Capitulo 18

La reunión del Ministerio de Nobles transcurrió en aparente calma, a pesar de las tensiones y desacuerdos políticos habituales entre los diferentes miembros. Las discusiones sobre las decisiones políticas que afectaban al reino se llevaron a cabo con la usual retórica y posturas encontradas.

Una vez que la reunión llegó a su fin, el Príncipe Erick se retiró junto a Cedric, pero su mente estaba ocupada por algo que no pudo pasar por alto, la evidente tensión entre el Marqués Everglen y el Duque Beaumont. Sus sospechas se intensificaron cuando vio al Marqués abordar al Duque en los pasillos del palacio real.

El Príncipe Erick, al observar cómo el Marqués Everglen abordaba al Duque Beaumont en los pasillos del palacio real, no pudo evitar comentar en voz baja a Cedric.

- Erick: Oh, mira eso...

Se quedó en silencio por un momento, su mirada fija en la escena frente a ellos, antes de continuar.

- Erick: No estaba tan equivocado, algo pasa entre esos dos.

Cedric, con su habitual expresión serena y desinteresada, dirigió su mirada hacia el Marqués y el Duque. Aunque no dijo nada, su gesto indicaba que estaba consciente de la tensión entre los dos nobles.

En ese momento, la mente de Cedric hizo un breve recorrido por los recuerdos del encuentro con Edith. Recordó cómo la encontró evidentemente afectada, con signos de haber estado llorando. Cedric que tenía una postura firme sintió una breve incomodidad por el recuerdo. Sin embargo, antes de que pudiera indagar más, fueron interrumpidos por un asistente real que advirtió al príncipe de que llegaría tarde a la siguente audiencia.

- Erick: parece que pronto tendremos noticias interesantes.

Dijo Erick mientras retomaba su camino no sin antes dedicar una última mirada y una sonrisa divertida a los dos hombres que parecían discutir con seriedad.

La tensa conversación entre el Marqués Everglen y el Duque Beaumont se desplegó en los pasillos del palacio real.

El Marqués Everglen se acercó al Duque Beaumont con determinación, pero antes de que pudiera decir una palabra, el orgullo del Duque lo detuvo.

- Lucian: No tengo tiempo que perder, así que hable rápido.

El Marqués se sorprendió por la actitud del Duque, y se preguntó como es que Edith se había enamorado de alguien con tan mal genio, pero decidió ir al grano.

- Marqués Everglen: Solo quiero decirle que desconozco los motivos que llevaron a Edith a cancelar el compromiso.

El Duque Beaumont casi sonrió ante lo que creía que sería una solicitud de reconciliación.

- Lucian: [Oh... ¿Has venido a eso? ¿Quieres arreglar esto?]

Sin embargo, la expresión del Marqués reveló una verdad diferente. Sin rodeos, dijo.

- Marqués Everglen: Lo único que sé es que ella no quiere saber nada de usted, y yo la apoyo. Así que oficialmente hemos roto las relaciones entre las familias, Duque. Eso es todo. Si me disculpa.

El Marqués se dio la vuelta para irse, pero la voz áspera del Duque lo detuvo.

- Lucian:¿Se está escuchando, Marqués?

El Marqués se detuvo y se volvió para enfrentar al Duque, escudriñando su fría expresión.

- Marqués Everglen: Claro que lo hago. ¿Quizás usted no escuchó bien y por eso hace esa pregunta? ¿Necesita que se lo repita?

El tono hostil y la persistencia de ella en el Marqués sorprendió al Duque, quien respondió con arrogancia.

- Lucian: No es necesario que repita nada, pero sabe bien que, quien tiene más que perder en esto, es usted.

El Marqués apretó los labios, conteniendo su rabia.

- Marqués Everglen: Perderé lo que tenga que perder, pero Edith no volverá con usted.

El rostro imperturbable del Duque se distorsionó ante esas inesperadas palabras, sin pensar antes de hablar, dejó escapar una pregunta impulsiva.

- Lucian: ¿Acaso comprometerá a Edith con alguien más?

El Marqués dio media vuelta.

- Marqués Everglen: Ese no es asunto suyo, Duque.

Y se marchó, dejando al Duque estupefacto. Aunque Lucian intentó endurecer su expresión con su orgullo, no pudo ocultar completamente su confusión y frustración. Se retiró del lugar, preguntándose por qué estaba tan molesto. Después de todo, Edith era solo una prometida que podía reemplazar.

El Príncipe Erick y Cedric se encontraban en el patio del palacio real, dedicados a su entrenamiento con espadas. A pesar de ser una práctica amistosa, Cedric mostraba una seriedad y habilidad que superaba con creces la del príncipe, derrotándolo fácilmente en cada enfrentamiento.

Después de otro rápido intercambio de golpes, el príncipe, jadeando y con una sonrisa en el rostro, se detuvo y miró a Cedric.

- Erick: Debes relajarte un poco, Cedric. No se trata de una batalla real.

Cedric asintió con seriedad, pero el Príncipe Erick, queriendo aligerar el ambiente, agregó con una sonrisa:

- Erick: Tal vez necesites una esposa para eso. Te vendría bien casarte, ¿no crees?

Cedric lo miró con una mirada que parecía atravesarlo, pero el Príncipe no pudo contener su risa ante su propia ocurrencia.

Sin embargo, la expresión de Erick cambió repentinamente, adoptando una seriedad que indicaba que esta vez no era una broma.

- Erick: Es en serio, Cedric. Necesitas una esposa. Y necesitas una con la sangre más noble que puedas conseguir. Si realmente quieres afirmar tu posición, eso es lo que debes hacer...

Cedric se quedó inmóvil en el patio del palacio real, observando cómo el Príncipe Erick se retiraba después de su breve intercambio. Las palabras del príncipe resonaban en su mente, como un eco constante que llenaba el vacío a su alrededor.

"Debes casarte... necesitas una esposa... una con la sangre más noble..."

Aunque Cedric entendía la lógica detrás de las palabras del príncipe y reconocía la importancia de afirmar su posición social, la idea de casarse no le emocionaba en lo más mínimo. Siempre había sido alguien solitario, acostumbrado a su propia compañía y a la libertad que la soledad le proporcionaba. La idea de comprometerse con alguien y compartir su vida con otra persona parecía completamente ajena a su naturaleza.

En la mansión Everglen, el ambiente tranquilo se vio interrumpido por la preocupación evidente en el rostro del mayordomo. Observando a las doncellas que iban y venían, decidió abordar el tema que lo preocupaba.

- Mayordomo: He notado que la señorita Edith ha estado bastante desanimada últimamente. Suspiró profundamente mientras las doncellas asentían con gestos de preocupación. - Creo que sería beneficioso sugerirle que salga a dar un paseo. Tal vez así pueda despejarse un poco.

Las doncellas intercambiaron miradas de acuerdo con la sugerencia del mayordomo, conscientes de que la señorita Edith necesitaba un respiro de las sombras que parecían acecharla.

Decidido a ofrecerle un momento de paz, el mayordomo se dirigió a las habitaciones de Edith, donde la encontró contemplando el paisaje desde la ventana.

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Comments

Jehiel Ortiz Cruz

Jehiel Ortiz Cruz

No creo que sea la mejor idea para ella salir , pero a lo mejor justo eso es otro que necesita

2024-05-08

0

Mariana fq

Mariana fq

me da tristeza porque Edith parece que sufre de depresión y ansiedad por las reacciones que tiene, siento que esos sentimientos la podrían llevar a la autodesvivión

2024-05-05

4

Mildred Álvarez

Mildred Álvarez

Si fuera el mayordomo rubio y de ojos azules pudiera decirse que Edith es un desliz de la marquesa

2024-04-27

4

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