capítulo 3

Mientras Nikolai hablaba, Vivían solo se mantenía en silencio, escuchando todo lo que él tenía para decir.

—No sé por dónde empezar... —dijo al notar la mirada de impaciencia de ella—. Empezaré desde cuando me contaron de tu existencia. Tenía doce años cuando mi madre, nuestra madre, falleció. Unos días antes de su muerte, me contó que tú habías nacido el diez de octubre de mil novecientos noventa y cinco. Yo era solo un niño, por eso no recordaba nada de lo sucedido en esas fechas. Fue recién cuando mi madre murió que, junto con mi padre, comenzamos a buscarte por todas partes.

—Empezamos por el hospital donde naciste. Allí solo nos decían que en ese entonces muchos recién nacidos habían muerto debido al derrumbe provocado por el terremoto. Pero luego nos enteramos de que un grupo de enfermeras logró sacar a varios bebés a tiempo, y entre ellos estabas tú. Te buscamos por años, hasta que descubrimos que una de las familias que también había dado a luz en esa clínica se había marchado días después a su país. Perdimos su rastro, y fue muy difícil encontrarlos. Estábamos a punto de rendirnos cuando, en una revista, mi padre te vio. Cuando me la mostró, fue como ver a mamá nuevamente. Tú… tus ojos, tu pelo, eres la viva imagen de ella.

—Quise viajar, pero mi padre dijo que debíamos ir con calma. Tal vez tú no nos querías en tu vida, o tal vez nuestro estilo de vida te incomodaría. Investigamos sobre ti y supimos que estabas bien, y eso era lo que realmente nos importaba. Planeaba mantener mi distancia hasta verte casada, y luego volver con papá. Pero mis hombres notaron ciertos incidentes en los que salías perjudicada, y tu supuesto prometido tampoco te ayudaba. Así que decidí poner a alguien a cargo de tu seguridad. Esa persona hoy me avisó de todo lo sucedido, y no lo pensé dos veces. Vine a hablar contigo. Tal vez no me creas o te suene loco lo que te digo, pero los Vitales tenemos palabra y jamás mentimos en estos temas. La familia es el bien más preciado para nosotros, y por eso estoy aquí. No estás obligada a aceptarme como hermano, pero siempre que me necesites, estaré para ti.

Vivían siguió mirando hacia el mar detenidamente y, de pronto, preguntó:

—¿Cómo era ella?

Nikolai tomó su teléfono y, extendiéndoselo, respondió:

—Nunca perdió la esperanza de encontrarte.

Ella miró la foto detenidamente. Lo que él decía era cierto: era la viva imagen de esa mujer. Luego levantó el rostro nuevamente.

—Siempre imaginé este momento, cómo sería si mis verdaderos padres me estuvieran buscando. Siempre creí que me habían abandonado o que estaban muertos… pero saber que nunca la conoceré me pone triste. A la vez, siento que un peso se ha ido de mi corazón. Gracias por estar aquí esta noche.

Nikolai la abrazó nuevamente y, al notar que estaba helada, comentó:

—Creo que debemos irnos. Hace frío y te estás congelando… ¿Qué piensas hacer? ¿Quieres regresar?

Vivían lo miró a los ojos. Sin saber por qué, confiaba ciegamente en él.

—No. Quiero irme muy lejos y desaparecer.

—Puedo ayudarte con eso —respondió él, levantándose y extendiendo la mano.

Ella la miró y, sin dudarlo ni por un segundo, la tomó. Ambos se dirigieron a la salida, pero cuando ella intentó ir hacia su auto, él la detuvo.

—Lo rastrearán. Si quieres desaparecer, lo mejor será dejarlo aquí.

La chica dudó un instante. Asintió.

—Tomaré mi bolso.

Nikolai observó cómo su hermana sacaba solo su bolso y dejaba las llaves del auto dentro. Luego, ambos subieron al coche de él y se marcharon sin dejar rastro de adónde se dirigían.

---

**Tres años después…**

En el aeropuerto de Los Ángeles, una mujer de figura imponente y gran belleza se dirigía hacia la salida, escoltada por varios guardaespaldas. Su padre y su hermano mayor le habían pedido que no viajara, pero al ver su negativa, decidieron permitirle volver con la condición de llevar suficiente seguridad hasta que pudieran alcanzarla.

Al llegar a la salida, al ver a los hombres que la esperaban, giró hacia Iván, el hombre de confianza de su hermano. Él, al notar su expresión, se apresuró a decir:

—No sabía de esto, señorita…

—Por supuesto que no —ironizó, esperando a que le abrieran la puerta del auto. Subió y ordenó—: Directo al hospital, por favor. Luego iremos al hotel.

—Como ordene, señora.

Una vez el auto arrancó, encendió su celular. Desde la noche en que se fue, no lo había vuelto a prender, tal como le había aconsejado su hermano para no ser rastreada. Pero ahora, con el señor Lauren gravemente internado, había decidido volver. En su antigua vida, él había sido el único que le mostró un cariño genuino. Por eso, cuando sus informantes le hablaron de su estado, no dudó en dejarlo todo y regresar para agradecerle todo lo que había hecho por ella. Tenía miedo de volver, pero era necesario por dos razones: una, verlo a él, y otra, saber si en verdad estaba casada o si Mark nunca había presentado los papeles ante un juez. Esa era la única incógnita que había tenido durante todos estos años. No por amor, sino para cerrar ese capítulo de una vez por todas.

Cuando el celular levantó señal, cientos de mensajes y notificaciones comenzaron a llegar. Había estado apagado por tres años, y ahora los mensajes no le permitían hacer la llamada que quería. Luego de unos diez minutos, lo tomó nuevamente, buscó entre sus contactos y marcó el número de Francisco Lauren. No pasó mucho hasta que una voz ronca y exaltada respondió del otro lado.

—¿Hola? ¿Vivían? ¿Vivían, eres tú?

—Hola, abuelo. Tranquilo... quiero que te calmes.

—¿Dónde estás? Iré por ti ahora mismo. Dime dónde…

—Estoy en camino. Espérame cinco minutos, ya estoy contigo.

Él aceptó, y luego de colgar miró a su nieto, que tenía el rostro ensombrecido.

—Ella está en camino. Quiero que te vayas.

—Abuelo, ¿te das cuenta de que yo soy…?

—No sé qué le hiciste a tu esposa, pero sea lo que sea, lleva tres años evitándote. No voy a incomodarla. Sé que tienen que hablar, pero primero quiero verla y saber cómo ha estado. Luego pueden seguir con sus asuntos. Ya no me meteré.

Mark lanzó una mirada dura a su abuelo. Luego, tras despedirse, se dirigió a la salida para esperar a Vivían. Tenía muchas cosas que decirle… y esta vez, no pensaba dejarla escapar.

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Comments

yinnere

yinnere

este Mark es un imbécil, espero no queden juntos, es mas me voy al último capítulo publicado a ver si sigue con este idiota!

2025-05-11

3

Elizabeth Medina

Elizabeth Medina

que se cree Mark ,no tiene cerebro para darse cuenta lo idiota que es y no valoro el amor de eya

2025-05-14

0

Nancy Cortes J

Nancy Cortes J

esta súper , me encantó

2023-12-02

3

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