capitulo 4. Enigma del Hombre Misterioso

Yenireth salió de la oficina con el ceño fruncido y los pasos firmes. La frustración se apoderaba de ella al darse cuenta de un detalle inquietante: el hombre que había salido antes **desapareció en el momento exacto en que comenzó a discutir con el señor Juan.

Ese pensamiento no la abandonaba, pero no podía perder más tiempo lamentándose. Tenía que averiguar quién era.

...MIENTRAS ...

Raicel llegó a su oficina y se dejó caer en la silla, tamborileando los dedos sobre el escritorio. Su mente volvía una y otra vez a la escena en la oficina del señor Juan.

¿Quién era ella? murmuró para sí mismo. No solía darle importancia a encuentros fugaces, pero esta vez era distinto. Algo en su actitud, su intensidad, lo había dejado intrigado.

Pero lo más extraño era que, no podía olvidar su rostro.

Cabello negro como la noche. Ojos claros, llenos de determinación. Cuerpo perfecto, piel morena y un aura de fuerza que lo obligaba a pensar en ella más de lo que quisiera admitir.

Su concentración se rompió cuando Richard entró sin previo aviso, como siempre.

¿Acaso no sabes tocar? soltó Raicel, sin molestarse en levantar la mirada.

Richard apoyó un codo sobre el escritorio y lo observó con atención antes de soltar:

En esta vida solo hay dos cosas que realmente te importan. tu familia y la empresa. Así que dime, ¿cuál de las dos te tiene tan pensativo?

Raicel exhaló con fastidio.

Ninguna.

Richard arqueó una ceja, sorprendido.

¿Entonces?

Raicel se recostó en la silla y entrecerró los ojos.

Hoy, cuando fui a firmar el contrato del local de mi madre, pasó algo extraño. Justo al salir, se me atraviesa una mujer… hermosa.

Estaba discutiendo con el Agente inmobiliario pero como no la conozco, no tenía idea de lo que ocurría, así que simplemente me fui.

Richard soltó una carcajada.

¿Qué? ¡Esto sí es novedad! Déjame adivinar… ¿Te enamoraste a primera vista?

Raicel bufó, cruzando los brazos.

Por Dios, Richard, no digas tonterías. Tú más que nadie sabes que yo no creo en el amor.

Su amigo sonrió con burla.

¿Y entonces por qué sigues pensando en ella?

Raicel afiló la mirada antes de responder con voz firme.

No estoy enamorado. Solo digo que era una hermosura.

...EN EL SALÓN DE BELLEZA ...

Yenireth se acomodó en su estación de trabajo, pero su mente no estaba en las clientas ni en los esmaltes de uñas. Ese hombre, que salió de la oficina del señor Juan seguía dando vueltas en su cabeza.

¿Cómo hago para encontrarlo? susurró, moviendo el celular entre sus dedos. No podía regresar a la oficina y preguntar directamente, no era una opción viable.

Su pensamiento fue interrumpido por una llamada entrante.

📱Hermana

¡Aló! Hola, ¿cómo estás? ¿Podemos vernos hoy?

Yenireth

¡Claro! Te llevaré algo rico.

Más tarde, en su departamento, Yenireth se acomodó en el sofá mientras le explicaba todo lo que había pasado en la oficina.

Necesito encontrar al dueño actual del local. Solo lo vi una vez, pero **tengo que averiguar quién es.

Miró todas las opciones posibles:

1️⃣ Contratar un investigador privado, pero no tenía presupuesto, para eso.

2️⃣ Pedir ayuda a su cuñado Cleiver.

En ese momento, Cleiver, que había estado escuchando la conversación desde la puerta, intervino con una sonrisa.

Pues creo que la segunda opción es la mejor.