Dentro, el club estaba lleno de humo de hielo seco. Luces de colores recorrían la pista de baile, convirtiéndola en un multicolor país de las maravillas repleto de azules oscuros, verdes esmeraldas, cálidos rosas y dorados brillantes.
Los ojos pardos de Apryl escudriñaron la pista de baile, donde delgadas extremidades cubiertas con seda y cuero negro aparecían y desaparecían en el interior de rotantes columnas de humo mientras bailaban. Las chicas agitaban las largas melenas de distintos tipos y colores tan llamativos que fácilmente podían confundirse con un arcoíris, los chicos balanceaban las caderas revestidas de cuero y la piel desnuda brillaba sudorosa. La vida relucía en ellos, oleadas de energía que le proporcionaban una mareante embriaguez y la atraían a unirse a ese ritmo de lujuria.
Sus labios se curvaron. No sabían lo afortunados que eran. No sabían lo que era sobrevivir a duras penas en el mundo de los hombres lobos, donde las mujeres apenas vivían sus vidas y los hombres eran obligados a ser alguien que a veces no deseaban ser, sin tener oportunidad de probar algo más en la vida.
Lo único que la confortaba es que pronto podría ser una de ellos. Una chica normal y corriente, disfrutando de todo aquello que la vida y la libertad plena te puede ofrecer.
El brazo de Emory se envolvió con el de ella, despertándola de los turbios pensamientos que brevemente la habían mantenido ensimismada y rápidamente dirigió su atención a la chica asiática.
—¡¿En qué piensas tonta?! —tuvo que gritar, ya que la música era muy estridente— ¡Vamos a bailar!
Apryl la miró con cara de estar mal de la cabeza pero no tuvo tiempo de negarse ya que Emory prácticamente la estaba arrastrando a la pista de baile.
Al principio se sintió fuera de lugar, al contrario que su amiga, la cual ya se había acoplado perfectamente al ambiente. Ella vestía un hermoso y reluciente vestido rojo (su color favorito) tan corto que hacía relucir sus esbeltas piernas con un escote que prácticamente le llegaba al ombligo. Se veía más sexi de lo normal y más llena de vida que nadie.
Apryl no pudo evitar sentirse influenciada por la exuberante vitalidad de su amiga, mientras movía las caderas de un lado a otro al ritmo de la música sin vergüenza ninguna, y sin poder evitarlo ella también comenzó a moverse.
Se permitió olvidarse de todo y por fin se dejó llevar por la música, sin darse cuenta de las múltiples miradas que hombres desconocidos les dedicaban a ambas.
Luego de lo que parecieron horas, Apryl se abrió camino a empujones entre la multitud de la pista hasta la barra con el cabello húmedo por el sudor y unas piernas que parecían no haberse usado como era debido en años.
—¡Disculpe! —gritó en un intento de llamar la atención del camarero.
Aunque no tenía ni la menor idea de lo que eran, antes había pedido pezones escurridizos, hormigoneras y domingas rosas. Por el momento, con el club hasta arriba y la música tan alta que vibraban los huesos, el tipo ni siquiera la miró. Debo admitir que no paraba, y que preparar un pedido de tres tediosos chupitos era un incordio. Pero tenía una amiga ebria que no paraba en la pista y dicha amiga necesitaba chupitos de forma urgente.
—¡Oye! —volvió a gritar al tiempo que golpeaba la barra con el puño, intentando llamar la atención del maleducado camarero. Este la miró de reojo, pero ni siquiera se inmutó en al menos preguntarle que deseaba.
Eso la encendió realmente y muy pronto la excitación que sentía fué reemplazada por un calor sofocante en su pecho que enseguida reconoció como rabia, y cuando a punto estaba de saltar por encima de la barra, coger al camarero de la nuca y arrastrar su estúpida y engreída cara por toda la barra, una voz masculina y sorprendentemente sensual se dirigió a ella.
—Si le sigues gritando de esa manera, definitivamente no te hará caso. Y más cuando obviamente eres menor de edad.
Oh.Dios.Mio.
¿Pero qué clase de espécimen se presentaba ante ella? Y encima con acento británico.
Enseguida todo su cuerpo se tensó y su corazón comenzó a revolotear nervioso dentro de su pecho.
—¿Y qué te hace creer que soy menor de edad? —preguntó con cierto tono coqueto en su voz que hasta a ella misma le sorprendió. Ni siquiera tenía idea de que pudiese hacer algo como eso. ¿Serán efectos de la bebida?
El desconocido sonrió de medio lado, mostrando un adorable hoyuelo en su mejilla derecha que la hizo suspirar por dentro. Sus ojos eran de color verde ácido, junto con unas cejas oscuras y pobladas, un mentón cuadrado y predominante, pómulos agudos, y una mirada electrizante que haría suspirar a cualquier chica. Además de que tenía un torso que tardaría muchas noches en explorar con su lengua...
Espera un segundo... ¿qué?
—Te he estado observando toda la noche y debo decirte que tu actitud desde que entraste por esa puerta y las muecas que hiciste cuando bebiste tus primeros chupitos te delatan; además de que no sabes caminar en tacones. Se nota que nunca lo haz hecho.
Apryl estaba a punto de diferir, pero se detuvo al interiorizar lo que acababa de decir. ¿La había estado observando toda la noche?
Movió las piernas, un poco nerviosa y el no se perdió ni un solo movimiento suyo.
—No sé cómo tomarme eso —se limitó a decir sin dejar de estudiar a aquel misterioso desconocido— Además, tú también pareces joven.
Y en verdad si que se veía joven.
Él solo se limitó a sonreír y le hizo una señal al camarero con la mano. Este enseguida captó su atención y se dirigió a él de inmediato.
—Cuatro chupitos para la dama —le dijo enseguida.
El camarero asintió y enseguida fué a atender la orden.
Apryl, sorprendida e indignada, miró al camarero con ganas de arrancarle el pescuezo.
Con que él si y yo no ¿eh?
—¿Cómo supiste que eso era lo que quería exactamente? —le preguntó ella, ya más intrigada con él.
—Tengo mis formas...—respondió él sin dejar nada más en claro— ¿Por qué quieres llevarte todas esas bebidas a la pista de baile?
—Es el cumpleaños de mi amiga.
Suspiró decepcionado y procedió.
—Vaya, que lástima. Entonces supongo que no querrás venir conmigo.
Apryl parpadeó una vez. Y luego otra. Y luego otra más. Tras esa obvia sugerencia, oficialmente se encontraba en tierras desconocidas.
—¿Qué? ¿Hablas en serio? Pero si me acabas de conocer.
—Si... y ya tengo el fuerte deseo de devorarte completa.
Era claro que era esto. La típica proposición de sexo sin condiciones ni ataduras. Y aunque no quería eso, su cuerpo parecía querer otra cosa.
No sabía si fueron todos los chupitos que había tomado, pero la ola de intenso calor volvió a envolver su cuerpo, pero no de rabia incontrolable esta vez, si no de algo totalmente diferente y poderoso que hizo temblar sus piernas y palpitar esa zona erógena entre sus piernas que tantas veces se había tocado en la intimidad de su habitación, mientras todos dormían en casa.
Sus ojos tomaron un brillo feroz, como el de un animal a punto de devorar a su presa y en cuanto estuvo a punto de perder el control de si misma y follarse a aquel desconocido ahí mismo frente a todas esas personas, Emory chocó contra ella, tambaleándose por todos los chupitos que se había tomado y obviamente borracha.
Eso fué suficiente para despertarla del trance y dejar de mirar esos intensos ojos color ácido que por un momento la tenían totalmente hipnotizada.
—¿Dónde están mis bebidas toooonnntaaa? —en ese mismo momento el camarero puso los cuatro vasos de chupito frente a ella y una sonrisa borrachina se extendió por su sudado rostro— Ooooohhh. Peero si aquííí están.
Los agarró todos y de una sola vez se los bebió como si de agua se tratase, luego agarró a Apryl del brazo y prácticamente la arrastró a la pista.
—Espera... —le dijo ella, buscando al desconocido pero se calló de golpe al ver que este había desaparecido del lugar donde estaba.
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Comments
IRMA MARTINEZ
si su loba quiere salir y el sera su mate???😜😜😜😜
2023-09-13
0
Irma Ruelas
😍🫣🤔🤔🐺😍😍😍😍
2023-07-22
1
mi vida y razón ser
porque presiento que es un vampiro o algo asi
2023-04-18
3