Aparcó el hermoso auto negro último modelo frente al local. Muchas otras personalidades también se encontraban ahí, eso no le gustaba demasiado que digamos. Belle le dijo que iba a ser una reunión pero no un evento masivo. “Buitres” pensó torciendo un poco la boca. Lucca rió con suavidad y le dio un ligero codazo, el rubio volteó a mirarle con un gesto de fastidio bajo sus delgadas gafas
-vamos, esfuérzate un poco, todos notarán que no estás a gusto, bro.
-¿se nota que no es mi ambiente? -dijo algo apenado
-a kilómetros -El moreno rió.
Fue como si activaran un swich en la memoria de Nico, como si desbloquearan un recuerdo. Unos ojos azul cristal y labios rojos como cerezas, ella y él tuvieron la misma charla esa noche en el bar. El rubio sonrió acalorado y Lucca no entendía ni jota. ¿Que bichó le picó? Pero Nico estaba más absorto recordando su primer beso. Si. Nunca pensó en ello, y no supo por qué de pronto ese pequeño detalle sin importancia saltó a su mente precisamente hoy, pero ese fue su primer beso. El no tenía facultades para hablar con mujeres, no hasta que Mina lo ayudó a superar ese problema, entonces si no podía hablarles menos pensar en besar a una chica. Esa noche sucedió sin que él esperara nada. Ella tiró de su corbata y se apoderó de sus labios virgenes con maestría experta. Sintió como su lengua lo dominaba por completo y el dulce sabor a fresas del vodka intoxicando su paladar. Fue delicioso, apasionante, sublime. Tal vez de ahí le vino esa afición por el vodka de fresa que no dejaba pasar. Se le hizo un gusto culpable. Y era raro porque las bebidas dulces eran más para mujeres. Tal vez era su subconsciente, que evocaba ese recuerdo neblinoso cada vez que un trago de ese licor pasaba por su garganta. Nico apretó los labios y se los mojó con la lengua con disimulo. Dios, por que hoy, por qué Justo ahora. Por qué su cerebro idiota no meditó las cosas hasta mucho después. Ahora ese pequeño detalle estaba en su cabeza, y estaría pensando en una extraña mientras bailaba con Belle. Eso era el colmo del descaro, y aunque solo él lo supiera (porque jamás le dijo a Lucca lo qué pasó aquella noche) no podía evitar sentirse culpable.
-hey, bro ¿todo bien? -el moreno lo regresó a la realidad y mentalmente se maldijo, hubiera deseado quedarse en sus recuerdos un poco más. Sonrió tratando de volver a enterrar esa sugestiva memoria y asintió.
-si, lo siento. Es que… recordé un pendiente que tenía. No importa. Vamos, al mal paso darle prisa…
Ambos entraron al local, y más de una dama les siguió con la mirada. Eran como el Ying y el Yang, Lucca enfundado en su traje Armani de corte europeo, negro y sobrio, corbata roja y pañuelo a juego, su cabello peinado y acomodado a la moda con algunos mechones rebeldes a un lado enmarcando ese lindo rostro. Nicholai con un traje claro, corbata negra y zapatos de vestir, se dejó el cabello suelto y las gafas delgadas de armazón rojo le daban un toque de sutil elegancia que las mujeres no pudieron ignorar. Apenas les reconocieron más de uno fue a estrechar la mano del festejado y desearle felicidades. Nico tuvo que hacer acopio de paciencia para no irritarse con tanta hipocresía y Lucca observando ávidamente memorizaba nombres y caras, ¿cuantos de estos gordos opulentos amasaron sus fortunas con dinero manchado de sangre? Si, era repugnante. Y más todavía para el, saber que por sus venas corría la misma sangre que los que hacían posible eso; que tipos como estos hincharan sus bolsillos con dinero sucio mientras inocentes pagaban por ello…
-¡baby! -una linda chica de cabellos cortos y castaños con luces rubias en un vestido dorado y corto de tirantes delgados abrazó a Nicholai delante de todos, el joven sonrió un poco- ¡Felicidades mi amor!
-Gracias Belle. -antes que ella intentara besarle el dio un tímido beso en la mejilla de la chica y ella tuvo que contentarse con eso. Belle Whilliams se estaba impacientado ¿cuando Nicholai le daría un beso como dios manda?
-ven, papá quería saludarte. Ah, hola Lucca, ¿y Lucy?
-en casa terminando un proyecto -ok, una mentira piadosa no hacía daño a nadie, pensó el joven con cierto remordimiento, pues sabía que su rubia traviesa se moría por ir pero Nico dijo no, y bueno, él era el jefe.
-lástima, me la saludas mucho, perdona, me robo a mi novio un ratito, su suegro pregunta por él. - la chica sonrió contenta y Nico hizo un gesto que solo su hermano entendió, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no reírse del pobre rubio.
-claro diviértanse…
Nico fue arrastrado por la chica y suspiró pidiendo a los dioses paciencia para soportar la noche. De pronto algo llamó su atención. Una pareja pasó al lado suyo y el rubio no pudo evitar voltear. La hermosa joven que iba con ese hombre capturó sus pupilas casi al instante, no solo por lo bella que lucía con ese vestido negro brillante abierto en una pierna, hombros desnudos y con el escote en la espalda, sino por el tatuaje de alas de ángel en su espalda….
-es ella…-murmuró atontado.
-¿qué pasó amor? -preguntó Belle mirándole, Nico tuvo que apartar la vista para contestarle y cuando volvió a mirar los había perdido entre la gente.
-papi, mira, ya llegó Nick, -la muchacha saludó a su padre contenta y el comisionado movió su enorme barriga para levantarse a saludar al festejado, Nico tuvo que fingir otra sonrisa y seguir el hilo de la conversación vacía que empezaba el señor, pero sus ojos recorrían todo el enorme local buscando a la chica del tatuaje.
-eh, es un gusto verle comisionado, gracias por la fiesta. -dijo elocuente, pero por dentro tenía ganas de quitarlo del camino y salir corriendo. Belle se colgó de su brazo feliz.
-bueno papi, ya déjamelo un rato para que bailemos…
-seguro, jajaja ay, los enamorados. Bueno vayan y disfruten la fiesta…
-con su permiso. Belle, ¿me das un minuto? Debo ir al sanitario. -dijo lo primero que se le ocurrió para zafarse y fue directo a donde los vio hace rato.
Estaba seguro que era ella, no podía equivocarse, ese tatuaje tan especial no lo había visto de nuevo. Además era idéntica, piel blanca, cabellera espesa y negra como la noche, ojos azules y labios tentadoramente rojos. ¿Por qué la buscaba? ¿Por qué quería volver a verla? Quizá solo para darle las gracias por haberlo ayudado aquella vez, quizá era porque hasta hace un momento su corazón latió como loco recordando ese primer beso tan ardiente que ella le había dado… ¿quién sabe? Solo sabía que quería volver a verla… y hasta hace un momento no se sentía así. ¡Todo por ese beso!
-una mujer así no puede pasar sin ser vista…-se dijo a sí mismo pensando.
Mientras tanto ella estaba en la pista bailando con el rubio una canción lenta. Anya podía sentir las miradas de más de uno sobre ella. Nathaniel sonrió de lado abrazando las caderas de la chica y pegándola a su cuerpo, presumiéndola. “Es mía” decía su ademán. Ella apartó la mirada de esos ojos verdes y suspiró discretamente. Lograron entrar a la fiesta y era hora de empezar el plan. Nathaniel acarició su hombro con lujuria oliendo el perfume avainillado de su nívea piel. Acercó su rostro al cuello de la chica y le susurró al oído.
-lo hiciste de nuevo, mi diabla, los tienes embobados… “perro” no olvides tu “trrabajo” encárgate del objetivo.
-si no me sueltas, no puedo. -dijo enojada.
Nathaniel tenía sus motivos para no quitarle el ojo de encima, ella tal vez trataría de huir. No sería la primera vez, por eso tenía que mantenerla en la celda de castigo. Anya era un zorra astuta, la última vez le costó mucho trabajo atraparla y cuando lo logró ella lo descuidó y se cortó las venas. Dijo “antes muerta que volver contigo” pero no le funcionó. Y no pensaba dejarla ir así nada más. No solo tenía un encanto que cautivaba a cualquiera que le mirara, Anya era una joya. La tenían desde que era una niña, fue entrenada con el resto de las que secuestraron pero fue la única que logró sobrevivir, eso la hizo fuerte y dura. tenía una inteligencia prodigiosa, hablaba cinco idiomas, dominaba muy bien varias disciplinas y sabía manejar diferentes armas, terminaba los trabajos con rapidez y se había hecho muy hábil negociando, por eso muchos la llamaban “la diabla rusa” Además tenía una belleza fuera de lo común. Su encanto logró que cerrara más de un trato con varios de sus socios y más de uno le había hecho generosas ofertas por “su diabla” pero él no era idiota, no la dejaría ir tan fácil.
Decidió que ella estaba en lo cierto así que la dejó, no sin antes recordarle que el lugar estaba rodeado y que no intentara nada estupido.
-no me amenaces, Nathaniel…-lo encaró la chica.
-sabes que a donde huyas te encontraré así que mejor no pierdas tu tiempo… nos vemos, niña…
Anya suspiró y comenzó a buscar a su objetivo. Le indicaron que tenía que cargarse al socio del comisionado de policía, el que dirigía la seguridad privada. Le dijeron que lo anunciarían al cortar el pastel, y que mientras tanto esperara. Decidió ir por algo de tomar…
Nico estaba a punto de rendirse cuando halló lo que buscaba en la barra del local, ahí donde los meseros servían las copas. Ella caminaba a paso lento y al rubio se le detuvo el tiempo un momento. No pensó, solo actuó. En dos pasos ya estaba detrás y cuando la chica llamó al barman alguien más ordenó por ella…
-vodka de fresa con mucho hielo…-Anya se giró y sus ojos encontraron a un guapísimo y joven hombre de cabellos rubios muy claros y profundos ojos azules, una argolla de plata en la oreja y sonrisa encantadora. -hey, qué tal…
-¿nos conocemos? -dijo dudosa. El muchacho rió suavemente y asintió. Anya volvió a mirarle fijamente y reconoció esos ojos inocentes y puros…
-¿cachorro?… tú “erres” ese chico lindo del bar de aquella vez…
-me recuerdas entonces, que bueno. -Nico pareció contento, el barman trajo su trago y se lo entregó a la chica.
-¿qué haces tú aquí? No “esperraba” volver a verte.
-me arrastraron. -dijo simplemente y se encogió de hombros. -¿y tú? Viniste con tu novio, supongo.
-¿mi novio?
-el tipo con el que entraste.
-¿me viste entrar? -Anya esbozó una fugaz sonrisa.
-es… es difícil no ver a una mujer tan hermosa…-el rubio no supo de dónde salieron esas palabras, su lengua se movió sola. Un sonrojo en las blancas mejillas de la chica y supo que dijo lo correcto.
-oh, yo… bueno, gracias. -Anya sintió un cosquilleo en el estómago, era el primer cumplido decente que había recibido en mucho tiempo. Además este chico no era como “ellos” él no era un lobo más. Algo en esos ojos limpios y brillantes le decía que él era especial. -el tipo con el que vine no es mi novio. Es… es mi jefe.
-¿entonces estás aquí por trabajo otra vez? Oh… ummm, perdona si te interrumpo.
-no, de hecho, “prefierro” estar contigo que con “cualquierra” de estos tipos. Eres Nico, ¿no?
-¿lo recuerdas? -el amplió más esa sonrisa. Entonces tal vez pensó en él alguna vez. Anya asintió. Era difícil olvidar a alguien así. El mundo en que se movía estaba lleno de escoria humana, un alma limpia era rara de mirar…-quieres… ¿quieres bailar un rato?
La chica sonrió una vez más y tomó su mano dirigiéndose a la pista donde estaban las parejas. Nico estaba contento, se quejó mucho para venir pero ¡mira como son las cosas!
-no creí que recordaras mi nombre… -dijo moviéndose lento y elegante con la musica, la chica encontró que, al contrario de lo que parecía, no era un lindo cachorrito perdido, era un hombre galante, y… un muy buen bailarín también. Recordó esa noche en el bar, y como por arte de magia también ese beso en la barra. Un beso dulce, unos labios inocentes que correspondieron con torpeza a su destreza maestra… recordar aquello hizo que Anya perdiera el piso unos instantes. Se olvidó de quién era ella y lo que tenía que hacer, solo quería disfrutar esos minutos mágicos que hicieron que valiera la pena despertar el día de hoy…
-digamos que también… también eres difícil de olvidar… Nico…
-de hecho, mi nombre es Nicholai. -el muchacho sonrió y Anya sintió como el piso se alejaba de sus pies… Nicholai… ¡era en nombre del socio al que estaban buscando!
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Comments
Anonymous
no me digan ella va a fallar lo tiene que matar a el están buscando/Grimace/
2023-11-03
1
Rita García
ijole en la torre no la chingues osea que ya lo tienen en la mira entonces ay no
2023-10-08
0
Milena Johana Fuentes zamora
Nicolai es al que enviaron a asesinar,
2023-09-11
0