frente a frente

el los últimos dos meses que quedaban del año, Ana se le pasaba pasando papeles ni siquiera podía dormir de lo intranquila que se encontraba el año ya se estaba acabando y el momento al fin había llegado, pero ante toda esa preocupación se dió cuenta de que los pequeños detalles hacen la diferencia rogó a sus padres que le permitieran pintar su cabello de un vino tinto fuerte al principio no les gustaba mucho la idea, pero ya después pensaron que no tenía nada de malo tener un cambio de look además tal vez fuera el último día que pasaran Juntos con su hija así que aceptaron, pero con la condición de que ellos la acompañaban, Ana sin vacilarlo dijo que si.

al llegar a la peluquería le entraron los nervios nunca antes había hecho algo tan drástico como cambiar su color de cabello lo único seguro es que iba a funcionar o eso pensaba ella pues había estudiado cada detalle de Michelle Williams sabía que su color favorito era el vino tinto que sentia atracción a las personas con ojos verdes y además de eso sus pasatiempos preferidos ya estaba todo preparado pensó con orgullo y sin darse cuenta el peluquero ya había acabado su trabajo sacándola de sus pensamientos. al mirarse al espejo sintió algo de repulsión odiaba los colores relacionados a la sangre lo cual era su mayor miedo, pero su determinación en el plan era tan importante que se olvidó de ese detalle.

al bajar de la silla solo pude ver la cara de alegría de las tres personas que quería demasiado las cuales la felicitaban con emoción por el cambio de look

-ahhh te ves igualita a rías gremory aún que te falta la altura jajaja - dijo felizmente Lizzie.

-wooow pareces una diablilla- dijeron los padres al mismo tiempo con una sincronización perfecta.

Ana al escuchar esto solo se hecho a reír los halagos la habían hecho sentir mucho mejor y más segura de la declaración que había tomado y al parar de reir solo dijo:

-muchas gracias, a decir verdad no estaba muy segura si me iba quedar bien, pero al escucharlos me sentí muy segura.

tanto sus padres como Lizzie se sintieron realmente alegres por ella además querían que el último mes fuera el más feliz para Ana y se fuera sin remordimientos.

...

el momento había llegado el último mes fue el mejor la había pasado de maravilla con Lizzie y sus padres, pero aún así se sentía culpable por todo lo que había hecho y ni siquiera sabía si en un futuro fuera perdonada por la farsa que estaba haciendo la única que sabia toda la verdad era Lizzie y no sabía si la miraría con reproche después.

los padres de Ana la acompañaron a coger el bus que la llevaba el instituto. los tres estaban muy tristes ya no podrían verse todos los días sino apenas en las vacaciones, el bus había llegado y las lágrimas de los tres empezaron a salir estaban abrazados y no querían soltarse, pero ya era momento de irse los dos padres la soltaron y la dejaron ir mientras miraban como subía al autobús al entrar Ana rápidamente abrió una ventana y grito.

-nos volveremos a ver sr.alfred y sra.liz - dijo Ana sacando su lengua

a Alfred le causó gracia su comentario y se echó a reír mientras que a Liz fue todo lo contrario para ella era un insulto que su hija la llamara por su nombre al escucharlo salió corriendo detrás del bus y empezó a regañarla.

-ni creas que te escaparas de esta jovencita aquí te estaré esperando

Ana se hecho a reír y dejó ver una resplandeciente sonrisa la cual enamoro a los chicos del autobús que no paraban de mirarla sin embargo ninguno se atrevió a hablarle en el transcurso del camino simplemente se dignaron en dejarlo en un bonito recuerdo.

el autobús paro, desde la ventana se veía el hermoso internado femenino y la soledad en la que se encontraba al parecer las chicas todavía no entraban. Ana temblando salió del autobús ni siquiera agradeció al conductor de los nervios que tenía, pero al bajarse no se percato que no era la única chica que salía del autobús sino que otras dos chicas bajaban de el al verlas Ana trato de acercarse para hablarles, pero estás la ignoraron dejando la atrás pues al aparecer las dos ya habían entablado una conversación y no querían terceros. Ana se sintió ofendida por su comportamiento infantil se sintió otra vez en el colegio donde siempre fue ignorada exceptuando a Lizzie la cual adoraba un montón.

al llegar a la entrada vio más de 20 chicas las cuales variaban en edades al parecer ya todos habían conseguido un grupo lo cual la preocupo creyó que no sería capaz de conseguir amigas ya estaba aburrida de andar muy sola hasta que alguien de la nada le susurró al oído porque tan sola pelirroja. al voltearse y al ver quién era se le hielo la sangre no podía creerlo primero tartamudeo.

-te, te conozco o perdón mi grosería me presento soy erika y ¿tú eres?.

-erika es un bonito nombre, perdón si te asusté soy Michelle Williams soy la representante del consejo estudiantil y me deber es guiar a las nuevas chicas y creí que estabas desorientada por lo que vine a ayudarte.

-yo estoy bien agradezco tu ayuda - dijo Ana forzando una sonrisa.

-ya veo de todas formas es mi deber enseñarte las instalaciones, no seas terca pelirrojita.

-por favor no me digas así -dijo Ana con voz decidida.

- oye tranquila solo estoy bromeando no te lo tomes enserio, sabes perdon mi atrevimiento, pero tu rostro me resulta familiar tus ojos son igualitos a ella...- en la voz de Michelle se escuchó dudas y sin rodeos Ana le pregunto a quien tenia parecido tenia miedo de que la haya reconocido.

-no importa solo estoy divagando, mejor vayamos a ver las instalaciones.

Ana no podía creerlo estaba frente a frente con la persona que más odiaba ni siquiera sabía que pensar no podía haber tanta coincidencia con el encuentro al principio le resultó un poco sospechoso, todo parecía ya planeado lo cual la preocupo y ¿que tal si se dió cuenta que era ella? tal vez se enteró de todo el plan y la iba a dejar en su lugar, Ana ya no sabía ni que pensar sus pensamientos se nublaron con un montón de preguntas sin respuesta al mirar a Michelle se dió cuenta de lo tranquila que ella se encontraba. sintió un poco más de calma al saber que Michelle no sospechaba nada raro.

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