En la habitación del señor Lauren, Francisco se encontraba colérico. No podía entender cómo su nieto había sido capaz de hacerle algo así a Vivían, ni tampoco olvidar todo lo que su familia le había hecho en esos últimos años. Escuchó en silencio mientras Vivían hablaba, y cuando vio que estaba a punto de terminar, intervino.
—¿Entonces dices que te fuiste para castigar a Mark por lo que te había hecho?
—No. Mi decisión de irme no tuvo nada que ver con eso. La noche que firmé esos papeles, me sentía abrumada, perdida... no sabía qué haría a partir de ese momento. Fue entonces cuando un hombre se me acercó y se ofreció a escucharme. Me vio tan triste que pensé que le había dado lástima, pero después de contarle mi situación, me abrazó... y me confesó quién era en realidad.
Francisco iba a preguntarle quién era ese hombre, pero fue interrumpido por los gritos de dos mujeres en la entrada.
—¡Déjenme entrar!
—Lo siento, señoras, no pueden pasar...
Vivían reconoció de inmediato aquella voz chillona y murmuró con una sonrisa irónica:
—Parece que nuestro tiempo a solas se acabó. Prometo contarte lo demás en otro momento, pero por ahora debo dejarte descansar.
Francisco, al darse cuenta de que no podía detenerla, solo agregó:
—Pero prométeme que volverás. No querrás que me escape a buscarte.
Vivían sonrió con ternura y asintió. Había extrañado demasiado a ese hombre, y no pensaba permitir que el entorno volviera a alejarla de él.
Se despidió y abrió la puerta. Al ver los rostros de las dos mujeres que le habían hecho la vida imposible en su último tiempo allí, sonrió dulcemente.
—Tía Sofía, Camila... es un gusto volver a verlas.
Su sonrisa se amplió al notar las expresiones distorsionadas de ambas. Camila, aún saliendo de su asombro, dijo:
—¿Vivían? ¿Qué haces aquí?
—Vine a ver al abuelo... y a mi familia, por supuesto.
Sofía, al ver a los guardias de seguridad, preguntó con molestia:
—¿Tú les pediste que no nos dejaran pasar?
—No. Ellos solo cumplen con su trabajo. Hablando de eso, debo irme. Pero pronto las volveré a ver, tengo asuntos pendientes aquí. ¿Les parece si nos encontramos después? —miró a Iván y dijo—. Vamos.
—Sí, señorita.
Sin esperar respuesta, comenzó a caminar, pero una mano con uñas afiladas se clavó en su antebrazo.
—¡Hermana, espera...!
Vivían se volteó al sentir el agarre de Camila, pero no alcanzó a reaccionar. Una mano masculina, firme y conocida, sujetó la muñeca de Camila y la apartó con brusquedad.
—¿Estás bien?
—¿Vladímir? Pero... ¿qué haces aquí? —miró molesta a Iván—. ¿Le dijiste?
Iván desvió la mirada, pero Vladímir intervino:
—No es momento de hablar de eso. —Observó con desdén a Sofía y Camila—. Vamos. He venido por ti.
—Pero...
—Vivían. Ahora. —Ella frunció el ceño, pero él suavizó su tono—. Por favor...
—Está bien. —Vivían miró a las dos mujeres con una sonrisa contenida—. Disculpen, tendremos que hablar otro día. Vinieron por mí.
Sin más, siguió a su hermano. Él les lanzó una mirada gélida antes de marcharse con ella. Ya lejos del edificio, Camila miró a su madre, atónita.
—¿Ese era Vladímir Vitale?
Sofía, aún conmocionada, murmuró:
—Eso creo... pero ¿cómo conoce esa huérfana al CEO más codiciado de Los Ángeles?
Ambas callaron de inmediato al escuchar la voz de Francisco:
—Señora Valencia...
Sofía entró en la habitación con su mejor sonrisa hipócrita y un ramo de flores en la mano. A ninguna le importaba realmente la salud del señor Lauren, pero al saber que era él quien tomaba las decisiones importantes en la familia, habían planeado convencerlo de anular el contrato matrimonial y liberar a Mark para que eligiera con quién casarse. Sin embargo, al ver que Vivían había regresado, su ira fue evidente, aunque intentaron disimularla. Trataron de sonsacar información, pero Francisco no les dio ninguna pista sobre el propósito del regreso de la joven.
Mientras tanto, ya fuera de la clínica, Vivían miró a su hermano con reproche.
—¿Me explicas cómo llegaste tan rápido?
Vladímir le respondió sin vacilar:
—¿De verdad creíste que te dejaríamos venir sola? Mira lo que pasó. No llevas ni medio día aquí y ya te han faltado al respeto dos veces. No me mires así, sabes que ninguno de nosotros va a permitir que vuelvan a tratarte como antes. Tal vez Nikolai sea más prudente, pero yo no me quedaré mirando cómo abusan de ti...
Vivían sonrió y, tomando su brazo, le dijo con dulzura:
—No me enojaré contigo. Pero necesito que confíes en mí. No permitiré más faltas. Sabes a qué vine, y te prometo que, en cuanto cumpla mis objetivos, volveré a casa.
Él sonrió de lado y, al ver cómo ella lo examinaba, dijo:
—Ya basta. Vamos a mi departamento.
—¿Eso fue una sonrisa? —ella se rió—. Ahora sí... vamos. Tengo hambre. ¿Me invitas a comer?
—La última vez yo elegí el lugar. Te toca a ti.
Vivían asintió y ambos se dirigieron al auto deportivo de Vladímir. Iván se apresuró a abrir la puerta, pero Vivían, con una sonrisa traviesa, le dijo:
—Iván, no creas que me olvido de ti. Ya pensaré en tu castigo por desobedecerme.
El hombre miró discretamente a Vladímir, quien solo alzó los hombros con burla. Eso le dejaba claro que no intervendría y que su hermana encontraría una nueva forma de sacarle canas verdes. Resignado, dijo:
—De acuerdo, señorita.
Vivían rió y subió al auto. Ambos partieron hacia uno de los restaurantes más famosos de la ciudad. Ninguno se percató de que, desde lejos, un camarógrafo los fotografiaba mientras hablaban con tanta familiaridad...
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Comments
Adriana Romero
😉😅🤣 me imagino que las arpías van a usar esa fotografía para sacarle punta, y dejar a Vivían como una aprovechadora y más ahora que fue a pedir el divorcio a Mark. como queriendoselo quitar para buscar a uno con más influencia como lo es el hermano
2025-05-16
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Daniel Malibu
hasta ahorita me encanta me encanta me encanta me encanta interesante bellísima espectacular
2025-05-12
1
Maria Gonzalez Gonzalez
está interesante!!
2023-12-02
2