spencer estaba impregnada de un aura de anticipación mientras se preparaba para recibir a sus invitados. El sol de la tarde se filtraba a través de las ventanas, bañando el espacio con una luz cálida y acogedora. Sebastián estaba de pie junto a su escritorio, revisando los últimos detalles antes de la llegada de Luciano, Antonio y Nicolas.
Luciano Reyes, llegó acompañado por su mano derecha, Antonio, entró en la oficina con paso decidido. El hombre exudaba confianza y autoridad, mientras que Antonio lo seguía de cerca, con una expresión de seriedad en su rostro.
- Señor Reyes, señor García, bienvenidos. Gracias por venir- dijo el joven arquitecto estrechando la mano de cada uno de ellos al recibirlos.
Luciano asintió con cortesía, mientras observaba la oficina con interés, ya que sabía que el lugar en el que estaban había sido diseñado por el hombre con el que formaría una nueva sociedad.
-Es un placer estar aquí, Sebastián. Parece que tienes un lugar impresionante aquí- respondió el hombre cortezmente.
Sebastián sonrió, agradecido por el cumplido, y luego se volvió hacia Nicolás, quien había estado esperando junto a él.
-Nicolás, gracias por ayudar a organizar esta reunión- le dijo.
Nicolás asintió con una sonrisa, radiante de entusiasmo.
-Señor Reyes, tomen asiento por favor- dijo Sebastián indicándoles a sus invitados que se sentarán.
-Por favor, Sebastián. Dime solamente Luciano, creo que desde ahora nuestro trato deberá ser más personal- acotó Luciano. Sebastián asintió, conforme con lo que su nuevo socio decía.
Una vez que todos estuvieron cómodamente instalados, comenzaron a discutir los detalles de la sociedad propuesta.
-Entonces, ¿estamos todos de acuerdo en los términos del acuerdo?- preguntó Nicolás al empresario.
Luciano asintió con determinación.
-Sí, estamos listos para seguir adelante. Creo que tú, Sebastián deberías ser el encargado de supervisar y llevar adelante la obra. Confió en tu visión y habilidades para hacer de este proyecto un éxito- sugirió luego.
Sebastián asintió, sintiéndose honrado por la confianza depositada en él.
-Gracias, Luciano. Haré todo lo posible para cumplir con sus expectativas.
Nicolás intervino, agregando su apoyo al acuerdo.
-Sebastián es el arquitecto más talentoso que conozco. No tengo dudas de que este proyecto será un éxito bajo su liderazgo.
Con los detalles finalizados, el acuerdo sellado y firmado, Luciano, Antonio, Sebastián y Nicolás se estrecharon las manos, sintiendo la emoción de un nuevo comienzo en el horizonte.
-Espero con ansias lo que el futuro nos depara- comentó Luciano con sinceridad en su voz- Juntos, vamos a hacer cosas increíbles.
Con una sonrisa de determinación en sus rostros, los cuatro hombres se despidieron, listos para enfrentar los desafíos y las oportunidades que les esperaban en el camino hacia el éxito.
Antes de despedirse, Luciano sonrió con entusiasmo mientras proponía la idea de celebrar la nueva sociedad con una cena en su mansión.
-¿Qué les parece si nos reunimos en una cena el sábado próximo en mi mansión para celebrar nuestra nueva asociación?- preguntó Luciano a sus nuevos socios- Será una excelente oportunidad para conocernos mejor y hablar sobre los próximos pasos del proyecto. La haremos en mi casa, para compensar que hoy nos reunimos aquí.
Sebastián y Nicolás intercambiaron miradas de aprobación antes de aceptar la propuesta.
-¡Claro, Luciano! Será un placer. Apreciamos mucho tu hospitalidad- respondió Sebastián agradecido- Será un placer para nosotros.
Nicolas asintió, añadiendo su entusiasmo a la conversación.
-Estoy de acuerdo. Será genial tener la oportunidad de celebrar juntos, conocernos más y discutir nuestros planes para el futuro.
Después de acordar los detalles logísticos de la cena, los cuatro hombres se despidieron con una sensación de camaradería y anticipación.
-Perfecto. Nos vemos el sábado entonces. Estoy ansioso por compartir este momento con ustedes.
Sebastián y Nicolás se despidieron con una sonrisa, agradecidos por la oportunidad de trabajar juntos y emocionados por lo que el futuro les deparaba.
Luciano y Antonio, ambos salieron del edificio satisfechos de los buenos resultados obtenidos.
-¿Qué te pareció mi nuevo socio?- indagó Luciano, mientras subían al automóvil que los llevaría a la mansión Reyes.
-Bien- respondió Antonio, el hombre llevaba años al lado de Luciano, además de ser su mano derecha, era su amigo y confidente, el único que se atrevía a aconsejar y cuestionar al magnate- A pesar de ser joven parece ser muy centrado y responsable.
-Y debe serlo- reflexionó Luciano- si no lo fuera, dudo mucho que estuviera posicionado entre los mejores cinco arquitectos del país.
-Así es- agregó Antonio y dándole la orden de arrancar el vehículo partieron con rumbo a la mansión donde se haría la cena para festejar la nueva sociedad.
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