No puedes tocarla.

— En otra ocasión será, tengo un compromiso ineludible.

— Esa es una forma Cortés de evadirme, pero seré paciente, eso hago cuando algo o alguien me interesa. — Sus ojos me miran y su mirada intensa logra que me pierda por un momento.

— Con permiso. — Es lo único que puedo decir antes de subir a mi auto y alejarme de ese hombre.

Desde niña he tenido, algo así como un sexto sentido, puedo percibir cuando debo alejarme de alguien, y sé que debo alejarme de él lo más que pueda, algo dentro de mí me grita peligro si está cerca.

Luego de salir a almorzar, vuelvo a la universidad, presento el parcial y voy de regreso a casa, por extraño que parezca, no logro sacar de mi cabeza a Azrael Bernard, y la sensación de peligro que representa.

Pov Azrael.

— Señor ¿me mandó usted a llamar? — Se acerca Caín, sí, ese Caín del que todos hemos escuchado hablar.

— ¿Qué se siente al padecer durante miles de años en este lugar? — Hablo refiriéndome al infierno.

— Señor... — su voz se quiebra.

— Te voy a dar una oportunidad. — Corto las lamentaciones que vendrían a continuación.

— Voy... Voy a salir de aquí. — La esperanza se refleja en sus ojos tristes y rodeados por unas muy oscuras y marcadas ojeras.

— JAJAJAJAJ — Mi risa hace temblar la superficie en la que nos encontramos. — No mereces tanto, pero tendrás un respiro si cumples con la labor que te asignaré.

— Lo que usted desee, mi rey. — Dice en tono de súplica, dejándose caer de rodillas.

— hay una mujer, su nombre es Ariel de la Torre. Levántate y presta atención. —Hace lo que ordeno. Muevo una mano y ante nosotros aparece una pequeña nube de niebla en la que se divisa la imagen de Ariel. — Síguela, haz que su vida sea difícil, necesito que la hagas vulnerable.

— Físicamente, puedo... — Interrumpo sus palabras.

— No puedes tocarla, nadie debe hacerlo. — Mis palabras son firmes y contundentes. — Yo seré su salvador.

— No lo entiendo. — Entrecierra los ojos al tiempo que habla.

— Tu deber es cumplir con mis órdenes, no entenderlas, pero si no puedes hacerlo buscaré a otro, a fin de cuentas, almas atormentadas y desesperadas por salir de aquí es lo que sobra.

— No, no, por favor... No volveré a cuestionar sus motivos. Haré de la vida de Ariel de la Torre un completo caos. — Sonrío al escuchar la determinación en su voz.

Pov Ariel.

Los días han pasado y por fin llega el fin de semana.

— ¡Buenos días, familia! — Bajo con maleta en mano, llamando así la atención de mis abuelos.

— Buenos días. — Responde mi abuelo con el ceño ligeramente fruncido. — ¿a dónde vas?

— ¿Recuerdas haberme dado permiso para ir de viaje?

— Recuerdo haber dicho que lo pensaría.

— Abuelo... — Digo en tono de súplica. — Por favor.

— Ariel...

— Amor, deja que vaya. Sabes que debe vivir y compartir con los chicos de su edad. — Interviene mi amada abuela.

— Está bien, pero si notas algo extraño, por mínimo que parezca, promete que me llamarás, yo iré por ti, no importa donde estés.

— Lo prometo. — Le digo y corro a abrazarlo. En ese momento suena la bocina del auto de Luca, uno de mis amigos y quien además me gusta. Salgo y en el carro se encuentran Él, Adrián y Mónica, a mi espera, Lucas me ayuda con la maleta.

— Te ves hermosa. — Dice y deja un beso cerca a la comisura de mis labios, lo cual me sonroja.

— Espera un momento, he olvidado mi celular. — Uso mi huella digital e ingreso a la casa, mis abuelos están en la sala y no se percatan de mi presencia, los escucho discutir acaloradamente.

— No debiste pedir que la dejara ir. No es apropiado.

— ¿Qué es lo que no es apropiado? ¿Qué disfrute como las demás chicas?

— Sabes bien que ella no es como las demás chicas.

— No por eso tiene que padecer un encierro. No es una criminal, por Dios.

— Nunca lo vas a entender. — Replica mi abuelo.

— Por supuesto que lo entiendo, pero la amo y deseo que sea feliz.

— ¡Yo también la amo y por eso intento protegerla! — Mi abuelo se encuentra realmente ofuscado.

— ¿No te das cuenta de que en tu afán de hacerlo, nos estás destruyendo como pareja? ¡Te has olvidado de mí! Ariel necesita libertad y yo necesito de mi esposo. — La voz de mi abuela se quiebra mientras busca su mirada.

— Ariel necesita protección y esa es mi prioridad, lo demás pasa a segundo plano. — Sentencia mi abuelo.

— ¿Dónde quedó yo? — Pregunta mi abuela con lágrimas en los ojos. — Él no responde, solo baja la cabeza. — ¡¿Dónde quedó yo?! — Vuelve a preguntar mi abuela con más ímpetu.

— Todo lo demás puede esperar. — Es la respuesta que le brinda, veo el gesto de mi abuela y es como si le estuvieran desgarrando el corazón, mis lágrimas se desbordan y no puedo evitar sollozar.

— Ariel, cariño, ¿qué tanto has escuchado? — pregunta mi abuela.

— Ariel, será mejor que te quedes en casa. — Dice mi abuelo.

— ¿Para qué? ¿Para ser la causante del sufrimiento de las dos personas que más amo? — Tomo mi celular de la mesa y sin dar tiempo a que digan algo más, salgo a prisa y subo al auto en el asiento del copiloto.

— ¿Qué sucede? — Pregunta Adrián preocupado.

— ¿Ariel, estás bien? — Pregunta Mónica al sentir mi llanto.

— Por favor, vámonos de aquí. — Es lo único que puedo decir. Lucas enciende el auto y partimos rumbo a lo que se suponía serían unas excelentes vacaciones.

En el camino, llegamos a un mini súper para comprar algo de comer durante el viaje, ya que todo el recorrido lo haremos en el auto.

— Mónica, por favor ve con Luca. — Le pide Adrián para poder hablarme a solas. Ella asiente.

— ¿Deseas algo en particular? — Me pregunta Lucas con una sonrisa que intenta reconfortarme.

— No, gracias. — Intento devolverle la sonrisa.

— De acuerdo. — Acaricia mi mano y luego se marcha junto a Mónica.

— ¿Quieres hablar? — Un nudo se hace en mi garganta, Adrián se cambia de asiento para quedar junto a mí, me cubre con sus brazos, donde doy rienda suelta al llanto. — Tranquila... Todo va a estar bien.

— Eso es lo que más deseo, pero ya no estoy segura.

— Ya mi pequeña... No llores más. Aquí está tu mejor amigo, yo cuido de ti.

— Gracias... Lo sé.

Nota Autora:

Mis amadas, este diablo empieza a hacer de las suyas, ¿qué piensan?

Por cierto, he leído sus comentarios, no se preocupen, las ansias son compartidas, besos y feliz noche.

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Comments

Menenciana Sanchez

Menenciana Sanchez

Espero que el Diablo caíga en algún momento redondo ante Ariel que el amor pueda más que su ambición

2024-05-13

1

Gabriela De Ramírez

Gabriela De Ramírez

amé en brazos de la muerte y esta historia no me está decepcionando

2023-09-05

0

Vane Quiroga

Vane Quiroga

empezo con todo ...

2023-08-24

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