Mujer

Cuando la manada salía a cazar, Nilsa se alejaba de ellos y regresaba a su forma humana, se sumergía en el río para lavar su cuerpo y comía la fruta de los árboles que crecían a la orilla del río, moría por una comida humana, pero aún no quería regresar a la ciudad.

Paso otro año con la manada de lobos salvajes, ella tenía ya 12 años. Una noche salió de la cueva y se alejó hasta llegar a la ciudad, llegó a la casa de la familia que la había adoptado, aún seguía en el mismo lugar, pero no sintió ganas de volver por fin era feliz, después camino por las calles hasta que llegó a un basurero ahí el aroma a pizza le llamo, su lobo se quedó quieto frente al alimento su cuerpo no lo deseaba, pero su lado humano sí, regreso a su forma humana y metió el pedazo de pizza en su boca, ella sonrió de felicidad al sentir el sabor del queso con pepperoni.

De pronto escucho pasos que se aproximaron, regreso a su forma de lobo y se alejó.

Camino por la calle en busca de más comida humana, su cuerpo se lo exigía.

Llego al basurero de un centro comercial ahí buscaba algunos restos de comida, se encontró con pequeños trozos de pan, volvió a su forma humana y las comió.

Después miró un contenedor con ropa, se acercó y tomo algunas prendas para ella, las metió todas en una bolsa, se volvió a convertir en lobo pues la entrada para el basurero era muy pequeño, solo en su forma de lobo podía entrar y salir.

Salió del lugar con la bolsa en el hocico, corrió hasta el bosque, cuando estaba cerca de la cueva, se volvió humana miró la ropa y se la coloco, le quedaba perfecta, se quitó de nuevo la ropa y la escondió entre los arbustos de un árbol, después regreso a su forma de lobo para entrar a la cueva, la loba gris la miró y volvió a dormir.

Nilsa estaba contenta de que la loba gris no se molestará que ella fuera a dar un paseo por las noches, sabía que era libre de regresar al mundo de los humanos, pero amaba estar cerca de la manada.

En el día se lavaba su cuerpo en el río y colocaba su ropa, se recostaba en el pasto verde y dormía como humana.

Le gustaban los paseos por las noches, no solo contaba con diferente ropa, también contaba con zapatos.

Ya tenía perfumes y un cepillo con el que cepillaba su cabello.

Una tarde después de lavar su cuerpo y vestirse, decidió recostarse para descansar.

El aliento de un hocico en su cara, hizo que despertara. Al abrir los ojos se dio cuenta de que la loba gris estaba olfateando su cuerpo, Nilsa se quedó inmóvil tenía miedo.

La loba gris se quedó sobre sus patas mirando a Nilsa.

Nilsa se levantó.

- Puedo explicarlo mamá, fue lo único que salió de su boca.

La loba gris la miraba con calma.

Nilsa se quitó su ropa y se volvió lobo frente a la gran loba gris.

Cuando la loba miró a la loba de Nilsa, se levantó y comenzó a gruñir.

Nilsa se quedó quieta sobre sus patas y agachó su hocico, con vergüenza.

La loba gris se acercó y pasó su lengua por su hocico.

Nilsa la miró y la loba gris acaricio su pelaje con su trompa.

Nilsa salto sobre ella y la mordía de felicidad.

A la loba gris no le importaba lo que Nilsa fuera ella la amaba.

Otro año más paso, al cumplir trece años Nilsa comenzó a experimentar cambios en su cuerpo.

Una noche mientras se encontraba en el basurero comiendo un pedazo de hamburguesa, su cadera le comenzó a doler, se dio cuenta de que había sangre entre sus piernas, no le tomo importancia y se limpió.

Se convirtió en lobo y se marchó a la cueva de su manada.

Pero su aroma había cambiado, los machos de la manada se colocaron a su alrededor, ella sintió miedo.

La loba gris gruño para defender a Nilsa, los lobos comenzaron a gruñir, Nilsa salió de la cueva, los machos iban tras ella, pero la loba gris los golpeaba con su hocico, para que Nilsa pudiera escapar.

Ella se transformó en humana cuando estaba lejos y se sumergió en el río.

El agua estaba helada, pero ella quería ocultar su aroma de los machos. Recordó un día mientras limpiaba el baño de sus padres adoptivos mirando algunos papeles con sangre y recordó que Nani le explicó que las mujeres cuando se convierten en adultas sangran, ahora soy una mujer adulta, pensó Nilsa con tristeza, esto la alejaría de la manada.

Después de mirar las estrellas con tristeza por saber que tendría que dejar la manada, se colocó su ropa que tenía escondida. Camino como humana por el bosque, llegó al pequeño pueblo y entro a una tienda para conseguir toallas femeninas.

Las personas de la tienda la miraban con temor, su ropa estaba sucia, caminaba descalza, su cabello estaba lleno de hierbas.

Tomó las toallas y salió caminando hacia la puerta del negocio. El gerente del pequeño súper la tomo de un brazo.

- ¿A dónde crees que vas ladrona?

Nilsa lo miró enojada y no decía ninguna palabra.

- Tienes que pagar por eso, le respondió molesto el gerente.

Nilsa enseño su dentadura como si fuera un animal, él la soltó, pensó que ella lo iba a morder.

Nilsa salió corriendo del pequeño supermercado.

Llegó al bosque y entre los arbustos leía las instrucciones del empaque.

Una mujer comenzó a gritar.

- ¡Oye niña, estás ahí!

Nilsa no quería salir de su escondite, tenía miedo de ser atrapada.

- Hace unos años mi hermana me contó de una pequeña niña que corrió hacia el bosque y jamás la encontraron. Ella ya murió y le decíamos Nina.

Me dijo que el nombre de la niña era...

No recuerdo bien, pero algo me dice que esa niña eres tú.

Nilsa sintió un dolor en su pecho al escuchar que Nina estaba muerta, habían pasado casi tres años.

La joven salió de los arbustos y se acercó a la mujer.

- ¿Nina murió?

- si, hija, ella estuvo siempre preocupada por ti.

- Soy Nilsa.

- Nilsa, si claro, no tienes que tener miedo yo pagué la caja que tomaste del súper. Vivo aquí cerca, ¿te gustaría comer algo?.

- Si me gustaría, dijo Nilsa tocando su abdomen. Su cuerpo humano le pedía alimento.

La señora caminó hacia su casa y Nilsa caminaba detrás de ella.

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